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Víctor Trimiño: “La política debería ser el uso de la razón para analizar y transformar la realidad”


El País Vasco siempre ha sido un lugar particular donde hacer política. La cultura y la tradición de esta zona han hecho que, a lo largo de los años, se haya mantenido diferenciada del resto de España en lo que a actividades diplomáticas respecta. La segunda mitad del convulso siglo pasado fue un reflejo puntiagudo de esta realidad. Las nuevas generaciones traen consigo un aire nuevo que contrasta con el odio todavía vigente en los restos de la vieja política, oculta bajo la larga y dolorosa sombra de ETA. Se trata del papel de la juventud en una lucha que, lejos de acabar, impulsa la solidaridad, junto a la valentía, como los valores políticos necesarios para dedicarse a esta profesión.

Víctor Trimiño (1992) es una de las caras de esta nueva generación. Burgalés de nacimiento y licenciado en Física, milita actualmente en el PSE-EE Galdakao. Como pilar fundamental de las Juventudes Socialistas de Euskadi, ha defendido la situación juvenil en el País Vasco dando voz a aquellos que tienen menos recursos para alzarla. Con una gran carrera por delante, este joven encarna esos dos valores fundamentales para la política vasca; tan distinta de la española, que caminan sin darse cuenta agarradas de la mano.

En esta entrevista, Víctor hace un repaso del panorama político actual en el País Vasco; así como de la situación social y del futuro de la juventud vascuence.


Pregunta: Has estudiado la carrera de física, pero te has acabado dedicando a la política, ¿Qué tienen en común ambas materias?


Respuesta: Lo cierto es que tanto mis estudios como mi actual puesto de trabajo pertenecen a ámbitos muy diferentes de la política. Pienso que eso también me ayuda a acercarme desde una perspectiva más enriquecedora a este mundo. Además, me gusta pensar que hay cierto paralelismo entre la actividad científica y la política. Me explico: la física consiste, en parte, en comprender y describir la naturaleza aplicando la lógica, así como en utilizar también esa lógica para resolver los problemas que plantea. Por su parte, la política, aunque tiene un
componente emocional muy importante, creo que debería ser también el uso de la razón para analizar y transformar la realidad, para resolver problemas y para explicar unas determinadas posiciones.


P: Eres miembro del PSE-EE de Galdakao, ciudad donde la alcaldía recae en el grupo EH BILDU. Pese a la falta de entendimiento entre ambas formaciones, el mes pasado sacasteis adelante un acuerdo sobre medidas para afrontar esta crisis. ¿Qué impulsó dicho acuerdo por encima de las diferencias?


R: Es evidente que con Bildu tenemos posiciones totalmente enfrentadas en modelo de país, de gestión y, sobre todo, en cuestiones de ética y de Derechos Humanos. Estas últimas, especialmente difíciles de salvar. Pero la realidad es que los socialistas estamos en las instituciones (y por tanto también en el Ayuntamiento de Galdakao) para resolver los problemas de la gente. Y cuando, como ha pasado estos últimos meses, nos enfrentamos a una pandemia mundial que ha tenido consecuencias devastadoras tanto a nivel sanitario como
socioeconómico, cuando vemos que la pobreza y el paro aumentan, se cierran comercios locales, nosotros no podeos ponernos de perfil e independientemente de quién gobierna, sentimos la obligación moral de dar lo mejor de nosotros y nosotras para ayudar a nuestro municipio y a sus vecinos a salir adelante.

En una situación tan excepcional como la que estamos viviendo, no nos podemos
permitir mirar el color del partido que ocupa la alcaldía para acordar o no medidas que puedan mejorar la grave situación que están viviendo muchas personas. Por supuesto, siguen latentes las muchas diferencias que tenemos con Bildu, quienes por cierto este verano se han esforzado mucho en dejar patente el largo camino que les queda por recorrer desde un punto de vista ético.


P: En cuanto a la situación de la izquierda abertzale, este verano se han podido ver muchos casos en los que políticos han honrado la memoria de etarras. ¿Cuál es tu posición, y la de tu partido, respecto a estos actos?


R: Yo, el partido en el que milito y creo que también cualquier ciudadano o ciudadana vasca con un mínimo de decencia, rechazamos de plano cualquier manifestación que suponga una humillación a las víctimas de terrorismo. Y sin lugar a duda, cualquier acto o declaración que implique ensalzar a los terroristas o relativizar el daño que han causado es humillante, no sólo para las víctimas sino para el conjunto de la sociedad vasca.

Evidentemente, la izquierda abertzale que jaleaba y daba cobertura política y social al terrorismo de ETA es diferente del perfil institucional que nos están intentando mostrar desde EH Bildu hoy en día, aunque no podemos olvidar que muchos dirigentes de ahora, tanto de Bildu como de Sortu, fueron protagonistas de las estrategias y decisiones más siniestras de la izquierda abertzale tradicional. Y, como tú dices, este verano (aunque no sólo) han demostrado el camino ético que les queda por andar, y su escaso interés por deshacer la
cultura del odio a la que ellos contribuyeron, así como por deslegitimar el uso de la violencia.


P: ¿Crees que existe un filoterrorismo presente en la Universidad Pública? ¿Está acogido por los jóvenes?


R: Creo que en la Universidad Pública Vasca hay mucha diversidad y pluralidad, como en la propia sociedad vasca. No obstante, sería cerrar los ojos a la realidad negar que tanto en parte del alumnado como del propio profesorado continúa viva esa cultura del odio de la que antes hablábamos. Por ejemplo, este mismo verano hemos podido ver a un profesor universitario ensalzando a cuatro terroristas de ETA en sus redes sociales, y hace un tiempo conocimos la noticia de un estudiante al que le propinaron una paliza por sus ideas políticas y por la cual nadie ha sido condenado ni parece que lo vaya a ser…

También debo decir que, aunque tolerado, éste no deja de ser un sector minoritario dentro de la Universidad Pública, y creo que es importante destacar que la mayoría de los estudiantes, del profesorado y del personal universitario son totalmente ajenos y contrarios a este tipo de actitudes. Es más, ha habido y sigue habiendo en la universidad profesores y estudiantes que han dado la cara precisamente para luchar contra esto.


P: Gran parte de tus esfuerzos están centrados en la campaña contra la precariedad juvenil, ¿Qué papel juega la juventud dentro de la sociedad?


R: La juventud de hoy en día tiene grandes dificultades para emanciparse. El paro, la precariedad y la temporalidad imposibilitan a muchos jóvenes a tener una vivienda, es decir, a emanciparse y a tener su propio proyecto de vida. Nosotros y nosotras, como organización política juvenil de izquierdas, trabajamos para revertir esa situación, haciendo hincapié en esas dificultades que los jóvenes nos encontramos en la sociedad actual, pero también poniendo sobre la mesa propuestas e ideas para que desde las instituciones se tomen medidas que
ayuden a la juventud.

Muy ligado a esta problemática está también la defensa que llevamos años haciendo de una educación pública de calidad, accesible a toda la ciudadanía, y capaz de garantizar la igualdad de oportunidades. Todos estos son aspectos centrales del modelo de sociedad que nosotros y nosotras reivindicamos.

En cuanto a la juventud en general, creo que la gran aportación que puede dar a
nuestra sociedad (y que ya la está dando) es la de imponer una mirada feminista y ecologista en todos los órdenes de nuestra vida. Juventudes Socialistas somos parte también de ese movimiento o de esa generación que quiere tomar la iniciativa a la hora de favorecer nuevas formas de relacionarnos, un nuevo modelo social y productivo, etc.


P: Pese a tu corta edad, estás demostrando una gran solidez en tu carrera política. ¿Te has planteado dar el salto, en un futuro, a la política nacional, o prefieres centrar tu compromiso en Euskadi?


R: A día de hoy no se me ocurre mejor manera de defender mis principios y los valores en los que creo que militando en Juventudes Socialistas y trabajando como concejal socialista en el Ayuntamiento de Galdakao. Además, mis inquietudes y mi compromiso político están muy ligadas a ese ecosistema tan especial que es la política vasca.


P: El Covid-19 ha supuesto un duro golpe de realidad. Pero, previamente, España atravesaba un momento tenso a nivel social. ¿Cuál crees que es el mayor problema al que se enfrenta nuestra sociedad? ¿Qué hace falta para combatirlo?


R: Evidentemente, el principal problema que tenemos ahora mismo es de tipo sanitario, por lo que lo primero que te diría es que nuestro país necesita una sanidad pública fuerte. Si hablamos de la derivada social y económica que está acompañando a la crisis sanitaria, lo fundamental es tener un estado y unos servicios sociales fuertes que no permitan que nadie se quede atrás. Es vital que desde las instituciones se garantice que todas las personas puedan vivir con dignidad, que nadie pasa hambre ni carece de un techo bajo el que dormir. A partir de ahí, si miramos un poco más a medio plazo, nos corresponde como sociedad, pero principalmente a los líderes políticos, favorecer el asentamiento en España de un tejido industrial y económico solvente, capaz de crear empleos de calidad, que no haga a nuestro país tan dependiente del sector turístico. Un tejido que no solo no dé la espalda al desafío de la transición ecológica, sino que la lidere y sea parte protagonista de la misma, y que sea capaz, por supuesto, de aprovechar todas las potencialidades y los recursos que pone a nuestra
disposición la investigación y el desarrollo tecnológico, para que el crecimiento económico y la calidad del empleo vayan de la mano.


P: ¿Qué mensaje quieres lanzar a los jóvenes que estén leyendo esta entrevista?


R: Les diría que la juventud tenemos que ser la punta de lanza de las luchas contra las injusticias y la desigualdad, pero también una vanguardia a la hora de imaginar y poner sobre la mesa un nuevo modelo de sociedad más tolerante con la diversidad y respetuosa con la igualdad, que contribuya a socializar los beneficios de los avances tecnológicos y de las nuevas tecnologías y que sea un dique de contención frente a la emergencia climática.

Les diría que no hay mejor manera de dibujar esas transformaciones sociales que a través de la militancia política y del interés por los asuntos comunes y, si me permites, les animaría a hacerlo de la mano de la organización política juvenil más longeva de nuestro país: las Juventudes Socialistas.

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