Los fotoperiodistas son uno de los sectores más afectados durante la pandemia
Las agresiones a fotógrafos y a periodistas por la Policía Nacional en Vallecas vuelven a reafirmar su desamparo durante este último año. La imposibilidad de hacer su trabajo no se limita a sucesos puntuales, también se han visto afectados económicamente, principalmente en el caso de los freelance.
Las cargas policiales durante los disturbios del pasado 7 de abril en la Plaza Roja de Vallecas han dejado entrever una vez más el gran problema y desamparo en el que viven los fotógrafos y periodistas. La intervención por parte de la Policía Nacional también destacó por las agresiones a trabajadores de medios de comunicación que iban correctamente acreditados. El caso más destacado fue el del periodista Guillermo Martínez, colaborador de periódicos como Público. El propio Guillermo subió un vídeo grabado por uno de sus compañeros, Jaime García, y comentado por Amanda García, a su cuenta de Twitter. En este se puede apreciar como de uno de los policías lo derriba y golpea, mientras que Fermín Grodira gritaba a su lado que eran trabajadores de prensa.
Los compañeros de @publico_es grabaron (a la izquierda del vídeo) cómo la Policía me tiró al suelo tras golpearme y empujaban al también periodista @grodira. A él le amenazaron con denunciarle. pic.twitter.com/hNonrd0B0H
— • Guille8Martínez • (@Guille8Martinez) April 8, 2021
Pero estas agresiones no son algo puntual ni realizadas por un solo colectivo. En las manifestaciones del pasado febrero realizadas en la ciudad de Bilbao para apoyar por la libertad de Pablo Hasél, uno de los asistentes agredió a un fotógrafo y huyó al instante. Luis Calabor, fotoperiodista de El Correo de Bilbao, grabó el momento en el que este fotógrafo es golpeado.
Los de la libertad de expresión agrediendo a un fotógrafo de prensa. #Bilbao pic.twitter.com/cppoT2xuFI
— Luis Calabor (@LuisCalabor) February 21, 2021
En este caso, la Asociación Vasca de Periodistas se pronunció expresando su repulsa ante lo ocurrido. Dicha asociación emitió la denuncia públicamente y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España la recogió en su web.
El (des)interés económico
El riesgo que toman los fotógrafos para cubrir una información no es proporcional al ingreso económico que les conlleva. Este problema cala mucho más en aquellos fotógrafos que son autónomos, los llamados freelance. De cara a las próximas elecciones en la Comunidad de Madrid, los partidos políticos se han escudado en la pandemia para no llamar a ningún reportero gráfico. De esta manera, los fotógrafos autónomos (o falsos autónomos en ocasiones) que colaboran con los medios de comunicación no obtienen ningún ingreso. El Sindicato de Periodistas de Madrid ha apuntado y criticado estas prácticas. Además, han pedido a los partidos que tengan fórmulas durante esta pandemia que permitan a los fotógrafos realizar su trabajo. Por su parte, a Federación de Sindicatos de Periodistas denunció el pasado año la situación en la que se encontraban los autónomos del sector. Una encuesta realizada por la Unión de Periodistas Valenciana reflejó que más de la mitad de periodistas freelance había perdido en junio de 2020 más del 40% de sus ingresos, tal y como informó el periódico La Vanguardia.
La pandemia también ha azotado al sector internacionalmente, provocando la creación de movimientos como la campaña #ForgottenFreelancers en Reino Unido, debido a la exclusión de los periodistas autónomos en el plan de ayudas del gobierno británico.
Vídeo de presentación del movimiento #ForgottenFreelancers. DV Talent
El problema del desamparo laboral
Los riesgos que vive un fotoperiodista en su día a día son relativamente comunes. Estar inmerso en la acción de lo que está ocurriendo puede implicar sufrirlo también en primera persona, y eso es algo que siempre ha sucedido. Gerda Taro murió en la Guerra Civil, conflicto en el que ejercía actividad como fotógrafa. El quid de la cuestión reside en ese desamparo que viven los trabajadores de cara a indemnizaciones, injusticias e inseguridad que tienen como consecuencia. La falta de ingresos es el problema principal. Los freelance dependen de sus fotografías como única remuneración con el que afrontar sus deudas y gastos, y en el último año han vivido en un vaivén de precariedad y falta de ingresos. Además, muchos trabajan sin seguro y sin el equipo necesario durante la pandemia. Algunos tampoco tenían el derecho a una baja laboral remunerada o seguros de viaje para cubrir gastos médicos.
Otro de los problemas a los que se enfrentan es el uso indebido de su trabajo. Muchos medios de comunicación usan fotografías sin permiso y sin tener los derechos de autor. Estos medios no pagan por el uso de los recursos gráficos y genera más pérdidas en el fotógrafo autónomo.
El último escollo que ha aparecido en la profesión es la competencia emergente con el periodismo ciudadano y la conveniencia de los medios de comunicación. El conocido como periodismo 2.0 permite a la gente de a pie convertirse en periodistas y difundir contenido de manera inmediata. En ocasiones, los medios de comunicación incluyen los testimonios de estos testigos cercanos a la noticia. La lucha por la brevedad en la difusión de noticias lleva a los medios a realizar estas prácticas en pos de la inmediatez, penalizando a los fotógrafos colaboradores.