Una polémica ley percibida como «prorrusa» ha sacado a las calles a los sectores más europeístas del país
Si bien el espacio postsoviético nunca ha destacado por la estabilidad política, parece que el actual conflicto entre Rusia y Ucrania ha avivado, de nuevo, las tensiones entre los sectores pro-occidentales y pro-rusos en los territorios fronterizos de la Federación. En el seno Georgia, la república exsoviética en la que nació Iósif Stalin, parece estar gestándose un movimiento similar al «Maidan» proeuropeísta gestado en las calles de Kiev en el ya lejano 2013.
Una imagen que simboliza el actual conflicto en #Georgia.
La policía reprime las protestas ante el Parlamento contra un proyecto de ley sobre "agentes extranjeros".
Según los críticos supondría un acercamiento a Moscú y un retroceso democrático.
pic.twitter.com/w1iBiauPuZ— Almudena Ariza (@almuariza) March 9, 2023
Esto es lo que se puede deducir tras presenciar las protestas acontecidas los pasados días en Tiflis, capital del país, que surgen del descontento de parte de la población ante la posibilidad de aprobación de una ley percibida como «prorrusa». En la noche de ayer, 130 personas fueron detenidas en el transcurso de unas protestas masivas en las que 60 agentes de policía fueron heridos, según datos del ministerio de Interior georgiano.
¿Por qué están sucediendo las protestas?
Sin embargo, las violentas protestas de anoche – durante las que se alzaron barricadas en las calles centrales de la ciudad y se incendiaron dos vehículos– son solo el corolario de una serie de movilizaciones masivas secundadas por miles de personas en las últimas semanas. Este movimiento ha conseguido tumbar la tramitación de una polémica ley «sobre agentes extranjeros» que, según la oposición georgiana y los participantes en las protestas, tomaba demasiada «inspiración» de una norma rusa aprobado en la Duma hace más de una década. Tanto la Unión Europea como Estados Unidos habían mostrado preocupación con respecto a la aplicación de esta legislación, y se han posicionado en contra de esta normativa, que, tal y como ha argumentado la oposición georgiana, podría acercar al país a la órbita rusa y alejarlo de la senda europeísta por la que transita el estado desde hace unos años, haciendo peligrar la candidatura georgiana a la membresía de la Unión Europea.
Para alivio de los sectores más europeístas, todo parece indicar que la ley no saldrá adelante, según han asegurado los partidos promotores de la normativa tras los disturbios acontecidos los pasados días en la capital georgiana. El proyecto de Ley ya había sido aprobado en una primera lectura y, antes de su aprobación definitiva, había sido remitido a la Comisión de Venecia, un órgano consultivo del Consejo de Europa que suele asistir legislativamente a países de europa central y oriental. Cabe destacar que el mismo partido había registrado en el parlamento un texto similar pero más próximo a una norma estadounidense de naturaleza similar, aprobada en el país norteamericano en 1938. Si bien este texto «estadounidense» no ha sido aprobado, también se ha remitido a la Comisión de Venecia, que extraerá sus conclusiones en 2 o 3 meses. Cabe destacar que e el Parlamento puede aprobar la ley independientemente de las conclusiones de la Comisión.
Impressive scene on Rustaveli right now. The extremely large crowd came once again to express their support to Georgia's European future and protest the draft on foreign agents. pic.twitter.com/6wm7K4Tyo3
— Mariam Nikuradze (@mari_nikuradze) March 8, 2023
Esta ley de «Entrada de Agentes Extranjeros», de ser aprobada, ejercería una cierta vigilancia sobre todas aquellas organizaciones no gubernamentales que posean más de un 20% de financiación extranjera. Con el objetivo de evitar que agentes externos al país ejerzan presión sobre la política georgiana, todas las asociaciones financiadas con capital extranjero deberían – según indica la ley-, presentar informes contables al Ministerio de Justicia o, en su defecto, enfrentarse a cuantiosas multas.
La polémica con respecto a esta ley – que ha sido criticada por su capacidad de aislar a Georgia de occidente y por amenazar la libertad de prensa– reside, principalmente, en su similitud con respecto a un texto aprobado en el parlamento ruso en el pasado 2012, de propósitos y contenido similares. En una entrevista para el diario georgiano Alia, el analista político Gia Khukashvili afirma que el objetivo de la ley es generar desconfianza hacia las instituciones y asociaciones europeas y americanas, y transmitir a la población un sentimiento antioccidental. El analista, además, teme que la aprobación de esta ley siente un precedente para la anulación del artículo 78 de la constitución georgiana, que establece la obligación de los órganos del Estado en trabajar por la inclusión del país en la Unión Europea.
¿Qué ha pasado con la ley?
La iniciativa fue registrada por los partidos a cargo del gobierno georgiano, los conservadores de Fuerza del Pueblo y Sueño Georgiano, una ecléctica coalición de tendencia progresista, que gobierna en el país desde el pasado 2020, y que niega cualquier vínculo entre la normativa propuesta y la legislación rusa.
Las fuerzas gubernamentales afirman haber retirado la ley para preservar la seguridad de los manifestantes, mayoritariamente estudiantes y jóvenes, aunque parecen seguir defendiendo su contenido. «Ayer y antes de ayer se dieron hechos violentos, aunque estos riesgos pueden haber aumentado. No estábamos dispuestos a poner en riegos la vida y la salud de ninguna persona y, por lo tanto, hemos tomado la decisión que hemos tomado», afirmó Irakli Kobakhidze, presidente de Sueño Georgiano y Primer Ministro del país, que ha defendido la actuación policial en las protestas. Desde el partido acusan a las fuerzas de la oposición de «radicales» y de movilizar la población con mentiras para desestabilizar al gobierno. Cabe destacar que la Jefa de Estado del país, la presidenta Salomé Zurabishvili, se ha desmarcado del Ejecutivo, pronunciándose a favor de las protestas.
En un comunicado oficial, las formaciones, además, han afirmado que la oposición ha iniciado una campaña de descrédito y desinformación, y han afirmado que «la máquina de mentiras ha sido capaz de engañar a una parte del público, de colocar la etiqueta falsa de la ley rusa en el proyecto de ley y de presentar su aprobación en primera lectura como una desviación del curso europeo». Los partidos gobernantes parecen querer despejar todas las dudas con respecto a esta normativa y, según han declarado , en los próximos días iniciarán una campaña de encuentros con la población para explicar mejor el contenido y los propósitos de la ley.
Sin embargo, el partido mayoritario de la oposición, el conservador Georgia Europea, no confía en que esta ley haya sido borrada del mapa completamente, y afirma que el Gobierno, con el anuncio de la retirada de esta normativa, solo está ganando tiempo, pues el trámite parlamentario ya iniciado es difícilmente revocable, desde el punto de vista técnico.
Las protestas continuarán
Con poca confianza en la vocación europeísta de Sueño Georgiano, la oposición parece querer mantener las movilizaciones en las calles, aunque todavía no ha establecido una hoja de ruta clara. ¿Aumentará la tensión y la magnitud de las protestas? ¿O el anuncio de la retirada de la ley calmará los ánimos?. Por el momento, miles de georgianos se mantienen reunidos en la avenida de Rustaveli, reclamando la liberación de los detenidos en las manifestaciones.
En su apoyo se ha pronunciado la exdefensora del Pueblo de Georgia, Nino Lomjaria, que ha declarado que «133 de nuestros conciudadanos, que se mantuvieron de pie pacíficamente en la manifestación de ayer hasta que se usó la fuerza ilegítima contra ellos, están detenidos hoy. Hay que liberar a todos los detenidos inmediatamente. Nadie será disuelto hasta que el último ciudadano esté libre. Hoy estamos esperando.» Lomjaria, además, ha afirmado que las manifestaciones han sido una demostración de que «el pueblo georgiano merece un lugar en Europa». Cabe destacar que el porcentaje de apoyo del pueblo georgiano a la adhesión de su país a la UE asciende al 85%, según France24.
¿Qué ocurrirá a continuación? Rusia, a través del secretario de prensa de Putin, Dmitri Peskov, ha afirmado que su país no tiene nada que ver con la promulgación de la ley, y que, frente a los posibles conflictos, afirma que para Rusia es importante «mantener la paz en el perímetro de sus fronteras».
¿El gobierno es prorruso?
El partido Sueño Georgiano, pese a la promulgación de esta ley, no parece, a priori, abogar por un acercamiento a Rusia. En 2020, la formación apoyó una declaración institucional en el parlamento a favor de una unión «sin alternativas» a la Unión Europea y a la OTAN. Con todo, el partido defiende una relación «pragmática» con el gigante ruso, empleando unos términos tan poco concretos y abstractos como lo es toda su ideología, que bien aboga por los derechos de las personas LGTBI en el país mientras acoge a sus filas a nacionalistas y conservadores.
Bajo el mandato de Sueño Georgiano, el país alcanzó el estatus de «estado asociado» con la Unión Europea – en 2016-, y, tras la invasión de Ucrania, Georgia presentó su solicitud de adhesión a la Unión. Aunque el Consejo Europeo está estudiando la propuesta de adhesión, cabe preguntarse si los acontecimientos que se están dando en el país acercarán al estado a Europa o si, por el contrario, lo sumirán en una situación de desequilibrio político, institucional y económico.
¿Estás protestas son el inicio de un Maidán Georgiano- como defiende la oposición- o es un golpe de estado encubierto, como defiende el gobierno del país? Aún es pronto para saberlo.
Más allá de la aprobación o no de esta Ley de Agentes Extranjeros, uno de los principales inconvenientes que juega en contra de la adhesión de Georgia es el conflicto con las regiones separatistas prorrusas de Abjasia y Osetia del Sur, solo reconocidas por 5 países pero de funcionamiento independiente de facto, al igual que ocurre con las repúblicas prorrusas del Donbás ucraniano. De hecho, el dirigente ucraniano Volodómir Zelenski ya se ha pronunciado sobre lo sucedido, mostrando su apoyo a los opositores a la ley.
