Todos pensamos que el jardín del Edén es un lugar mágico y maravilloso con plantas tropicales, con las flores más peculiares y bonitas, con enormes árboles rodeados por lianas, en definitiva, el paraíso. Un paraíso cuidado de sol a sol a las mil maravillas por jardineros.
En el Real Madrid ocurría lo mismo. El jardín del club está en construcción, pero dejemos a un lado la imperiosa reforma del Santiago Bernabeú y centrémonos en lo importante. El Real Madrid no funciona y lleva sin funcionar desde la marcha de Cristiano Ronaldo, el jugador más importante de la historia de la entidad blanca. Los merengues no tienen gol y es un hecho. El equipo de Chamartín marcó 16 goles menos que el Barcelona y Ansu Fati, canterano blaugrana de 2002, marcó en la pasada campaña más goles (7) que todos los delanteros del Real Madrid a execpción de Karim Benzema (21). Un dato preocupante que fue olvidado gracias a la gran solidez defensiva demostrada por los blancos.
Aunque los merengues tengan una de las mejores defensas de Europa, no basta para conseguir o incluso ser aspirante a llevarse la UEL. Por eso, se fichó a Eden Hazard. Un fichaje que costó 160 millones de euros, el fichaje más caro de la historia de la liga y que se convirtió en el nuevo buque insignia de este Real Madrid.
El extremo belga era un jugador eléctrico, diferente y resolutivo de cara a puerta como demostró año tras año con la selección belga o con el Chelsea. Sí, digo era porque ya no sé si lo sigue siendo. El belga, de padres futbolistas, encadena lesión tras lesión habiendo marcado únicamente un solo gol en 369 días. Una cifra paupérrima y bochornosa para un jugador que había venido a marcar diferencias en el campo, no en la enfermería. Esta última lesión muscular le tendrá apartado entre tres y cuatro semanas.
Los madridistas se quejaban de Bale, pero podemos estar ante un nuevo y peor caso porque el ex del Chelsea todavía no ha demostrado nada aun teniendo toda la confianza y siendo una petición expresa de «Zizou» para encabezar su proyecto. Pero lo que parece es que ni el jardinero Zidane es capaz de devolver la sonrisa y revivir la flor marchita, la joya más valiosa de su lujoso jardín.
