El futuro nuevo éxito seguro de Netflix se llama Love, Death & Robots y promete hacerte reflexionar al mismo tiempo que disfrutas de un maravillso audiovisual
El pasado viernes la gran plataforma de contenidos en streaming lanzó su última propuesta autoproducida: Love, Death & Robots, una serie de 18 cortometrajes animados independientes que exploran el futuro tecnológico del ser humano desde las diferentes perspectivas de sus 18 directores.
La serie consta de 18 capítulos en los que se explora una misma temática: el amor, los robots y la muerte; pero en diferentes universos, estilos y formas de contar una historia. Guionistas y directores son diferentes en cada capítulo escondiéndose grandes nombres como en de Tim Miller (director de Deadpool) o David Fincher (director de El club de la lucha o Zodiac), las dos cabecillas del proyecto.
Las teorías apuntan que la producción podría ser una adaptación del proyecto original de David Fincher del 2008 en el que trata de adaptar a película una serie de ciencia ficción llamada Heavy Metal.
Muchos aficionados y especialistas han calificado de «una maravilla» a la técnica y resultado de la animación que en cada capítulo y universo es distinta de acorde al autor del cortometraje. Computer Hoy escribe: «Además de variedad de ambientación e historias, también encontramos diferentes técnicas de animación. Desde capítulos con una animación CGI (generadas a ordenador) cuidadísima hasta capítulos hechos con técnicas 2D, rotoscopia o animación tradicional».
Asimismo, la mayoría de los capítulos esconden un significado más profundo del que parece y nos invita a reflexionar durante unos minutos sobre el significado de las posibles metáforas hacia el futuro al que inevitablemente nos dirigimos por culpa de la contaminación masiva, la explotación, la modificación genética o el cambio climático. Eso sí, encontrarás tanto capítulos dramáticos como otros en los que la reinante es sin duda es la comedia.
Por último, otras de las claves de la serie es su duración: los capítulos van de 5 a 20 minutos únicamente. Es posible verla en una tarde y, más importante aún, se adapta perfectamente a los horarios frenéticos actuales. ¿Diez minutos de trayecto en bus o metro? Suficiente para ver una obra perfectamente construida y compacta sin llegar a agobiar por la densidad.