Antes de comenzar a transmitir lo que siento en palabras, me gustaría desear tanto a nuestros lectores como a sus familias que se encuentren bien. Dicho esto, voy a compartir con vosotros a una reflexión que llevo pensando varios días.
Cuando todo ésto comenzó, pensábamos que a día de hoy estaríamos de vuelta en nuestras respectivas universidades, con nuestro calendario previsto a principio de curso o con alguna variante que retrasara el curso una o dos semanas como máximo. El caso es que esta crisis sanitaria, de la cual todos nos reíamos y compartíamos memes, se ha convertido en un tema preocupante y de vital importancia para la sociedad (una sociedad que se ha volcado con las medidas y que está siendo responsable, en su mayoría, de este problema).
Tras la apertura del primer estado de alarma, las universidades empezaron a establecer clases online para no perder el ritmo acádemico. Un acierto, ya que no podemos estar tanto tiempo parados porque sino estaríamos hablando de unas vacaciones puras y duras. Eso sí, encerrados en nuestras casas.
Las universidades ya sean privadas o públicas envían correos a sus estudiantes transmitiendo la calma y que pronto tendremos noticias acerca de los exámenes finales, de la vuelta a las clases. ¿Cuándo es pronto? Ni ellos lo saben, ni nosotros tampoco; ya que como afirmó ayer la Ministra de Educación, Isabel Celaá en una entrevista concedida a RTVE, la suspensión de las clases se podría prorrogar hasta “mayo o junio”. Además, asegura que “la intención no es acabar el curso escolar”. Claro, pero, ¿entonces? Estamos hablando de que los universitarios no van a tener clases presenciales y que van a volver, si se da el caso, en algunas, a los exámenes finales.
Queremos respuestas y que alguien decida, pero que tome alguna medida rotunda y firme para empezar a vislumbrar la luz al final del túnel. En este momento no hay decisión incorrecta, todas las medidas que previsiblemente ayuden al estudiante serán bienvenidas. Entendemos que es díficil tomar decisiones en estas circunstancias excepcionales, pero estamos cansados de medias verdades. Si hay que completar este cuatrimestre por internet siguiendo las clases virtuales, se hará.
Rectores, decidid, proponed y arriesgad. Esta es la única manera de solventar esta incertidumbre que tanto nos preocupa.