«El Sol vuelve a brillar» tras 18 meses
Desde hoy, 23 de septiembre, hasta el 28 de noviembre, el Teatro Lope de Vega reacoge al musical que ha emocionado a más de cuatro millones y medio de personas en España. Además de haber acumulado más de 70 premios internacionales. Se celebra este año su décimo aniversario en Gran Vía y ya es difícil conseguir entradas para algunas fechas de la temporada.
El regreso de la cultura tal y como la conocíamos antes de la COVID-19 se presenta cercano bajo dos prioridades: seguridad y disfrute. Para perseguir este fin, el Teatro Lope de Vega ha tomado medidas tanto para la ordenada entrada y salida del salón de butacas como para el transcurso del espectáculo asegurando la desinfección de la estancia y la distancia entre los asistentes.
Una vuelta cargada de trabajo e ilusión
Esta décima temporada trae consigo actores que repiten, como Alex Parra o Edgar Moreno, y otros que se estrenan, como Juan Bey o Sally Artigas. Han compartido con El Generacional su opinión y experiencia personal: “Todos estamos muy ilusionados, como siempre, pero después de un año y medio sin hacerlo venimos con más ganas que nunca de seguir creando ilusiones”, señala Alex Parra.
Los ensayos después de tanto tiempo han sido muy emocionantes e intensos, requiriendo un duro trabajo físico y mental para preparar la actuación lo mejor posible. Además, la pandemia forma parte de nuestras vidas todavía, por lo que las mascarillas o los test de antígenos son algo habitual durante todas las horas de ensayo.
Los miembros del espectáculo llegan a El Rey León con diferentes trayectorias profesionales, y tras varios intentos en algunos casos. Para Sally Artigas, el musical es incluso una razón de peso: “Hice mi castin justo antes de que nos confinaran y, aunque fue un año duro para todos, el pensar en volver y finalmente vivir esto fue lo que me mantuvo motivada y querer quedarme aquí en España”.
Un musical que teletransporta al espectador
La atenta mirada y vigilancia de Disney, así como el exhaustivo control y cuidado de los materiales que forman parte del espectáculo aseguran la calidad máxima. A esto hay que sumar que cada día más de 140 personas trabajan para que todo fluya a la perfección en el escenario. Horas de maquillaje diarias, inspirado en tribus africanas y papúes; maquillaje similar a la arcilla o el barro; la construcción y el mantenimiento individual, artesanal y manual de cada puppet, marioneta o máscara; y la diversa procedencia de sus intérpretes aseguran la interculturalidad de un espectáculo fiel al contexto de la historia que narra.
Sin olvidar la atmósfera añadida que la banda sonora y el vestuario aportan. El vestuario es importante porque es el principal elemento, junto el maquillaje, que avala la fusión del intérprete con el medio. Como ejemplo, se pueden destacar la diversidad del color de las mallas, disponibles con el tono de la piel de cualquier integrante.
El Rey León supone un reto teatral superado con mucha dedicación y mimo. Cada personaje entraña sus complicaciones, viajes internos como el de Simba, o comunicación no verbal como en el caso de la hiena Ed. Durante la actuación, es visible la persona que baila o actúa. No se ocultan ni las cuerdas, ni las varas, ni cómo es el proceso. Este es el objetivo de Julie Taymor, creadora de la adaptación teatral de la obra cinematográfica: “La gente no necesita que sea real, solo necesita que lo parezca”. Juan Bey explica que «Julie Taymor tenía muy claro que lo que quería mostrar era, tanto la marioneta, como el arte que tiene el actor de fundirse con ella, y que quería que el espectador pudiese ver las dos cosas».
De esta forma, el público participa rellenando los huecos que faltan al tratarse de una representación teatral y lo hace inolvidable. Alex Parra cuenta: “Es precioso ver cómo el público de todas las edades se queda petrificado”. Edgar Moreno añade que “es muy satisfactorio que el público esté entregado y esté viviendo el espectáculo a la vez que lo estás viviendo tú”, y que “si ves que alguien está emocionado, tú te emocionas más”.
Una historia universal
El Rey León nos ha acompañado a todas las generaciones desde 1994 con sus tantas moralejas: desde entonar el Hakuna Matata, que nos recuerda Alex Parra, hasta que “todos aportamos nuestro granito de arena, tanto la hormiga más pequeña como el elefante más grande forman parte del ciclo de la vida”, recuerda Edgar Moreno.
El musical ya es la mejor forma de revivir El Rey León según numerosas críticas alrededor del mundo. Desde el sector cultural se insta a regresar y confiar en la cultura. El teatro hace un llamamiento al público, a su “potente combustible” en palabras de Sally Artigas. Por su parte, Juan Bey nos recuerda que “el espectador es el personaje que nunca ensaya, pero el más importante siempre”.
En definitiva, una llamada a volver a disfrutar de la cultura, porque es tan segura como volver al trabajo, al colegio o a la universidad. Y el musical de El Rey León es una apuesta segura: “Algo que contar a tus nietos”, como dice Juan Bey; y un espectáculo que “tienes que venir a ver por lo menos una vez en la vida”, como aconseja Edgar Moreno.
