Hoy en día, la Realidad Trans es un punto ciego en la mirada de nuestra sociedad. No es una realidad uniforme, no existe una única verdad. Existen muchos condicionantes que llevan a personas a situaciones de desempleo o de precariedad laboral, pero solo hace falta uno de ellos para hablar de una única Realidad Trans, esa es la discriminación. Ya sea en el hogar, en el colegio, en tu país, en el mercado laboral, la discriminación destruye las posibilidades que tiene una persona para ser quien realmente es.
El colectivo transexual es un público de riesgo en el mercado laboral y es difícil distinguir si se debe en su totalidad a factores educativos y socioeconómicos de la persona o si existen prejuicios sobre el colectivo en la mente del empresario o entidad. Lo que está claro es que existe un 85% de esta población en situación de desempleo y, según un informe anual de La Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA), un 54% de los encuestados declararon haber sufrido discriminación.
La Realidad Trans comienza en muchos otros contextos: en el colegio, el bullying afecta en especial a las niñas transexuales. El contexto educativo es un lugar proclive para la discriminación, lo que produce la alta tasa de abandono escolar de este grupo. En el hogar, donde muchas son rechazadas por parte de sus familiares. En su país de origen, donde se convierten en refugiadas porque no se acepta al colectivo. En el nuestro, donde no permiten a los menores expresar su sexo sentido en el Documento Nacional de Identidad, como si la identidad de género no existiera hasta los 18 años.
Todos estos factores, motivados por la discriminación, no solo producen las altas cifras de desempleo, sino que atentan contra la vida de los transexuales, un 80% de los adolescentes de este grupo han pensado en suicidarse. La intolerancia no solo es indirecta, existen agresiones violentas hacia su integridad física y emocional: el 42% de las personas trans han sufrido amenazas e insultos y un 25% abusos sexuales, según la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). Como he dicho antes, es muy complicado saber si la causa de desempleo son las complicaciones que sufre el público transexual a lo largo de su vida o son los prejuicios de los empresarios. Pero una cosa está clara, ambas han sido motivadas por la discriminación.
Por ello, la intolerancia debe combatirse, y no con promesas. Es cierto que se han llevado a cabo reformas en la legalidad para proteger a los transexuales en el ámbito laboral, pero para proteger hay que ofrecer oportunidades de trabajo, son dos caras de la misma moneda. El porcentaje lo demuestra, muy pocas personas transexuales son contratadas, refugiándose en trabajos precarios o economías sumergidas como la prostitución. La imagen discriminatoria de la trasexualidad no es culpa de ellos, es culpa de todos. No perpetuemos un sistema en el que solo caben unos pocos.
