La brillante comedia estrena su segunda temporada en el Teatro Arlequín
Inés León y María Cobos dan el golpe de estado más divertido de la Historia. Nada puede salir mal en una obra escrita por Jesús García y protagonizada por dos soberanas de la comedia.
¡Habemus mamam!
Tras la muerte del Papa, dos monjas de clausura -con una historia turbulenta- deciden colarse en el cónclave antes de la elección del nuevo pontífice. Sor Agustina (Inés León) y Sor María (María Cobos), fusil en mano, dan un Golpe de Estado en el Vaticano. La trayectoria vital de una y el divino secreto de la otra terminarán por convencerles y proclamar, de manera casi democrática, a la nueva Mama de la Iglesia Católica.
Se trata de una historia hilarante y profunda, perfecta para reírse de los propios prejuicios. Tal y como afirma Jesús García, autor y director, «no es una obra de teatro irreverente, porque siempre escribo desde el respeto a todos y cada uno de los tipos de público». Se trata de un espectáculo de comedia, pero que contiene en sí mismo un enorme componente reflexivo que hará que el público no solo salga del teatro sonriendo, sino pensando.

Las hermanas
Inés León nos presenta de manera sublime la dualidad existente en Sor Agustina entre llevar una voz cantante cargada de comedia y el peso de un pasado oscuro y doloroso. La actriz, que ya triunfa en la Gran Vía con su papel en Mamma mia!, se ha vuelto a erigir como dueña y señora del escenario. Potente, directa, interactiva, sin pelos en la lengua… Capaz de encarar a cualquiera, incluso, como vemos en la obra, de cargar con la Iglesia a sus espaldas.

Por su parte, María Cobos se mete en la piel de una tiernísima y simpática Sor María. La actriz motrileña se muestra transgresora y centrada, divertidísima. Interpreta, a su vez, a otros divinos -y algunos no tanto- personajes que dejan al público cautivado. Es especialmente reseñable la capacidad que tiene para usar su rostro como herramienta expresiva. El alzamiento de una ceja, la mueca burlona, la mirada irreverente, causan en el espectador un efecto de complicidad.

Estamos ante una obra que, usando como vehículo a dos actrices contrastadas, narra una historia de superación y batalla, de rencor y perdón, con el valor de no hacer pagar a justos por pecadores. Reclama el cambio, reivindica la amistad y la alegría, es un producto maravilloso. Le hará reír, pensar y conmoverse. No lo dude: tiene una cita en el Teatro Arlequín con dos monjas maravillosas, sus pasados y una gran decisión: gritar con toda la fuerza de dos mil años de Historia ¡Habemus mamam!
