El latín y el griego mueren en nuestros brazos
Este año se ha publicado la nueva ley educativa LOMLOE (Ley Orgánica de Modificación de la LOE), y su palabra no ha dejado indiferente al sector educativo español. En el borrador de esta reforma, filtrado a la prensa, vemos que el itinerario de Humanidades quedará despojado de su esencia. El latín y el griego, por tanto, quedarán relegados a un plano de «optatividad» forzosa cuyo desprestigio alejará sus posibilidades de transmisión a las juventudes.
Ni rastro de los clásicos
El único surco que queda a partir de ahora del latín y el griego se encuentra dentro del margen de optatividad en la Educación Secundaria Obligatoria. No obstante, es en el mismo borrador de la ley en el que se subraya que «es necesario favorecer la ineludible presencia de aquellos elementos que, como las matemáticas en el campo de las ciencias y la tecnología, o las lenguas en el campo de las humanidades y ciencias sociales constituyen la base necesaria y son claves para avanzar en cada campo de conocimiento.»
El Ministerio de Educación no parece considerar importante el estudio de las lenguas y culturas sin las que hoy no podríamos concebir Europa. La nueva reforma, que no ha dejado indiferente al profesorado y a las entidades defensoras de la cultura clásica, provocó una manifestación el pasado 6 de noviembre que denunciaba una reinterpretación inmediata de las necesidades educativas.
Vaciar las Humanidades es pudrir nuestras propias raíces
Para comprender el hoy es necesario comprender el ayer. Dejar a los jóvenes de nuestro país sin el derecho a conocer acerca del desarrollo de su propia cultura es despojarlos de un conocimiento crítico.
Si bien la Ley asegura que uno de los objetivos principales de la educación es promover el libre desarrollo de la personalidad, separar el estudio humanístico de este desarrollo es considerar que nuestro papel en la sociedad es puramente práctico y utilitario. El drenaje esencial de las Humanidades es un autoboicot como individuos y como sociedad.
Sobre los pilares griegos y latinos hemos conseguido fundamentar una estructura social que no concebiríamos sin las culturas clásicas. Lo griego y lo romano ha logrado sobrevivir hasta nuestros días mediante reinterpretaciones y transformaciones. Deshacernos de su contenido educativo es dejar culturalmente desamparados a nuestros jóvenes: dejar su capacidad crítica vulnerable, manejable.
No hay humanidad sin las Humanidades
Siguiendo el usual patrón, la supervivencia de las Humanidades vuelve a estar en el foco del peligro. La eliminación del latín y el griego nos muestra una tendencia utilitarista de la educación que ignora el desarrollo cultural de los jóvenes. Volvemos a presenciar cómo se establece como prioritaria la manutención de aquellas materias que resultan más técnicas.
Salimos a la calle a preguntar acerca de la nueva medida al profesorado, cuya voz se ha silenciado durante todo el proceso de reforma de ley.
«Eliminar el latín y el griego porque no se utilizan es abandonar por completo el proceso pedagógico», nos cuenta Carlos, profesor de Historia. «No podemos abandonar una materia porque dé más o menos dinero. La visión economista es la muerte del conocimiento», asegura.
«No me gustaría una sociedad sin librepensadores», nos dice Pedro, profesor de Inglés en un instituto de Toledo. «Las humanidades hacen que la gente pueda divergir en puntos de vista».
«Se están priorizando las STEM y no se están dando cuenta de que las humanidades hacen que la sociedad sea más cohesionada, más culturizada, menos controlable», opina Marta, profesora de Geografía en un instituto público. «Estamos perdiendo el sentido humanista de la civilización».
María, profesora de Cultura Clásica, nos cuenta que «el estudio del latín y el griego está íntimamente relacionado con el estudio de la ciencia, la nomenclatura se basa en ese lenguaje, por lo que es un pilar fundamental para poder comprender en profundidad el estudio de las ciencias naturales. Además, la cuna democrática griega creo que es un pilar fundamental para el estudio del desarrollo de la sociedad más adelante.»
Estamos perdiendo el sentido humanista de la civilización