Ángel Fernández suministró un medicamento mortífero a su mujer, la cual padecía esclerosis desde hace más de 30 años
Fuente imágenes: lateja
El pasado miércoles 3 de abril, María José Carrasco, la mujer que padecía esclerosis desde hace más de 30 años falleció con la ayuda de su marido. Ángel Fernández de 70 años de edad, colaboró con la muerte de su mujer administrándole pentobarbital sódico para acabar con el sufrimiento de esta.
María José Carrasco,la enferma terminal de esclerosis múltiple, era secretaria judicial y aficionada a la pintura y la música. En 1989, su vida cambió radicalmente cuando le diagnosticaron esclerosis múltiple y por un momento quiso suicidarse. En ese momento, su marido Ángel fue modificando poco a poco su casa para adaptarla a María José, eliminando cualquier obstáculo para poder atenderla mejor.
María José,pidió hace unos meses al Congreso que aprobara la ley de eutanasia. Desde hace un tiempo María José quería acabar con el sufrimiento por el que estaba pasando, por ello su marido decidió ayudarla. Ángel Fernández le preguntó a su mujer: «¿Sigues con la idea de querer suicidarte?»,»¿quieres esperar?», le vuelve a preguntar a su esposa. A lo que esta, cansada de depender de los cuidados de su marido y de la morfina que este le suministraba para calmar su dolor, le respondió: «No, qué sea cuanto antes».
La tarde del miércoles, los sanitarios del Summa se trasladaron a la vivienda dónde residían el matrimonio en la calle de Federico Sainz de Robles (distrito madrileño, Moncloa-Aravaca), donde allí confirmaron el fallecimiento de la mujer. Los sanitarios explicaron a la Policía, que el hombre había suministrado a su mujer una sustancia para provocar su muerte, ya que el mismo lo había reconocido.
Horas más tarde del fallecimiento, el hombre reconoció su colaboración en todos los hechos y fue detenido. El pasado jueves por la noche, la magistrada del Juzgado de Instrucción número 36 de Madrid, ponía en libertad sin medidas cautelares a Ángel Fernández.
Ángel, grabó todo el proceso de cuidados a su mujer durante varios años. Es uno de los primeros casos reconocidos, tras el de Ramón Sampedro en el que una persona está presente en el suicidio de otra ante la incapacidad física del enfermo para hacerlo por sí mismo. Este caso tan controvertido ha reabierto de nuevo el debate sobre la eutanasia.