El tiempo arrastra todo. Incluso lo que parece contingente en primera instancia puede acabar siendo constitutivo. Pero vivimos en un presente en el que nada es definitivo. Donde la recapitulación de los vivos parece maniquea ante una proximidad tan maleable y confusa. Sólo podemos recapitular a los muertos.
Han sido muchas personas las que nos han dejado este año que para muchos será una página negra en la historia reciente. Hay quienes creen que de la pérdida de tantas vidas se puede extraer alguna enseñanza positiva, una lección solemne. Otros pensamos que antes que llevar a la introspección, lo que hacen las circunstancias de dolor extremo es sacar a relucir lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Pero cuando se acerca el final de este año tan aciago, precisamente porque se va para no volver, no se puede evitar echar la vista atrás y recordar todo lo que ya no está.
Y lo que se ha marchitado ha hecho mella socialmente más allá de los perjuicios de la nueva realidad en la que nos hemos adentrado. Un período donde la muerte ha acelerado la necesidad de cambios inminentes. Y muchas de las personas que han fallecido eran baluartes de una época anterior, representantes de un contexto concreto. 2020 ha sido el año donde la marcha de lo clásico ha entrado en caída libre. Es por esto por lo que, aprovechando las fechas, es preciso tomarse un momento para recapitular las personalidades que hasta su muerte en 2020 nos han inspirado y enriquecido en lo cultural.
TERRY JONES
“Always look on the bright side of life…” corea la canción del afamado grupo de comedia Monty Python. Terry Jones nos dejó el 21 de enero, y cabe preguntarse si seguría entonando esta misma letra de haber visto lo que el 2020 nos ha ofrecido. Uno de los rostros más reconocidos de la comedia británica, cuyas películas, series de televisión, eventos y apariciones han perdurado en la cultura popular por más de 50 años ha sido encumbrado por su talento de hacer de un humor inasible algo cautivador y funcional. Lo Pythonesco rompió moldes en cuanto a la esquematización clásica de la comedia, precisamente por lo incomprensible de su fascinante atractivo. Jones fue al humor lo que Valle-Inclán al teatro, y el amargo dolor de su muerte marcó el compás de lo que un 2020 tan culturalmente devastador estaba por presentarnos.
KIRK DOUGLAS
El legendario actor, escritor y filántropo llegó a vivir más de un siglo, resistiendo los envites de sus problemas respiratorios y otros achaques de la edad. El 5 de febrero de un recién estrenado 2020 se marchaba con 103 años un icono de aquel teatro y cine que inquietaba conciencias. Su trayectoria en la pantalla es una de las más longevas del mundo, pasando del cine mudo al technicolor. A él se le deben muchas de las obras grabadas en el palimpsesto de la historia del séptimo arte, entre ellas una que desde dentro desbrozó el entramado de negocios y prácticas extorsionadoras de Hollywood, Cautivos del Mal (1952). También será recordado por sus muy prolíficas colaboraciones con Kubrick, como Espartaco (1960), donde el actor americano interpretaba al icónico esclavo del mismo nombre, que con conciencia de su condición, clamaba justicia y se levantaba contra la tiranía romana. Su épica batalla con Laurence Olivier le daría el Oscar al mejor actor. Además destaca entre otras Senderos de Gloria (1956), película crítica y mordaz contra el maniqueísmo bélico de las potencias imperialistas, ambientada en el frente francés de la colonia de las hormigas, durante 1916, el mismo año en el que nació. Su compromiso, carisma y presencia hicieron que todas las obras a las que contribuyó impactaran, de una u otra forma, la estética y la historia cultural de varias generaciones.
OLLIVIA DE HAVILLAND
Si ya es una tarea titánica llegar a los 104 años, pasar 70 de los mismos detrás de las cámaras casi lo dobla en magnitud. Con el fallecimiento de Kirk Douglas este mismo año, los últimos iconos del cine clásico aún en pie dijeron adiós a una época a la que habían marcado de forma significativa. La estrella de Lo que el Viento fue la que más aguantó, y pasó a la historia como una actriz que tuvo éxito en la pelea con los grandes estudios para tener mejor trato con los actores en lugar de tratarlos como simples marionetas. No tenía miedo a los enfrentamientos y lejos de resignarse a ser una de las bellezas del Hollywood clásico acabó ganando roles de peso y complejidad, destacando entre las oscarizadas La Vida Íntima de Julia Norris (1946) y La Heredera (1949).
JULIO ANGUITA
A Julio Anguita le acompañaron la convicción y la dignidad hasta su muerte el 16 de mayo de 2020. Fue alguien que vivía como hablaba, gozando de respeto y admiración casi unánime, especialmente en su querida Córdoba, a la que dejó huérfana en medio de un mayo ya triste sin sus floridas fiestas populares. Maestro de profesión y comprometido hasta el final con la lucha política, predicando siempre con el ejemplo. Incluso después de jubilarse, el ex secretario general de Izquierda Unida y retirado alcalde de Córdoba continuó viviendo en su hogar como uno más, paseando con su familia y colaborando frecuentemente en los peroles de la Plaza Corredera, cerca de la gente como si el regreso a su vida como maestro no hubiese sido amortiguada por la burbuja de aislación popular a la que se somete la clase política más vulgar de este país. Julio promovió sin descanso la creación de foros y asociaciones incluso fuera ya de la política. A su muerte, los obituarios le llovieron desde todos los sectores del espectro político, incluso desde los socialistas que tanto le detestaban, pues su integridad intachable era el espejo impertinente que les reflejaba su propia mediocridad. No es que no le entendieran, es que no le querían entender. Elevaba la política a un nivel inasequible para los pintores de brocha gorda. Talento y dignidad fueron su problema. Un problema que no descansa con él… lo tenemos nosotros.
LUIS EDUARDO AUTE
Fue en ese oscuro principio de abril cuando los aplausos que manaban de nuestros balcones se convirtieron en lágrimas. Uno de nuestros cantantes más queridos se había unido a su James Dean para tirar piedras en el Edén. A sus 76 años bien podía presumir de ser un Leonardo Da Vinci del Siglo XXI, siendo capaz de hablar siete idiomas y dedicándose a la pintura, la escultura, la poesía, el cine y la música. Pero es justo reconocer que el cariño que se le propina a aquel niño que miraba al mar viene sobre todo motivado por sus maravillas musicales. El polifacético autor de obras como La Belleza o Al Alba, patrimonio reconocido de la canción de autor español nos dejó apenados por su marcha, que es la de un hombre cuya bondad y cuyo compromiso son equiparables a su talento inconmensurable en el escenario. Su muerte devastó muchos corazones, pues han sido numerosos los que con sus letras han zozobrado y clamado al firmamento.
PAU DONÉS
El vocalista de Jarabe de Palo nos dejaba en junio, truncando un momento de tibia esperanza por el progresivo aplanamiento de la curva epidémica. Perder al autor de tan lúcidas letras hizo que lejos de abochornar, el verano comenzase tan frío como las calles de su querido Baguergue. Vivía, en sus propias palabras, “la música en las tripas”. A lo largo de su desafortunadamente corta vida nos dejó muchos regalos: Depende (1998), De vuelta y vuelta (2001), Adelantando (2007)… el último, Eso que tú me das, un delicioso diálogo con Jordi Évole que copó unos cines españoles necesitados de un reapertura con grandes números.
LUCÍA BOSÉ
Si Ollivia de Havilland y Kirk Douglas fueron caras sobresalientes del Hollywood clásico, Lucía Bosé fue lo propio del neorrealismo italiano y una breve pero exquisita selección del cine español en los 50. La actriz italiana murió por coronavirus a los 89 años completamente sola, en un hospital desbordado y en un año donde su hijo ha sido noticia por todo menos por su música. La matriarca del clan Bosé fue estrella en películas donde el retrato social era crudo y la subtexto político afilado. Pasada su época de actriz, que muchos recuerdan como un gran apogeo dentro de su carrera, se retiró a Brieva donde expandió su faceta artística organizando exposiciones de sus propios enseres domésticos. Era una artista romántica y había dejado constancia muchas veces de cuánto le gustaba la soledad, pero es difícil que hubiera agradecido pasar los últimos momentos de su vida de una manera tan trágica como a la que le tocó enfrentarse.
NAYA RIVERA
A principios de junio, una mediática búsqueda tuvo en vilo a muchos fans de la intérprete de Glee. La actriz y cantante murió trágicamente ahogada en el Lago Piru, al que había acudido con su hijo de cuatro años. Su trayectoria, que contaba con roles importantes desde muy joven, continúa inspirando a muchos jóvenes que encuentran en la cultura pop un punto de inflexión generacional. La larga lista de premios que ostenta pasa por tres ALMA y un Gold Derby, pero muchos de su círculo cercano han afirmado que su fama no le impedía pasar tiempo con su familia y con sus seres queridos. Su dolorosa muerte ha apenado a miles de fans alrededor del mundo que la recordarán por su carisma tanto en la ficción como detrás de las cámaras.
KELLY PRESTON
Muy pocos actores pueden contar con una filmografía como la de Kelly Preston. La lista de películas y series de televisión en las que ha participado hasta su deceso supera los 60 títulos en 40 años de actividad. Conocida sobre todo en la pantalla pequeña (Mischief, Twins, Jerry Maguire…), la ya fallecida esposa de John Travolta se definía a sí misma como una gran pacifista. Su legado es casi el de toda una vida que ha sacado sonrisas a muchos que hoy le guardamos un inmenso respeto.
CHADWICK BOSEMAN
El prominente actor de teatro y cine perdió su batalla contra el cáncer el 28 de Agosto de este año. Conocido por su participación en películas como 9 Besos o 21 puentes, el intérprete también fue miembro de la Compañía Nacional de Shakespeare en Nueva York, dando vida a personajes como Macbeth o Romeo entre muchos otros. Muchos de sus compañeros del sector han afirmado que era una poersona con una determinación envidiable, que se entregó a su trabajo incluso cuando en su condición dejó de ser recomendable. Su perseverancia continúa siendo objeto de admiración y de homenaje.
VAN HALEN
Eddie Van Halen, cantante de la archiconocida banda que hace casi 50 años formó con su hermano, tuvo su última expiración este Octubre. El holandés es conocido por ser una de las figuras más innovadoras dentro del rock europeo, y a día de hoy su influencia se mantiene presente. La banda a la que daba nombre, aún en activo, se encontraba a las puertas de su siguiente concierto, que tristemente tuvo que ser suspendido ante la dolorosa noticia. Su influencia como músico y como artista creativo le han otorgado la inmortalidad de cara a su siempre fiel público.
JAVIER REVERTE
De su mano conocimos a Selous o Ionis. Su pluma nos llevó a otros continentes dando forma a lo que hoy son clásicos como Memorias de África o Corazón de Ulises. Falleció el 31 de octubre a sus 76 años el que fue nuestro escritor de viajes por antonomasia. Un decano literario a través de cuyas páginas nos transportamos a parajes exóticos y continentes inexplorados. Su prosa resbaladiza encandila como una suerte de opiáceo, pues el sobrio escritor endulzaba su retórica con tiernas descripciones y épica narración. El referente internacional de la literatura del género ha sido además pionero en nuestro país en la incitación simultánea a la lectura y al viaje. Una inmensa pérdida que contribuye al enrome luto literario que este año nos ha hecho guardar.
SEAN CONNERY
Este año ha sido triste en muchos aspectos, pero al cine le ha tocado vivir algunas de sus pérdidas más dolorosas. El legendario Sean Connery no es una excepción: su porte adusto y su gélida mirada fueron los del primer James Bond en la historia del cine, además del de William de Baskerville en El Nombre de la Rosa o Jim Malone en Los Intocables. Estuvo activo en el cine y en las fuerzas navales del Reino Unido. El padre de Indiana Jones se marchó el 31 de Octubre entre afectados obituarios.
MARCOS MUNDSTOCK
Para muchos, pensar en la figura de un narrador traslada inmediatamente a Mundstock. Su timbre pristino, su tono tan sólido. El miembro de Les Luthiers poseía una de las cabezas más ingeniosas para los malabarismos de palabras. El argentino fue especialmente querido en nuestro país por sus desternillantes circunloquios. La enfermedad le había apartado de los escenarios ya desde 2019, pero no fue hasta el 22 de abril en el que Marcos Mundstock dio su último suspiro. Siempre cercano y amistoso, demostraba conocer bien el lenguaje y ser amigo de las palabras. Hoy deben ser ellas las que se encuentren más desoladas.
CARLOS RUIZ ZAFÓN
“¿Qué clase de ciencia es esa que puede poner un hombre en la luna pero incapaz de poner un plato de pan en la mesa de cada ser humano?” escribía el autor en Marina.
Se fue el 19 de junio de 2020, durante un período en el que no pasaba un día sin un sobresalto. Este fue especialmente doloroso para los que nos ha servido de inspiración. Su prosa era romana, eqwuilibrada, blanca: tan lúcida como accesible y por eso pudo ser puerta de entrada hacia la lectura para muchos. Nos deja un legado de obras exquisitas que ojalá no sean nunca arrastradas por el tiempo. Nuestro compañero Sergio Murillo dedicó un artículo en homenaje a su obra.
IAN HOLM
Si la muerte de Zafón fue triste, el 19 de junio no hizo más que empeorar con la marcha de Ian Holm. Para Terry Gilliam, el actor que más le llegó a emocionar. Para Scorsese, Cronenberg, Soderberg, Branagh, Zefirelli, Lumet, Boyle, Besson y Scott, un hijo favorito cuyo afecto era motivo de disputas. Ganó el premio Lawrence Olivier por su actuación en El Rey Lear, donde fue capaz de hacer sombra al que fuera el mejor intérprete de Heathcliff en Cumbres Borrascosas. A día de hoy, nada ha igualado su actuación en Brazil, y a pesar su presencia en la industria cultural occidentalzante, sus papeles viven en el celuloide y en nuestro recuerdo, agitando hasta la última conciencia.
JUAN MARSÉ
El último superviviente de la generación del 50 (junto con Eduardo Mendoza) era, ante todo, un artesano de la caligrafía de los sueños. El autor de obras tan influyentes como Últimas tardes con Teresa o Rabos de Lagartija ha demostrado no solo conocer muy bien su oficio sino tener la capacidad de asimilar con precisión el contexto de una realidad social susceptible de plasmar a través de la ficción novelística. Su retórica estaba llena de lirismo que supo acercar la crudeza pero también la sencillez que permeaban el día a día de épocas no tan distantes de nuestro país. Muchos de los que han visto crecer su carrera han lamentado profundamente lo que ha sido un crepúsculo en la literatura moderna.
LUIS SEPÚLVEDA
El coronavirus se llevó al autor chileno en abril, mientras vivía su retiro en Oviedo. Su biografía es tan fascinante como la de los personajes literarios salidos de su imaginación: opositor de la dictadura de Augusto Pinochet, encarcelado y arrestado domiciliarmente para escapar dos veces y exiliarse, militar por la Brigada de Simón Bolívar en Nicaragua, periodista y escritor en Europa… además de un novelista romántico, escribió cuentos para niños y guías de viajes. Sus historias como Un viejo que leía poemas de amor han marcado la sensibilidad de muchos lectores, puesto que abundan los que entienden la obra de Sepúlveda como un estímulo literario incomparable.
QUINO
El humorista gráfico más querido del mundo murió a los 88 años. Su obra más conocida, Mafalda, comenzó como publicidad para lavadoras, pero acabó cogiendo tanta fuerza que se convirtió en el icono más prominente de las tiras cómicas en español. Bajo su apariencia infantil y amigable se esconden a menudo mordaces mensajes de crítica social y política, sin renunciar a escenas surrealistas tan al gusto del autor. Esta combinación tan excéntrica pero entrañable hace que el cariño por Mafalda perviva en tantas generaciones, al encontrar en la obra de Quino parte de una niñez a la que no se ha de renunciar.
ENNIO MORRICONE
La virtud de alterar el tiempo, testigo y verdugo inexorable de todas nuestras experiencias y recuerdos, está reservada a muy pocos. Un puñado de esos privilegiados tuvimos la suerte de presenciar en Madrid uno de los últimos conciertos en vida del célebre compositor, al que la edad le curtió en lugar de mermarle. El espectáculo de su música, con silbidos tan potentes como los tórridos latigazos del sol, la parsimonia de unos violines hechizados, las amargas tonadillas de unos trombones torcidos y el estremecedor llanto de los oboes acompañando a la voz de Dulce Pontes es algo que aproxima al espectador a lo infinito y a lo eterno. Morricone es inmortal. Morricone consiguió algo con lo que sueñan muchos artistas: lograr una obra capaz de ser autónoma. Su música no estaba subordinada al cine, vive por sí misma y transmite a toda demografía una plétora de sensaciones, imágenes y sueños como pocas tareass artísticas lo han logrado. La obra de Morricone es inmortal.