Ari Aster mezcla el terror con la comedia para dar vida a la demencial Beau tiene miedo
El cineasta Ari Aster se junta con Joaquin Phoenix para crear Beau tiene miedo, su película más ambiciosa hasta la fecha. Un relato tan único, divertido y asfixiante como surrealista, sorprendente e impactante. Una película que no dejará indiferente a nadie.
Con solo dos películas, Ari Aster no tardó en posicionarse como uno de los cineastas más reconocidos del siglo XXI. El director logró conquistar a su público con dos obras de terror como Hereditary (2018) y Midsommar (2019). Por ello había bastante expectación con el lanzamiento de su nuevo film Beau tiene miedo (2023). Si bien el resultado no es el esperado, es toda una experiencia.
Desde que se anunció con el título Disappointment Blvd., la película prometía, especialmente con el dato de que estaría protagonizada por Joaquin Phoenix y el propio Aster la describía como una “comedia pesadillesca”. Así, el film sigue a Beau, un hombre que debe enfrentarse a sus miedos y paranoias al aventurarse en una épica odisea para llegar a casa de su madre.

Posiblemente esta sea una película a la que es difícil enfrentarse. Beau tiene miedo es difícil de describir. Aster está totalmente desatado y deja volar completamente su imaginación para crear un relato en el que la razón y la verosimilitud desaparecen. Y a nosotros como espectadores, nos irá mejor cuanto antes lo aceptemos.
No es fácil hacer una película de 179 minutos. Y mucho menos como la que hace Aster. El director no le tiene miedo a nada, y si bien la primera mitad se digiere mucho más livianamente, es la segunda la que se hace un poco cuesta arriba. Quizás sea porque la pesadilla constante que vive Beau se va volviendo cada vez más freudiana o porque la primera mitad abraza el terror ansioso y asfixiante al que Aster nos tiene acostumbrados. De cualquier manera, ambos forman un rompecabezas que se siente que aunque se trate de encajar, hay algo que acaba por descolocar. Quizás esa es la magia de la película.

En ese sentido, a la dirección pocas pegas se le puede poner. El cineasta se vuelve a lucir creando esta atmósfera lúgubre y dominando tanto la comedia aterradora como el terror cómico. Esa primera hora y media en el que vemos el terror que tiene Beau para salir de su apartamento es totalmente brillante. Es aterrador pero al mismo tiempo divertidísimo y sabe manejar muy bien la tensión. Una mezcla perfecta que crea una delicia de secuencia en la que Joaquin Phoenix puede brillar como ya nos tiene acostumbrados.
Esa es otra, Phoenix vuelve a desempeñar otra gran actuación a su extensa carrera. En esta ocasión da vida a Beau, un hombre perturbado, inocente y que casi le tiene miedo a su sombra. El personaje da pena y, con todo lo que le pasa en el film, no puedes evitar ponerte en su piel y sentir el dolor y desesperación de no saber qué está pasando. Phoenix consigue que se plasme todo eso en su voz y apagados movimientos.

Ari Aster somete a los espectadores a sus fantasías oníricas
La principal queja quizás sea el guion, porque en el resto de apartados técnicos (banda sonora, fotografía, diseño de producción…) solo puede haber halagos. Es una producción que vale la pena disfrutar en la gran pantalla, si es que es posible disfrutar de este viaje casi astral. En términos generales, está bien, aunque en algunos aspectos se puede dar la razón a aquellos que creen que es un tanto extrema.
No el sentido de sexualidad, violencia o terror extremo, sino en el sentido de que Aster sale en demasiadas ocasiones de la narración para lucir su voz autoral. El director quiere dejar constancia de que no es una película más. Es su película y por eso nos hace descender en el subconsciente de este hombre perturbado que es Beau. En obras como Hereditary o Midsommar, había momentos inquietantes en los que el director sacaba a relucir su perturbada visión.

Con Beau tiene miedo no hay límites para Aster. No hay por dónde cogerlos y al final tenemos que hacer de psicoanalíticos para tratar de descifrar los mommy issues del director. Y esto no es una queja en sí, yo prefiero mil veces que Ari Aster siga haciendo películas antes que ir a terapia. Pocas voces hay tan fuertes como la suya en el cine que sepan hacer funcionar también el terror a la vez que aborda temas como la familia.
Estamos ante una película con muchos toques del cine de Charlie Kaufmann o David Lynch en el que sale a relucir todo el subconsciente de su autor en todos los sentidos. Es decir, exploramos la mente de Beau tanto en sus recuerdos, como en sus fantasías, traumas o miedos que tiene a la vida. Es un total descenso al caos que es la mente humana en el que en sus primeros momentos hay que dejar de plantearse qué dice la historia por el qué dice su director. Y, una vez aceptado el surrealismo caótico cinematográfico que es Beau tiene miedo, se experienciará una película que cuesta creer que exista.
¿Vale la pena ver Beau tiene miedo?
Grandes obras requieren grandes riesgos y Ari Aster decide dar un paso hacia adelante para sumergirnos en el demencial mundo de Beau. La cinta no tiene miedo para dejar la verosimilitud y cualquier razonamiento de lado para poder abrir hueco a la locura y el surrealismo freudiano que necesita Aster para abordar una historia sobre el amor madre-hijo a través del terror y la comedia. Única en su especie.
Beau tiene miedo llega a los cines el 28 de abril. La película está dirigida por Ari Aster y protagonizada por Joaquin Phoenix, Patti LuPone, Amy Ryan, Nathan Lane, Parker Posey y Stephen McKinley Henderson.