Un largometraje lleno de comedia, familia y pintura
La película está dirigida y protagonizada por Fernando y Pablo Colomo, un padre y un hijo llenos de arte.
Una crisis pictórica
Fermín (Fernando Colomo) es un pintor de arte abstracto. Está atravesando una crisis personal y no es capaz de seguir pintando. No quiere seguir el tipo de arte que está a la moda, pero su exmujer y galerista Pepa (Carmen Machi) le insiste en que lo haga.
Una de las razones de esta insistencia es por dinero: a Fermín le están embargando sus cuentas y necesita el dinero para vivir. Lo que no sabe Pepa es que a Fermín le están empezando a surgir unos temblores en la mano que le impiden pintar.
El jardín de las delicias
Durante este tiempo, el hijo de ambos, Pablo (Pablo Colomo), ha estado de viaje en la India. Pero ha vuelto justo en el mejor momento. Fermín y Pablo pactan que este ayude a pintar un cuadro a su padre. Un cuadro que Pepa le ha pedido a su exmarido para ganar un concurso sobre El jardín de las delicias.
El continuo recuerdo de su exnovia y sus siguientes encuentros amorosos (los cuales él mismo sabotea) descentran a Pablo de su objetivo. Además, este desvío también se extiende a Fermín, que está también a otra cosa con una artista con la que va a eventos pictóricos y encuentros entre artistas de diferentes ámbitos.
Aun así, ambos se unen para conseguirlo. A pesar de todos los obstáculos y todo lo malo que tienen que esquivar. La unión entre ellos es más fuerte y, con apoyo y esfuerzo, se puede conseguir todo lo que se quiera.
Una historia familiar
En Las delicias del jardín, vemos una historia llena de arte y de amor familiar. El apoyarse, unirse para ayudarse entre ellos, reconciliarse y sentirse reconfortados el uno con el otro. Una representación de que la familia está ahí para lo bueno y para lo malo, a pesar de todo.
Y una historia sobre el mundo del arte. Sobre lo complicado es seguir en lo alto de la esfera cuando van pasando los años y lo fácil que es que se devalúen tus obras. O, por el contrario, que crezca el precio. Un reflejo del mundo artístico y de la situación de los artistas de hoy.
Los Colomo
Esta película está tanto dirigida como protagonizada por padre e hijo. Las delicias del jardín es un proyecto del ya conocido director Fernando Colomo y de su hijo, el pintor Pablo Colomo.
Fernando Colomo es director de cine, actor, guionista, productor y arquitecto. Es conocido por largometrajes como ¿Qué hace una chica como tu en un sitio como este? (1978), Bajarse al moro (1988), Al sur de Granada (2003) o La tribu (2018). Ha obtenido premios como los Goya, los Berlanga o las Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos.
En Las delicias del jardín, trabaja junto a su hijo Pablo. Pablo Colomo es, sobre todo, pintor. Su pintura es figurativa y se centra sobre todo en las escenas cotidianas, donde utiliza como nexo común la figura humana. Ha participado en exposiciones en ciudades como Madrid, Toronto o Goa. Este es su primer largometraje como director y actor.
Un reparto exquisito
Junto a Pablo y Fernando, en Las delicias del jardín se pueden ver a grandes actores y actrices como Carmen Machi, Antonio Resines, María Hervás, Luis Bermejo o Brais Efe. Sus interpretaciones son magníficas y aportan mucho dinamismo a los escenarios que los Colomo quieren transmitir.
Una producción diferente
Las delicias del jardín está grabado completamente con móviles. Se han utilizado varios a la vez, para que hubiera diferentes perspectivas y que no se repitiera la toma. Lo interesante de esta forma de rodaje ha sido también la ignorancia de las personas de alrededor. Ahora todos le hacemos fotos y vídeos a todo, por lo que no llevar micrófonos ni cámaras grandes ha sido una forma de que la gente ignorara esta grabación, además de aportar una libertad a los actores para que se sintieran más libres.
Fernando ha cogido la inspiración para llevar esto a cabo del cine clásico. Al estar grabado con móviles no se puede dirigir el desenfoque. El espectador puede escoger así dónde mirar, dónde poner el foco de atención. No hay cambios de foco ni actores desenfocados. Una forma interesante de profundizar y de centrarnos en otros aspectos dentro de la acción.
Un largometraje experimental
En esta película, podemos ver el trabajo mano a mano de un padre y su hijo. Ambos la dirigen, ambos la protagonizan, ambos la crean. Es un experimento, tanto para ellos, como para los realizadores, como para el público.
Ha sido un guion trabajado durante tres años. Ha sufrido varios cambios, varias versiones, y cada vez se ha fortalecido más. Además, otro factor que le aporta más interés aún es que los actores no se rigen a rajatabla por el guion. Hay una parte de improvisación, lo cual da más libertad a los actores y actrices, y nos muestra una parte más real aún.
Las delicias del jardín
En este largometraje, Colomo, padre e hijo, han querido dar un paso más. Es una película muy innovadora, tanto en su tipo como en su forma. Es entrañable la relación entre ellos dos y cómo lo transmiten en la pantalla.
Además, el mensaje que quieren transmitir es muy necesario y nos hace ver una forma diferente de este mundo artístico. Una película que, sin duda, es un jardín lleno de delicias.
