Bajo el secretismo que ha caracterizado siempre a esta secta, se esconde un proceso de abuso, espionaje y violencia
El Yunque es una organización mexicana de ideología ultra católica que desde la década de 1950 estuvo directamente involucrada en temas sociales, políticos y educativos del país. Con el pretexto de cumplir su objetivo de defender el reino de Dios, lograron extender su presencia hasta el punto de tener sus propias universidades y otras organizaciones, llegando incluso algunos miembros a ocupar cargos públicos. Se posicionaban en contra del aborto, el feminismo, o los derechos LGTB; y su meta principal era lograr modificar las legislaciones para conseguir unas acordes a sus valores de extremismo religioso.
Esta asociación, cuyos procedimientos internos son de carácter privado y es difícil acceder a ellos, cuenta con un movimiento muy activo que se manifiesta en diferentes plataformas. Su influencia social se consiguió a través de la creación de diversas medios en las que defienden sus valores, tomando estas formas tanto de periódicos, como de fundaciones. Dentro de estas entidades, los miembros de la junta directiva tienen una conexión directa con El Yunque, pero en muchos casos los trabajadores desconocen el trasfondo de pensamiento del lugar en el que trabajan.
Esta organización ultracatólica ha traspasado las fronteras, con una influencia internacional tal que se ha extendido por todo el mundo. España no es la excepción, ya que en los años 70 empezó a infiltrarse a un ritmo tal que en los 90 ya contaba con una red de contactos tan amplia como para hacer frente a las opiniones progresistas que existían en ese momento. Este vínculo entre españoles y mexicanos radicales se vio en casos como el de Hazte Oír, un grupo de movilización social contra la ley del aborto. En 2014, la jueza María Belén López Castrillo destapó los vínculos entre ambos grupos.
El proceso de ingreso
Durante décadas, todo México ha conocido la existencia de esta asociación, pero nunca ha podido identificar a miembros o destapar sus prácticas en su totalidad. Ahora, no obstante, podemos conocer que este hermetismo se debe a que al ingresar, los miembros hacen una promesa bajo tortura en la que aseguran que nunca hablarán en público del tema. Algunos personajes cercanos y miembros de esta secta revelaron a El País cómo fue el proceso de ingreso, en qué consiste la formación y cómo es la vida formando parte de este grupo.
Uno de los entrevistados asegura haber sido reclutado por El Yunque cuando tenía solo 11 años, siendo miembro de los boy scouts. Al principio, ingresó en lo que se conocía como “La Pre”, una simulación de lo que sería en realidad la organización. Se les enseñaba a usar armas y a torturar, y desde aquí podían acceder directamente al grupo principal. Para poder ser miembro, debían superar un ritual de tres días de duración, en el que simulaban un secuestro y no les proporcionaban ni comida ni agua.
Las funciones de este miembro se basaban en actividades de inteligencia, cómo espionaje o tomar fotografías. También se le encargó enfrentarse físicamente contra masones o miembros del Opus Dei. Después de 8 años en una de las ramas más radicales, este antiguo miembro asegura arrepentirse. “Cuando sales descubres que eres víctima y te descubres como una persona abusada, […] somos personas abusadas por una institución perversa”, declaraba para El País.