El reconocido dramaturgo Francisco Ramírez López publica su segundo poemario: La corteza de las bestias
Francisco Ramírez vuelve a sorprendernos. Esta vez con un poemario intenso, La corteza de las bestias, en el que nos muestra un nuevo aspecto de su concepción del mundo. Con tan solo leer el título, se puede dilucidar la cuestión filosófica sobre la que subyacen estos versos: la naturaleza del ser humano, e identificar la fórmula que suele emplear para dar nombre a sus obras, S.N. + S.P. – ADY, con alguna excepción.
Hace un año y medio vio la luz su primer poemario, Seguir amando, (Ed. John Holland Gallery, 2024), coincidiendo con la primavera; y en este mismo momento, de forma antitética, en otoño, vuelve a ser protagonista Francisco Ramírez con La corteza de las bestias (Editorial Adarve, 2025). Estas dos publicaciones abren una nueva etapa en su trayectoria revelando matices desconocidos de su faceta como escritor.
Y no es de extrañar que, todo ese tiempo de silencio lírico que ha favorecido su producción teatral, haya sido invertido en el constante estudio y revisión de sus poemas. “No le toques ya más, que así es la rosa”. En ellos, se puede detectar una fuerte conciencia estética fruto de una sensibilidad que percibe el mundo de una forma pictórica, un oído musical que facilita la construcción de heptasílabos y endecasílabos blancos, una capacidad lingüística que permite la máxima expresión semántica en la mínima estructura sintáctica, un conocimiento ingente de la tradición y el constante diálogo con sus contemporáneos.

En La corteza de las bestias, se manifiesta el deseo continuado de perecer “el mármol se impacienta sin mi nombre” mediante un desdoblamiento del sujeto lírico “6304”. Este anhelo se origina debido a los distintos inconvenientes “redondo es el dogal que aprieta la garganta” producidos por agentes externos “los cuervos” que se alimentan de la naturaleza benevolente de la bestia “darlo todo a cambio de nada”. La crisis vital lo sumerge “canción para barcos hundidos” en un estado de alienación “¿para qué tanto esfuerzo? que lo mantiene alerta “para quién estos clavos / para quién esta lanza” y distante “noli me tangere”, aunque todavía con cierta predisposición a “seguir amando”.
El culmen tiene lugar cuando las exigencias son extenuantes “siempre las mismas cuchilladas / y los mismos cuervos” y despiertan la necesidad de poner fin a sus días “quiero morir”. Así que decide “abrir su carne en surcos” con plena conciencia de que es, en realidad, “arcilla” y que “Dios no volverá a modelarlo”, pero para las bestias nada es suficiente, “ni una ofrenda ni un sacrificio”, nada puede “calmar su sed” ni siquiera un “río” de sangre.
La corteza de las bestias es un poemario de compleja ejecución en el que se integran símbolos provenientes de la tradición judeocristiana y grecolatina siguiendo los preceptos de la corriente surrealista. Increíble cómo es capaz de “tejer tantos hilos de palabras”.
En fin, estas bestias “aquí están, aquí viven” y “no es fácil descolgar la carne y arrastrarla mientras todavía tiembla”.

Francisco Ramírez López (1963) es un poeta, dramaturgo y director de escena español reconocido a nivel nacional, galardonado con los premios Alejandro Casona, Buero Vallejo y Dramaturgia Invasora, entre otros. Desde 1980, dirige Algazara Teatro.
Es Licenciado en Filología Hispánica y Experto Universitario en Técnicas y Medios Audiovisuales. Impartió clases de Guion de Cine y Realización de Audiovisuales en la Universidad de Huelva, y de Historia Social del Teatro y Dramaturgia en la Escuela de Arte Dramático de Huelva.

