Como ya conocen, varios agentes de la Policía Nacional requisaron los teléfonos móviles de dos redactores del Diario de Mallorca y Europa Press a petición del juez que instruye la causa, Miguel Florit. Puede parecer un hecho aislado sin relevancia, pero desgraciadamente,este hecho es un claro ejemplo de una violación flagrante del derecho a la información que no podemos permitir jamás.
Ambos periodistas, acogiéndose al derecho del secreto profesional, garantizaron a sus fuentes la confidencialidad de la información, con el mero objetivo de proteger el derecho a la información. Queda comprobado, por tanto, que el juez perjudicó gravemente a la libertad de información, al mismo tiempo que sembraba el miedo entre los periodistas y los ciudadanos, porque aquí perdemos todos.
Tal y como sentencia el artículo 20 de la Constitución Española, “la ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al derecho profesional en el ejercicio de sus libertades”. Miguel Florit, sin embargo, optó por una vía ilegal e incumplió un derecho constitucional para satisfacer al poder y poner en jaque una libertad que bajo ningún concepto podemos perder: la libertad de prensa.
Sin embargo, el poder no vencerá un derecho fundamental que ha costado tanto conseguir y aunque la libertad de prensa haya sido gravemente herida, los periodistas emplearemos nuestra mejor arma contra el miedo: la información. Le pese a quién le pese y cueste lo cueste,porque solo tengo clara una cosa: No nos callarán.