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Raúl Camargo, Anticapitalistas: «La privatización ha sido el leitmotiv político del PP en los últimos años»

Raúl Camargo es licenciado en Periodismo por la UCM, exdiputado de la Asamblea de Madrid, militante de Anticapitalistas y miembro de la Marea de Residencias.

Pregunta: En relación a lo que he leído, eres el político que más interés ha mostrado por las residencias, tanto dentro de la Asamblea como fuera y en su Twitter, ¿me puedes contar un poco el desarrollo y el motivo de esta actividad?

Respuesta: Cuando yo entré en la Asamblea hace casi 5 años me dieron la Responsabilidad de Políticas Sociales, como portavoz. Yo soy funcionario y conocía un poco lo que pasaba ahí dentro, sin mucha profundidad porque no tenía mucha información. Al ocupar este puesto, empecé a ver los temas sobre los que había que trabajar y ya en octubre nos llegó un caso a través de una compañera que tenía una familiar en la residencia Peñuelas. Ella nos trasladó una queja sobre el funcionamiento de esta. Tuve reuniones con varios familiares, estuvimos investigando qué pasaba allí, quién gestionaba eso… porque la residencia era pública, pero la gestionaba una empresa privada… Cuando empezamos a tirar del hilo, descubrimos que no tenía licencia de funcionamiento, las infraestructuras eran completamente disfuncionales para una residencia de personas mayores… tras esto, investigamos a Aralia, la gestora, que era de un empresario vinculado al PP y que estaba imputado en la trama Gürtel. Se le dio publicidad al tema y se llevó a la Asamblea de Madrid. A raíz de eso, cada vez más familiares empezaron a contactar conmigo, lo que llevó a organizar reuniones con ellos, además de trabajadoras de las residencias. De ahí nació una plataforma que devino en lo que ahora se llama PLADGIMARE, que acabó tomando otros derroteros y no agrupa a mucha gente a día de hoy…

Después de esto, decidimos, en conjunto con los afectados, presentar una ley que, pese a su inicial aceptación, no salió debido a la abstención del PSOE y la oposición de Ciudadanos y el PP, que cedieron bajo la presión de las patronales. Debido a que no salió adelante, se decidió que había que montar un movimiento más amplio, asambleario y con menos verticalidad de la que había habido hasta entonces: se monta así la Marea de Residencias, con una primera manifestación en noviembre de 2019, bastante exitosa, con varios miles de personas, en la que se pedían residencias 100% públicas y aumentar la inversión, leyes que regulasen el caos que había… Después de eso, en marzo de 2020, explota la crisis del COVID-19, y un gran número de muertes ocurren, precisamente, en estas residencias de la Comunidad de Madrid

P: En varias de tus confrontaciones con el Gobierno del PP en la Asamblea de Madrid, parecía que sus exclamaciones rondaban en torno a dos ejes principales: el abandono o desidia que tenían estos hacia la situación y la privatización excesiva, ¿crees que son un solo factor o que uno de los dos ha llevado al otro?

R: Claro que está relacionado. La privatización ha sido el leitmotiv político del PP en los últimos años gobernando la Comunidad de Madrid. Su manera de gestionar los bienes públicos es la privatización, dejar en manos del sector privado el mayor número de servicios posibles y utilizar eso como una fuente de financiación de su propio partido. Y esta forma de funcionar del PP está ligada, efectivamente, al abandono a los sectores públicos esenciales. También lo vemos en la educación: el porcentaje de concertados que hay en la Comunidad Autónoma es el más alto de toda España, el 51% de alumnos de Madrid van a un concertado. En la Sanidad, hay 6 hospitales privatizados, que no han sido utilizados durante la pandemia ya que iba contra los beneficios de las clínicas a las que van ellos y buena parte de sus apoyos, así como sus votantes. El PP lleva tantos años gobernando en Madrid precisamente por esto: porque ha creado una red muy grande de gente que vive de lo privado: colegios privados, sanidad privada…

Creo que, efectivamente, el abandono de lo público es una consecuencia de la privatización salvaje que ha habido en la Comunidad de Madrid, en concreto en el sector residencial, que ha afectado mucho a las residencias, de las cuales el 88% tienen algún de modo de privatización.

P: ¿En relación a la pregunta anterior y enlazando con el alto número de residencias con privatización o gestión indirecta cuál crees que son los principales problemas que acarrea estar dentro de la gestión de las residencias?

R: Creo que el principal problema es que la rentabilidad económica se pone por encima del único criterio que se debería tener en cuenta a la hora de cuidar a nuestros mayores: la rentabilidad social. Hay que cuidar a una generación de posguerra, con infancias muy duras, que pasaron hambre… y que ahora se están encontrando con tratos negligentes, que dependen de unas residencias cuyo único objetivo es que un fondo buitre que tiene su sede social en las Islas Jersey, en paraísos fiscales, gane el máximo dinero y eso es intolerable.

En mi opinión, tendría que haber, primero, una legislación estatal y luego una autonómica, que impida que los fondos buitres puedan gestionar una residencia. Ya solo con esto, te quitarías el 40% de la privatización en las Comunidades Autónomas. Luego, que el Estado asuma esta gestión, que haya inversión pública, que se tomen en serio este cuarto pilar del Estado del Bienestar. Yo creo que hay soluciones: deberían pasar a lo público y esto debería ser el objetivo de cualquier política de izquierdas que quiera afrontar la problemática de las residencias. Como sé que esto inmediatamente no va a poder ser, lo primero es echar a los fondos buitre. Ningún fondo de capital riesgo debe gestionar las residencias. De ahí, poco a poco, pasar a regular el sector para que las empresas sin escrúpulos no puedan seguir metiéndose en él, y así evitar los desastres que se han producido.

P: La siguiente pregunta viene relacionada, precisamente, con ese cuarto pilar del Estado del Bienestar que mencionabas. Nuria Alabao, en un artículo publicado en Ctxt hace referencia a la crisis de los cuidados, que lleva años vigente pero que parece que cada vez se hace más grave, ¿crees que la privatización de los servicios de este tipo está de alguna manera relacionada con esta crisis de los cuidados?

R: Yo creo que la crisis de los cuidados viene de muy atrás, pero la primacía de la prestación de servicios por parte de la privada antes que de la pública es también una problemática que viene de muy atrás, ya en los años 90 se empezaban a construir residencias privadas. La privatización convierte un pilar básico de los servicios, como son los cuidados, en una fuente de negocio más. Ya no solo eso, sino que, en mi opinión, la crisis de los cuidados se construye en el capitalismo ya que, dentro de este, cualquier actividad que lleven a cabo las personas es susceptible de hacer negocio. Al ser estos cuidados indispensables en determinadas épocas de nuestra vida, el capitalismo y su deriva neoliberal se han fijado en este sector, del que han conseguido sacar negocios muy lucrativos. En el pasado año, el negocio de los cuidados, de las residencias, de la atención a la dependencia ha movido más de 5 mil millones de euros en el Estado español. Al final, todo se resumen a un sistema que, en nuestra opinión, es incompatible con la vida: hay una dicotomía cada vez más clara, y que con el virus se ha puesto todavía más en evidencia: el capitalismo, el neoliberalismo y, en definitiva, la gestión de recursos económicos en manos de muy pocas personas va en contra de la vida, del desarrollo de las personas en este planeta y, por supuesto, del propio planeta. Para evitar esto, parece irremediable buscar la ruptura con el sistema capitalista y el neoliberalismo, ya que los tiburones del sector no se van a desprender de este tan fácilmente: hará falta lucha, hará falta reivindicación y hará falta movilización para conseguir un sistema en el que prime la vida en lugar de los beneficios.

P: Dentro de la situación de las residencias, no nos encontramos únicamente ante el malestar de nuestros mayores, sino que se vive también la explotación de las trabajadoras del sector, ¿es suficiente abordar esta problemática desde una crítica al sistema económico, o hace falta replantearse los roles de los cuidados desde cero?

R: Efectivamente, hay que replantearse los roles de los cuidados: es un trabajo que recae fundamentalmente sobre las mujeres. En las residencias, aproximadamente un 90% de las personas que trabajan allí son mujeres. No es solo una cuestión de contradicción capital-trabajo, por decirlo en términos marxistas, sino que hay también otras problemáticas que atraviesan los cuidados, como la contradicción de género. En ese sentido, el feminismo está haciendo una buena labor, poniendo sobre la mesa la necesidad de un reparto de todos los trabajos, también aquellos que no están remunerados pero que son indispensables para que la vida pueda seguir siendo vivida. Hay que tomar medidas para encontrar un nuevo equilibrio que, a día de hoy, no existe en el sector de los cuidados, y es una tarea importante que la izquierda debe afrontar.

P: Ahora me quiero centrar un poco más en la situación actual: ¿crees que el Covid-19 ha creado problemáticas nuevas o solo ha destapado aquellas que se habían conseguido invisibilizarse?

R: Ha creado problemáticas nuevas porque no estaban preparadas para una pandemia, casi nadie lo estaba, pero es evidente que, si hubieran tenido más personal, alguna forma de medicalización… la situación podría haber sido diferente. Había evidencias de que, ante situaciones excepcionales, las residencias no estarían preparadas debido a las acciones negligentes de la Comunidad de Madrid, que puso al frente de la gestión de las residencias a una persona que lo que quería era montarse una empresa y que acabó en una cadena de subcontrataciones… un auténtico desastre. Sin duda, ha habido cosas nuevas, pero la pandemia ha destapado muchas cosas. Las residencias eran, antes del virus, la punta del iceberg, pero tras la situación que hemos vivido, ha salido el iceberg entero.

P: Varias veces durante la pandemia la derecha y la ultraderecha hicieron referencia a cómo las competencias de las residencias recaían sobre Pablo Iglesias debido a la declaración del Estado de Alarma, ¿qué piensas sobre esto?

R: Eso es mentira, las competencias siempre estuvieron en las Comunidades Autónomas. Lo que dicen el PP y Vox sobre esto es completamente falso: las competencias siempre han estado en las Comunidades. De hecho, la propia Ayuso en una entrevista se equivocó y lo reconoció, aunque después se quedó con un gesto de “no debería haber dicho esto”.

P: Y, por último, desde este nuevo “progresismo neoliberal” que ha surgido durante los últimos años, parece que está de moda mandar mensajes positivos y esperanzadores, como se ha visto con el tan repetido “De esto saldremos mejores y más unidos”. ¿Qué piensas de esta afirmación?

R: Yo creo que, por parte del Gobierno, e incluso de Unidas Podemos, hacen una propaganda que no tiene nada que ver con la realidad. “¡De esta vamos a salir más fuertes!”, pero ¿qué dices? Las 23 personas más ricas han ganado 19.600 millones de euros con la pandemia y hay 700.000 personas más en pobreza. Hacen una propaganda excesivamente positivista, como lo que han hecho con el Ingreso Mínimo Vital: no es una renta básica, es una renta mínima y tienes que estar en la indigencia, prácticamente, para poder cobrarlo. Yo creo que toda esa propaganda, al final, les va a perjudicar, si no lo ha hecho ya, como en las elecciones que ha habido hace poco. Mira el ejemplo de Nissan: dijeron que se habían prohibido los despidos, cuando en realidad en menos de una semana van a despedir a 5.000 personas. La situación es dramática, y parecen ignorarlo en sus redes sociales: se esperan caídas brutales del PIB, el aumento del déficit nos hará estar por encima del 120% de deuda pública dentro de un tiempo. Ya se puede empezar a ver que Europa no va a regalar el dinero, van a ser créditos que sabemos cómo funcionan porque lo hemos visto en Grecia: bajada de las pensiones, bajadas de los salarios públicos, recortes en servicios públicos… y habrá que oponerse, claro. Por eso creo que todo ese tipo de propaganda no sirve para nada: una fuerza que aspire a organizar a la gente trabajadora debe ir siempre con la verdad por delante.

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