El Real Madrid se hace con su vigésimo octava Copa del Rey tras ganar con comodidad ante el conjunto anfitrión. El Unicaja de Málaga usó todas sus armas, pero no fueron suficientes para derrotar a un Real Madrid muy superior tanto en juego interior como exterior.
Es la séptima final consecutiva y la novena de los últimos diez años en esta competición. Desde la llegada de Pablo Laso al banquillo blanco en 2011, el Real Madrid vive una era llena de títulos y buen baloncesto. Pese a lesiones y cambio de plantilla, mantiene un núcleo que sin duda será recordado como la era dorada del Madrid.
Facundo Campazzo ha sido el mejor jugador de la competición dando recitales ofensivos con 13 puntos, 13 asistencias y 29 de valoración en la final. El argentino ha distribuido el juego del equipo blanco demostrando que la altura su puede sustituir con talento. «Sabíamos lo que somos capaces de hacer estando concentrados» y sin duda lo han estado.
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El Real Madrid llega a la final tras ganar al RetaBet Bilbao Basket en los cuartos de final (93-83) y al conjunto taronja en la semifinal (91-68). La clave de las victorias está en la distribución de minutos y tareas que Pablo Laso y el equipo técnico aplican. Tienen una larga plantilla que les permite rotar a los jugadores sin desgastarles consiguiendo que cada uno aporte aquello que el equipo necesita. Un claro ejemplo de esto ha sido Jayce Carrol que jugando aproximadamente veinte minutos por partido aporta seguridad en el tiro y consigue abrir el campo para facilitar el juego interior.
TABARES REY DE LOS AROS
El caboverdiano domina la zona y es probablemente el jugador que más condiciona el juego rival. Aporta una clara intimidación en defensa que tal vez no se pueda ver en las estadísticas, pero que cualquier espectador puede apreciar. Su capacidad atlética y sus interminables brazos (2,36m de envergadura) generan miedo en los atacantes rivales a la hora de penetrar o de jugar por dentro, obligando a hacer más tiros exteriores o circular el balón durante prácticamente toda la posesión.
En los tres partidos de copa acumula 31 rebotes que permiten que el equipo tire mucho más ya que en caso de errar hay grandes probabilidades de obtener una segunda oportunidad. Los intangibles que aporta son sin duda cruciales para el Real Madrid aunque sus estadísticas no dejan nada que desear.
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El equipo dirigido por Luis Casemiro no consigue parar al Real Madrid pese a una buena actuación individual de Darío Brizuela con 22 puntos y 19 de valoración en 25 minutos. El jugador vasco no fue acompañado por sus compañeros que vieron como el título se les escapaba delante de su gente.
El Unicaja de Málaga llega a la final tras ganar a Casademont Zaragoza (90-86) y Morabanc Andorra (92-58). Sufrió para llevarse la victoria frente al equipo maño en un partido con muchos nervios y un alto ritmo de juego. En la semifinal, el anfitrión dio un recital delante de su afición con actuaciones excepcionales de Jaime Fernández y Josh Adams. El conjunto andorrano no consigue mantener el ritmo anotador de su rival.
Destaca en el Unicaja la cantidad de minutos jugados por españoles, especialmente cuando los partidos están en los momentos calientes. Contra Zaragoza en los cuartos de final, jugaron con un quinteto nacional: Jaime Fernández, Alberto Díaz, Darío Brizuela, Carlos Suárez y Rubén Guerrero.
El equipo malagueño ha contado con una importante aportación de Alberto Díaz y Rubén Guerrero que ayudan al equipo titular. Ambos fueron imprescindibles para la victoria ante el Zaragoza, el base con anotación exterior y ordenación y el pívot en defensa juego interior y rebotes
¿Por qué juega la Copa del Rey Unicaja de Málaga?
A esta competición se clasifican los siete primeros equipos de la Liga Endesa y el equipo que acoge la competición. Esta norma se implementó en 2006 generando polémica ya que el anfitrión se clasifica independientemente de su puesto en la liga dejando fuera al octavo. El equipo malagueño estaba en el noveno puesto por debajo del San Pablo Burgos que debido a esta norma perdió la oportunidad de jugar este torneo.
LA MALDICIÓN DEL ANFITRIÓN
Desde el año 2002 ningún anfitrión de la copa ha ganado dicha competición. Solamente han conseguido romper con la maldición el CAI Zaragoza en 1984 y el TAU Cerámica hace dieciocho años.
