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Andrés García Cuevas: «El poema es un pacto de verdad»

Síntesis y verdad condensadas en Las ciudades

Andrés María García Cuevas (Murcia, 1999) estudia un Doble Grado de periodismo y comunicación audiovisual. El pasado mes de diciembre se alzó con uno de los Accésit del Premio Adonáis, por Las Ciudades. El que será su primer libro de poemas y de cuya edición se encargará Rialp.

Conversamos con el autor sobre su primer contacto con el verso, el galardón obtenido, su futura obra, premios literarios, panorama poético, entre otros asuntos.

P: ¿De dónde nace tu debilidad por la poesía?

R: Nace de una situación familiar concreta que es la enfermedad de mi padre. Mi interés por la poesía nace como todo joven que quiere expresarse en la adolescencia. El paso a la madurez. Todavía ahora evidentemente. Esas preocupaciones, intereses que tiene uno tiende a expresarlos. En mi caso, sobre todo, a raíz de esa situación familiar.

P: ¿Qué es lo que esperas de tu poesía?

R: [Resopla] Que me guste. Los primeros lectores de lo que escribimos somos nosotros mismos. Espero seguir tratando esos temas universales y aspirar a la universalidad. Aspiro a la síntesis. Creo que son —no sé si las dos más importantes—, pero dos de las características más importantes de todo arte, la literatura y, concretamente, la poesía. La literatura no deja de ser hablar de los mismos temas de siempre desde nuevas sensibilidades y estéticas. Ser el hombre de tu tiempo y asumirlo.

P: ¿Por qué la poesía y no otro género?

R: Pues la verdad que es complicado decirte. Al principio solo leía narrativa y teatro. Llegó un punto en que como lector que se iniciaba me di cuenta de que me estaba perdiendo algo que seguro que es importante. Realmente ha terminado siendo muy acaparador. Ahora prácticamente no leo narrativa desde hace años. Con la lectura me pasa una cosa y es que me queda tanto por leer que solo puedo dedicar mi tiempo a esto y es que sino no llego.

P: Te has alzado con nada más y nada menos que un Accésit del Premio Adonáis por Las Ciudades. Ha trascurrido más de un mes desde la gala: ¿Te lo esperabas?

R: Pues… tengo que decir, pero no por vanidad ni mucho menos, tenía cien por cien seguro que me iba a llevar algo. Cien por ciento. Y es que ya te digo no es por vanidad ni decir: “Mi libro es el mejor del mundo”, porque directamente para empezar no sabía cómo eran los libros de los demás. Entonces, no me puedo basar en nada. Tenía ese presentimiento.

P: Más allá de las temáticas como el amor o la pérdida. ¿Qué se va a encontrar el lector en Las Ciudades?

R: Se va a encontrar un espacio reconocible. La vida urbana es la vida de todos. Ese espacio urbano viene de mi propia experiencia. Soy alguien que ha vivido siempre en la ciudad, no tengo esa relación íntima de otras personas con el campo, con el monte. Además, utilizo mucha imagen porque es un recurso muy valioso que ayuda a empatizar. El poema es un pacto de verdad. A partir de una verdad parece más plausible que lo que se diga sea verdad.

P: En un poema titulado Desde el balcón recalcas: «Si nada puedes darme, nada tengo». ¿Crees que los jóvenes de esta generación carecen de entrega o les cuesta entregarse?

R: [Sonríe] Pues yo creo que sí. Por lo menos se ha ido retrasando el momento vital de esa entrega. Sí que es verdad que a mí personalmente no me ha costado encontrarla. Personalmente, en temas amorosos, soy muy selectivo. Aparte, hasta prácticamente este año, no solía salir de fiestas. Normalmente, me quedaba en casa leyendo o lo que sea. Tampoco soy muy introvertido. Del tipo de gente que sale por la noche para ver si va a tener algo con “esta o con este”. No me ha costado encontrar esa entrega, pero humildemente por lo que veo creo que falta un poco.

P: ¿Cómo está estructurado el poemario?

R: Está estructurado en dos partes. Hay un poema en el medio a modo de transición: Ninfea. La primera parte es “La ciudad encendida”, donde está el amor o el desamor, la experiencia amorosa. La segunda parte es “La ciudad arrasada”, donde se encuentra la ausencia, el vacío, la muerte, la vitalidad.

P: ¿Cómo afrontaste el proceso creativo?

R: El proceso lo tengo muy vinculado a la lectura. El hecho de encontrarme en un tiempo reservado a la lectura y a la poesía, sobre todo, leyéndola más que escribiéndola. Es como más propicio a inspirarme, desarrollar una idea que he tenido durante un tiempo. Cuando leo todo parece más fácil. Los poemas me suelen salir bastante de primeras. De hecho, corrijo poco o prácticamente nada. Mis poemas son muy cortos. Creo que un poema muy largo tiene que estar justificado. No noto que tenga esa capacidad o habilidad y me salen muy cortos y sintéticos. Suelo escribir tumbado en mi cama y con el móvil. Todo lo he escrito en el móvil, salvo un poema.

P: Conocías el premio, tengo entendido que tienes amigos que han ganado algún accésit. ¿Cómo decides presentarlo al Adonáis?

R: Precisamente, por valor personal. Que haya poetas en el jurado que admiro como Mesanza, Amalla Bautista son cosas que te motivan. El valor añadido que supone la Biblioteca Nacional. Para mí no había ningún otro premio —incluso con retribución económica— que pudiese igualar la ilusión del Adonáis.

P: Aparte del Adonáis, ¿lo presentaste a otro premio?

R: En septiembre fui finalista en el Loewe con este libro. El año pasado lo mandé también al Adonáis, pero todavía era un libro en construcción. No era el mismo libro realmente. El del Adonáis no estaba terminado, afinado. De hecho, me daba un poco de vértigo cuando supe que fui finalista en el Loewe, porque quería mandarlo al Adonáis.

P: ¿No descartas presentarte al Adonáis otra vez?

R: Lo descarto totalmente. Yo ya tengo mi accésit y voy a publicar en la colección. Evidentemente, me hacía ilusión llevarme la estatua, pero con lo que tengo estoy contento.

 P: ¿Y con el Loewe lo seguirás intentando?

R: Sí, sí con el Loewe seguro.

P: ¿Qué ha supuesto para ti que un jurado tan prestigioso te concediese dicho galardón?

R: Pff… es indescriptible [resopla]. Lo primero que le dije a cada uno es que sin duda los había leído detenidamente, que eran referentes para mí e influencia.

P: ¿Qué se siente saber que formarás parte de la colección Rialp?

R: Todavía no me lo creo y mira que el libro está ya en imprenta. Ya me han pasado la cubierta, realizado las correcciones pertinentes. El de Félix y el mío creo que saldrán los dos a la vez. No sé, no me lo creo del todo. Es muy especial pertenecer a esa colección por los poetas que han publicado.

P: ¿Crees que son importantes los premios literarios?

R: Son importantes, pero no lo son todo. Hay mucha gente que condiciona su trato dependiendo a quién eres dentro del mundillo y, desde luego, el hecho de ganar o no un premio supone una barrera. Yo no juzgo a las personas dentro de este mundo por los premios. Están muy bien porque te dan reconocimiento, pero [cavila unos segundos] llegan a ser un poco enfermizo.

P: ¿Es posible triunfar sin un premio literario en tu currículum?

R: Hombre, es que ya te digo. Ahora mismo hay tanta ‘premiodependencia’. Tendría que ser un libro extraordinario que se moviese muy bien. Hay tantos factores que influyen en que los premios tengan ahora mismo la relevancia que tienen. Tendría que ser un libro bueno, un bombazo y con una promoción sin peros para poder hacerte un nombre de la nada.

P: ¿Hay algún libro galardonado que te haya impactado?

R: Hay varios que me han gustado. Por ejemplo, el de Guille; Otras nubes. La sensibilidad de Guille no solo en su poesía, sino también como persona. Leyéndolo y siendo su amigo he aprendido mucho. De hecho, le dedico un poema en el libro y también lo cito, porque para mí tiene ese reconocimiento. Por supuesto, Las niñas siempre dicen la verdad, de Rosa Berbel. Nimiedades, de María Paz Otero.

P: ¿Qué opinas de la corriente que se ha propagado en redes sociales en torno a la poesía?

R: Desde el desconocimiento de la literatura, sí que hay una tendencia preocupante a ligar redes sociales con calidad literaria cuando no tienen nada que ver.

P: ¿Consideras poesía lo que se genera en Instagram?

R: Yo no la considero poesía. Se puede escribir sin métrica, pero desde un cierto criterio, ellos no siguen criterio alguno. Es decir, es de una arbitrariedad preocupante y encima feliz por el desconocimiento que supone.

P: ¿Existe una voz legítima que se atreva a afirmar los límites de la poesía?

R: Una voz legítima no, pero sí existen herramientas para identificar los que es poesía. Tú puedes tener licencias, pero cuando no sigues ningún tipo de criterio técnico, artístico ni nada es complicado. La poesía, el arte es darle profundidad a un mensaje. Decir: “El día está nublado y mi corazón está gris porque te has ido”, eso es un mierdón increíble. No hay por donde cogerlo. Hay cosas que no son inteligentes, ni son sensibles, ni reflejan un oficio artístico. También entiendo el gusto de cada uno. Por ejemplo, lo que para mí es un “mierdón” a otra persona le gusta más y refleja su situación. No es un poema, será lo que sea. Una expresión del alma, pero para mí hay cosas que no son… [niega con la cabeza].

Manías, influencias literarias, recomendaciones

P: Manía o manías que tengas a la hora de escribir.

R: El hecho de escribir en el móvil porque no me gusta mi letra, por ejemplo.

P: Aparte de ignorar (en todas sus conjugaciones) y simulacro añade a tu lista personal una o más palabras que odies que aparezcan en un poema.

R: Pff… Esa es buena, eh… sexo.

P: Autores y autoras que más te han influido e influyen en tu figura de poeta.

R: Borges, D’Ors, Mesanza, Luis Alberto, Amalia, Guille…

P: Completa la frase: “Escribo poesía porque…

R: Realmente me hace feliz. Cuando termino un poema es acojonante la sensación.

P: Completa la frase: “Para mí la literatura es…

R: Imprescindible.

P: Un libro que te hubiese gustado haber escrito.

R: La Comedia, de Dante.

P: ¿Qué estás leyendo actualmente?

R: Proyecto de interiorismo, Insectario y también una traducción de La Eneida de Hiperión.

P: El próximo Premio Cervantes se lo darías a…

R: Mesanza.

P: Alguna recomendación literaria para todo aquel que lea esta entrevista.

R: Recomiendo mucho los libros de Guille y de Rosa Berbel.

 

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