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Luna Miguel: «Le daría el Nobel de Literatura a Bad Bunny»

Luna Miguel: poesía, amor por la palabra y libertad

Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) es editora y reside en Barcelona. Periodista, ensayista, poeta y novelista. Entre sus obras destacan poemarios como Poesía Masculina (La Bella Varsovia, 2021); novelas como El funeral de Lolita (Lumen, 2018); el ensayo El coloquio de las perras (Capitán Swing, 2019) y su publicación más reciente; Leer mata. En esta entrevista, la autora alcalaína reflexiona sobre el panorama de poesía joven español, premios literarios, literatura latinoamericana, entre otros asuntos.

Actualidad y últimas publicaciones

Pregunta: ¿En qué proyecto estás sumergida actualmente?

Respuesta: Ahora mismo estoy obsesionada con mi segunda novela, pero también la poesía nunca descansa y va apareciéndose.

P: ¿Hay algún género en el que te sientas más cómoda?

R: Me siento cómoda en la no ficción. Los libros que más he disfrutado escribiendo y que no he sufrido haciéndolos son los ensayos. Me gusta investigar, crear bibliografías extensas, hacer entrevistas, mezclar las voces de los otros con la mía. Pero sí que es cierto que lo que más disfruto es escribir poesía. La poesía es mucho más libre y compleja.

P: ¿Sigue siendo La poesía un arma cargada de futuro?

R: Depende. La poesía puede ser un arma cargada de muerte. Es decir, depende de cómo se usen las palabras. Estas pueden ser muy peligrosas o muy dulces. Personalmente, me gusta que las palabras sean útiles, nos unan y nos lleven a sitios hermosos.

P: De todas tus obras. ¿A cuál de ellas le tienes más cariño?

R: Que haya publicado… Poesía masculina, mi último poemario. Es un antes y un después dentro de mi propio estilo y voz poética. Es el libro que más he tardado en escribir y me ha acompañado durante años. Quizá por eso le tengo cierto apego.

P: En Poesía Masculina, escribes: “Desarrollo compasión según la proximidad”. Cuando uno de tus cercanos se aleja, ¿esa compasión se va con él o se diluye?

R: La compasión debe estar siempre lo más cerca posible de uno mismo, sea próxima o no la persona a la que uno está mirando. La compasión no depende del otro.

Panorama joven poético y premios literarios

P:  Eres editora y estás muy atenta a todo lo que se va publicando. ¿Cómo ves el panorama español joven de poesía?

R: Me ha pasado que llega un momento en el que no estoy tan despierta con las nuevas voces como antes. Ahora, me cuesta acceder a ellas.

P: Hay algunos nombres que sigas o que hayas leído.

R: Me gusta mucho Rosa Berbel. Su último libro, Los Planetas Fantasma sigue una línea sobre el deseo, el amor que ya estaba en Berta García Faet o Alba Flores. Ella deslumbra desde otra perspectiva. Me dejo llevar bastante por lo que comparte Rodrigo García Marina, Elizabeth Duval, Juan Gallego Benot, el catálogo de la Bella Varsovia, LetraVersal.

P: Te guías más por referencias.

R: Sí, ya no hago ese trabajo de mirar Instagram por Instagram, ir buscando revistas académicas, antologías de distintas comunidades autónomas… Antes era una buceadora atroz de poesía reciente y ahora ese interés lo he trasladado a la narrativa.

P: La crítica literaria arremete contra aquellos que escriben en redes. ¿Qué opinas de esa corriente poética que han impulsado las redes sociales?

R: Hay que ser lo justo de entusiasta y lo justo de crítico. En mi caso, hay un momento en el que cambio mi uso de las redes como un espacio en el que darme a conocer —con veinte años— hasta que eres autora y te siguen como autora no como alguien que está empezando. El uso que le doy a las redes es personal, tranquilo y de compartir lo de otros más que lo propio. Esto no quiere decir que sea malo que uno comparta su obra en redes sociales. Cada quien tiene su manera de darse a conocer. Lo fuerte de las redes son las comunidades que crean.

P: Vemos una clara distinción entre autores que se presentan a concursos literarios (Adonáis, Loewe, Hiperión) y los que se mueven más por las redes. ¿Qué opinas de los concursos literarios?

R: Me arrepiento profundamente de haberme presentado al concurso con el que me premiaron Poetry is not dead (Premio Hermanos Argensola, 2010). Si pudiera volver a mis 19 años diría: “Luna, no te hace falta”. Efectivamente, los críticos de aquella época tenían razón. A mí no se me dio ese premio por cómo escribía, sino porque era una chica joven que tenía un blog que leía mucha gente. Esto no me da miedo decirlo.

P: ¿Y crees que ha cambiado algo desde entonces?

R: Viendo como han sido después muchos otros premios y habiendo conocido a estos editores que no arriesgan su dinero personal. Al contrario, se alían con ayuntamientos y utilizan el dinero público para sus chanchullos y movidas. De repente dije: ¿Por qué yo que tenía mi altavoz en el blog?, ¿por qué he tenido que pasar por ese aro?

P: Hay ciertas obsesiones por ganar premios y presentarse a concursos.

R: Hay una presión por ganar premios literarios terrorífica. Además, me parece una especie de camino por el que haya que pasar por ningún motivo. Obviamente, está lo económico  —tampoco es que paguen tanto— y que te hagan algo de caso. Pero con tantas posibilidades editoriales donde apuestan por otras voces: ¿es necesario ajustar tu estilo, tema, escritura a lo que requieren esos premios? Por suerte, hay excepciones.

P: ¿Sientes cierto rechazo hacia los premios?

R: Si yo pudiera volver hacia atrás jamás me hubiese presentado a ninguno de los múltiples premios a los que me presenté. Por ejemplo, en otros panoramas y países anglosajones, el premio viene después. Es decir, por la obra ya publicada. Creo que deberíamos aprender de esos lugares donde te premian por algo que ya ha sido publicado. Envidio esa posibilidad de que en Francia un joven poeta o novelista pueda optar a reconocimientos por lo que ya ha hecho.

Literatura latinoamericana

P: ¿Qué papel ha jugado la poesía latinoamericana en tu vida?

R:  Fundamental. Para mí el significado que tiene la poesía latinoamericana es el descubrimiento del feminismo y de una comunidad infinita con millones de puertas bibliográficas. Sin la amistad de Kevin Castro (poeta peruano), David Meza (poeta mexicano), podría recitarte la lista de colaboraciones en proyectos. Sin la amistad de esas personas y bibliografía que compartíamos, parte de nuestra formación no hubiese existido.

P: ¿Crees que en España se peca mucho de ignorar la literatura latinoamericana?

R: Sí, me gustaría pensar que ahora que están de “moda” las mujeres narradoras porque en EE. UU. se traducen a todas. Ojalá que esta puerta que se ha abierto con la narrativa nos haga descubrir a muchas poetas. Me sorprende, por ejemplo, que cuando hablamos de literatura y feminismo hablemos de narradoras mexicanas. Sin embargo, una Antígona González de Sara Uribe no se encuentra en ninguna librería española. Lo lees porque te lo puedes descargar en PDF. Eso me parece un crimen.

P: Cuando eres muy obsesiva con un tema te empapas de bibliografía. ¿Cuál ha sido tu última obsesión en cuanto a literatura latinoamericana?

R: Recientemente, me he dado cuenta de que hay tantas escritoras latinoamericanas contemporáneas que han escrito sobre el acto de leer. Hay teoría literaria feminista y América Latina tiene un montón de voces, pero es difícil acceder a esos textos.

Un verano sin ti, Bad Bunny, literatura y crítica

En una entrevista que diste a El País afirmaste que “Bad Bunny es literatura”. Recuerdo que generó muchísimo debate. En dicha entrevista hay comentarios del tipo:

“Me parece que es insulto a la literatura decir que este esperpento hace literatura. Qué podemos decir de los grandes como Unamuno, García Márquez, Balzac o Neruda. Creo que la desfasada es la jovencita”.

“La bazofia no creo que pueda considerarse literatura. Allá esta buena mujer con sus opiniones. Yo ya sé la editorial de la que no voy a leer ni un libro”.

P: ¿Qué te producen este tipo de comentarios?

R: Pues… A ver, primero no creo que esa persona haya leído a Unamuno [sonríe]. Tenemos la literatura metida en un cajón de lo absolutamente serio que cuando bromeamos, jugamos o provocamos —lo de “Bad Bunny es literatura” puede tomarse como un juego—, no somos capaces de ver el humor. Hay personas que no entienden que uno pueda hacer humor con la literatura. En este caso, son señoros opinando, pero más bien son personas que se tragan la provocación. Se enfadan por algo tan inocente y que pone en valor a un artista que me parece interesante como personaje literario.

P: Ya que hablamos de crítica. ¿Cómo llevas la crítica literaria?

R: Mis libros apenas se reseñan y salen en las páginas de los suplementos culturales importantes. Es decir, nunca ha habido un trabajo crítico hacia mi obra. Quizá el más notorio sea el de Pau Luque. Sí que es cierto que te metes en otros lugares [resopla]. En Babelia siempre me han destrozado en su sentido máximo.

P: ¿Y te afecta?

R: Me da rabia que no se me tome en serio. De hecho, las dos últimas reseñas de Luis Bagué de mis últimos libros. En el primero, me compara con Beyoncé pensándose que eso es malo [sonríe]. Es decir, relegando mi libro a producto cultural pop-feminista sin valor literario. Eso me parece clasista y absurdo. En la reseña anterior, me pasó que a pesar de ser positiva decía algo como: “A pesar de que esta chica sea una moderna con un blog… ha escrito algo bueno”. Es como: ¿en qué mundo vives? A pesar de que seas un gilipollas tienes una columna en Babelia [sonríe].

P: ¿Qué te ha parecido lo último de Bad Bunny? ¿Te lo has escuchado?

R: He escuchado la primera mitad, porque todavía estoy analizando qué me dice el disco. Creo que es el que menos me gusta de los que ha publicado desde 2019. Sin embargo, al mismo tiempo, es el que más estoy escuchando las letras. Musicalmente me atrae menos, pero tiene unos versos brutales. El tema de Andrea me parece fascinante.

P: ¿Sigues considerando literatura a Bad Bunny?

R: Sí, ¿por qué no? Para mí es literatura en dos sentidos. Uno, porque es un personaje literario. Es decir, un personaje fantástico con una narrativa detrás y, por otro lado, habla de unos sentires generacionales que no tienen nada que envidiar a cómo hablan del amor Rosa Berbel o cómo habla de las relaciones Sally Rooney.

P: ¿Le darías el Premio Cervantes a Bad Bunny?

R: Por supuesto. Le daría el Nobel de Literatura.

Manías, influencias literarias y recomendaciones

P: Manías o manía que tengas a la hora de escribir.

R: Me gusta escribir desde la cama.

P: Autoras que más te han influido.

R: Alejandra Pizarnik.

P:  Una palabra que ames.

R: Madre.

P: Una que odies.

R: Muerte.

P: Una que te dé miedo.

R: Ernesto.

P: Un verso.

R: Cruzo un desierto y su secreta / desolación sin nombre.

P: Completa la frase: “La literatura es imprescindible porque…

R: Es parte de la vida.

P: Una obra que te hubiera gustado escribir.

R: El Ulises, de Joyce.

P: Un autor o autora con el que te irías a tomar algo.

R: Con todos, ya sea para partirles la cara, enrollarme con ellos o hacer amigos. Con todos los escritores del mundo me iría.

P: Un premio que te gustaría ganar.

R: Me encantaría ganar el Premio Anaïs Nin.

P: ¿A quién le darías el próximo Premio Cervantes?

R: Margo Glantz.

P: Alguna recomendación para aquel que lea esta entrevista.

R: Mi recomendación es buscar editoriales independientes: Contraseña, Tránsito, Letraversal, Con tinta me tienes. Dejarse guiar por editoriales no tan conocidas, sumergirse y descubrir.

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