La edad para jubilarse aumenta de 62 años a 64, así como los años cotizados para cobrar una pensión completa. Esto es lo que ha sucedido el pasado jueves en Francia. A pesar de ser la más baja de Europa, los franceses no están de acuerdo. Las protestas aumentan en personas y en perjuicios a cada jornada.
Mediante un decreto, Emmanuel Macron ha impuesto la reforma de las pensiones que recoge estos dos grandes cambios. Lo ha hecho sin contar con los votos de los diputados de la Asamblea Nacional, utilizando el artículo 49.3. Y esta es la parte polémica, pues sabía que no contaría con el apoyo suficiente para aprobarla.
Se estimaba que un 80% de los franceses se oponía a esta reforma. Pero un decreto no requiere de mayorías. Así que Francia ha respondido de diversas maneras.
La oposición política ha realizado una moción de censura contra Macron, tanto el partido de centro LIOT y el de izquierda radical NUPES como la ultra-derecha de Le Pen. Al cántico de La Marsellesa, los diputados se pusieron en pie en el hemiciclo, demostrando su oposición a la maniobra de Macron. El próximo lunes se presentarán y votarán las mociones de censura.
La respuesta de los ciudadanos
Más allá de la Asamblea, en las calles, los franceses también manifiestan su descontento. Desde que se planteó la decisión de Macron comenzaron los bloqueos estudiantiles de las universidades. Y seguidamente se les unieron millones de ciudadanos que salieron a las calles. Desde la jornada del jueves, las manifestaciones no se han limitado a protestas en masas en las grandes avenidas de París, si no que se han quemado contenedores y bloqueado algunas de las vías de entrada a la capital. También se han establecido diversas huelgas de transporte ilimitadas.
Francia se encuentra en una crisis política que queda a la espera del lunes. La polémica decisión cuestiona la democracia de un país pionero en la Europa moderna.