La teoría del colosal fallo eléctrico a finales de 2021 que dejaría a oscuras medio mundo durante un mes
Tras un 2020 gobernado por una pandemia mundial, en el 2021 la humanidad deberá enfrentarse a un gran apagón que afectará a toda Europa a la vez y durará durante semanas. Al menos, esa es la suposición enunciada por múltiples voces a lo largo del continente y que en las últimas semanas ha conseguido expandir el pánico en varios países europeos.
Señales ante un gran fallo
Las bases de esta teoría se sitúan en la escasez de gas y la gran dependencia energética de los estados de la Unión. Por un lado, el conjunto de los países del continente no dispone de suficientes recursos naturales ni centrales eléctricas para producir su propia energía por lo que dependen de la compra y suministros de otros países (principalmente Rusia y Argelia). Por otro, la reducción de la oferta de la principal fuente de energía en Europa ha dado lugar a unos precios de la luz exorbitados debido a la competición de los Gobiernos por mantener su suministro eléctrico.
Además de este combo perfecto, otras señales de alarma han servido de base para alimentar la superstición como la reciente escasez de combustible y productos de primera necesidad en Reino Unido (aunque esta por causa del Brexit y la falta de transportistas). Asimismo, la reciente caída de las redes sociales de Facebook/Meta ha avivado el temor ante un gran ciberataque, otro punto crítico que podría comprometer la producción eléctrica de las naciones.
¿Qué dicen los expertos?
Con estos datos, algunos países han decido pasar a la acción y tomar cartas sobre el asunto. Austria, con un porcentaje de importación de gas de un 20% y una dependencia de la energía hidráulica del 50%, lanzó el pasado octubre una campaña para preparar a su población ante una catástrofe que consideran «inminente». Mensajes que recomiendan la compra de combustible, conservas, agua potable o baterías han inundado el país y producido una escasez de estos productos en múltiples supermercados por toda Europa.
Sin embargo, los expertos señalan que si bien un «gran apagón» es posible, también es altamente improbable. Todos los países cuentan con robustos sistemas de producción energética así como sistemas de respaldo para cubrir cualquier problema que pudiera surgir. Incluso si el conjunto de estos factores pudieran causar cortes de energía, estos se reducirían a regiones específicas durante cortos periodos de tiempo (horas, nunca semanas). Además, llegada una situación extrema donde no fuera posible satisfacer la demanda eléctrica, existen sistemas de seguridad para garantizar el suministro de infraestructuras clave como hospitales o parques de bomberos.