«La Xavineta» cae en cuartos de final de la Europa League en un ambiente impropio de noche europea
Todo lo que podía salir mal se dio ayer en Can Barça. Los culés cayeron por 2-3 ante una gran versión del Eintracht de Frankfurt. Los goles de Busquets y Depay, desde los once metros, no despertaron a tiempo a un Barcelona irreconocible dadas las buenas sensaciones mostradas en los últimos meses. Un doblete de Kostic y Santos Borré fulminaban la continuidad del equipo de Xavi en la Europa League.
Ya desde la previa se veía un ambiente atípico en las inmediaciones. Con el 1-1 de la ida, el Barça jugó la carta del Camp Nou para tener un pase plácido a semifinales. Nada más lejos de la realidad. Alrededor de 30.000 alemanes entraron al Camp Nou para alentar al equipo de las águilas. El Camp Nou, paradójicamente, se engalanó de blanco. Un multitudinario apoyo que se vio desde el silbato inicial y que sorprendió tanto al propio equipo como a todo aficionado cercano o ajeno a la entidad azulgrana.
Un Barça frío desde el inicio
El choque de vuelta ya empezaba cuesta arriba para los intereses locales. Eric García cometía un penalti sobre Lindstrom y Kostic no perdonó desde los once metros. El ariete engañó a Ter Stegen y, contra todo pronóstico, abrió la lata para los alemanes. El conjunto de Xavi se veía sorprendido en su propio feudo, no obstante, el estadio distaba mucho de su verdadera alma.
Con el paso de los minutos, el Barça crecía progresivamente en el encuentro y aumentaba su presencia en el área de Trapp. No obstante, no se traducía en ocasiones claras y manifiestas. Otro jarrón de agua fría llegó en el 37, cuando Santos Borré envío a la escuadra un disparo desde fuera del área tras encarar a los dos centrales culés.
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— Eintracht Frankfurt (@eintracht_esp) April 14, 2022
Dos tantos en contra que ponían cuesta arriba el pase a semifinales de la Europa League. Ante un rival inferior y en tu propia casa, el Barça se quedó sin respuesta llegados al descanso. El equipo se marchaba a vestuarios con dos goles de desventaja y se respiraba un aire hostil traducido en pitos a los jugadores. Sin embargo, estos no eran del aficionado culé, sino del equipo visitante.
Tercer mazazo y nueve minutos de fe
El segundo acto siguió el mismo guion. El Barça tenía que marcar un gol para resucitar en la eliminatoria pero los minutos pasaban y no se daban muestras de clara superioridad. Aubameyang pudo cambiar el rumbo del partido nada más comenzar, pero no llegó a rematar un centro de Dembélé.
Llegados a la hora de partido, otro acto extraño ocurrió en el Nou Camp. El Barça reclamó un penalti por mano de Borré y el monitor del VAR instalado en la banda no funcionaba. El trencilla, guiándose con unos auriculares, le confirmaron desde la sala de video-arbitraje que no había penalti. El equipo seguía ofuscado y el Eintracht lo aprovechaba creando serios estragos al contraataque.
Al filo del 70, Kostic volvió a marcar y ya era un 0-3 en contra. Xavi quemó todas las naves y dio entrada a Luuk de Jong y, posteriormente, a Depay para obrar en cuarto de hora lo que no se hizo en el resto del encuentro. A base de corazón y centros, Busquets dio un hilo de esperanza, pero el VAR volvió a entrar en escena anulando el gol por fuera de juego.
Ya en el largo tiempo de descuento, Busquets volvió a aparecer para mandar a las mallas un disparo desde fuera del área. Tras esto, en la última jugada, el árbitro señaló la pena máxima a favor del Barça y expulsó por doble amarilla a Ndicka. Depay marcaría el segundo con suspense y dejaba a los culés a un gol de la prórroga. En cambio, la reacción fue demasiado tardía.
¿Adiós a la temporada del Barça?
El Barça se queda sin la posibilidad de ganar un título que no ha conseguido nunca. Además, no podrá disputar la Supercopa de Europa, competición que enfrenta el campeón de la Champions League con el de la Europa League. Las aspiraciones por la Liga son muy escasas: debe ganarlo todo y esperar tres derrotas de un Real Madrid que no hinca la rodilla.
Para seguir sumando desgracias, Pedri acabó lesionado y su pronóstico no es alentador. Se espera que esté entre seis y ocho semanas fuera de los terrenos de juego por una ruptura en el bíceps femoral del muslo izquierdo. En resumen, la temporada se ha terminado para el joven centrocampista canario que estaba siendo una de las piezas clave en el sistema de Xavi y uno de los artífices de la gran recuperación que había tenido el equipo en los últimos dos meses.
Días de reflexión vienen en el equipo azulgrana debido a las sensaciones mostradas hoy. Además, en palabras del presidente, Joan Laporta, habrá una investigación por la entrada masiva de aficionados alemanes entremezclados con abonados. Un hecho sin precedentes en la historia del club.
