La CNTC ofreció ayer su última representación de La vida es sueño de Calderón de la Barca, demostrando una vez más que nuestros grandes clásicos todavía perduran
Desde su emplazamiento habitual, el Teatro de la Comedia de Madrid, la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) cierra ahora su última coproducción internacional a cargo de la compañía británica Cheek by Jowl y LAZONA Teatro, con el patrocinio de Loterías y Apuestas del Estado.
La vida es sueño, eslabón del Siglo de Oro
De las más de 200 obras para las que el dramaturgo Calderón de la Barca (1600-1681) encontró lugar y tiempo, La vida es sueño (1635) sin duda es la más universal en su tema, por muchos considerada el mayor logro del Siglo de Oro español, su “título por excelencia” según el director del montaje de la CNTC, Declan Donnellan.

Dejando a un lado la comedia, Calderón presentó una remota versión del reino de Polonia como mero pretexto para la reflexión existencial. Es el conflicto de la razón y el albedrío, de un destino que asume que la vida sigue un camino predeterminado que no puede verse alterado por elecciones o acciones individuales. Conflicto motivado por un autor que, dos siglos antes, ya conocía la esencia del determinismo. Pocas respuestas y muchas preguntas, para las que Calderón no supo o quiso ofrecernos solución.
Un clásico alterado por la mirada moderna
Este es el primer montaje que el director de la compañía londinense, Declan Donnellan, dirige para un elenco íntegramente formado por actores españoles: Ernesto Arias, Prince Ezeanyim, David Luque, Rebeca Matellán, Manuel Moya, Alfredo Noval, Goizalde Núñez, Antonio Prieto e Irene Serrano. «Años de conversaciones, de sueños, de esfuerzo, de ilusiones; y hoy, por fin, es un sueño cumplido», afirmaba para los medios en el estreno de la obra Miguel Cuerdo, director de Producción de LAZONA.

Distanciándose notablemente del imperturbable sentimiento místico y filosófico de la obra original, Donnellan apuesta esta vez todas sus cartas por la comedia, creando un ambiente distendido del que el público es partícipe, muy alejado de la pureza e incluso dramatismo que Calderón quiso para su pieza.
Largas y tendidas reflexiones filosóficas, ancladas en el tiempo, no interesan al espectador contemporáneo. Es algo que Donnellan conoce y ha sabido remediar
No es complejo entender por qué La vida es sueño es una obra tan poco representada, a pesar de su incalculable valor y notoriedad. Ciertamente seria y doctrinal, tanto ella como su autor se sitúan en lo más alto del corpus literario español.
Ante la revisión de un clásico siempre habrá críticas. Entonces, ¿por qué no darse la oportunidad de desmenuzarlo y sentarse a leerlas?
Es una pieza que produce temor, pero sobre todo mucho respeto. Sin embargo, al británico no le ha temblado la mano para amoldarla a su idea probablemente preconcebida. No hay más que atenerse a la definición de ‘clásico’, «digno de imitar», para entender que obras maestras como tal pueden reproducirse, pero no igualarse.

Un dilema universal sin caducidad en el tiempo
«Que toda la vida es sueño, y los sueños sueños son», escribe Calderón como cierre de la segunda jornada de la obra en el segundo monólogo de Segismundo, hijo del rey Basilio de Polonia y papel protagonista.
Todavía hoy seguimos sin saber qué es la vida, si luz o sombra, si realidad o ficción. Si «toda la vida es sueño»,
o si «los sueños, sueños son»
Es la fuerza de la condición humana para la reflexión. Lejos de la desmesurada devoción por la razón, piedra angular en el paradigma barroco, preocupaciones existenciales como el cuestionamiento o la delimitación de la realidad siguen vivas casi 400 años después.

En palabras de Donnellan, clásicos como este “indagan en nuestros autoengaños y en nuestras victorias, en nuestras relaciones y nuestros sistemas”, ayudándonos a percibir “qué es ser nosotros mismos”.
Calderón no nos plantea miedos como el fracaso o la muerte, sino el temor a ser, a existir tal y cómo lo hacemos
Resulta por tanto sencillo comprender por qué seguimos sintiendo una gran conexión con obras tan lejanas en el tiempo. Siglos después, nos seguimos haciendo las mismas preguntas para las que aún no hemos encontrado las suficientes respuestas.
Deja Madrid, pero la gira continúa
Tras pasar por los escenarios de Girona, Valladolid, Valencia o Avilés, y estrenarse en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, el montaje comienza ahora su viaje por Europa. Con paradas en la Scène Nationale d’ALBI•Tarn (Francia) durante los próximos 9 y 10 de marzo y en Barbican (Londres) entre el 13 y el 16 de abril, la pieza regresará a España a partir de primavera. Las próximas fechas en nuestro país serán el 5 de mayo, en Alicante, y el 21 y 22 de julio, en Gijón.