«El socialismo solo lleva a la pobreza»
Javier Milei, el nuevo presidente de Argentina, ha acudido esta semana al Foro Económico Mundial de Suiza donde, desde 1971, se reúnen anualmente los líderes políticos y empresariales más importantes. El objetivo del encuentro es «restaurar la acción colectiva y reforzar los principios fundamentales de transparencia, consistencia y responsabilidad entre los líderes». En este contexto, el presidente argentino ha dado un discurso exaltando el «capitalismo» y criticando el «socialismo». Estas han sido sus frases más destacables:
«Occidente está en peligro»
Esta ha sido la frase inauguradora de su discurso. Milei atañe este peligro a la pérdida de los «valores de occidente» por manos de los líderes europeos. Estos, según Milei, llevan décadas desplazando sus ideales políticos al «socialismo» con la idea «bienpensante» de ayudar al prójimo. Se trata de un modelo económico que conduce «inexorablemente a la pobreza» y al abandono de los valores de la «libertad». Con este inicio, Milei asienta que el único modelo económico libertario y próspero es el capitalista, frente a un socialismo que, desde su punto de vista, es represivo.
«Los experimentos colectivistas son la causa de los problemas de los ciudadanos del mundo»
Según Milei, el «colectivismo» o socialismo, términos a los que se refiere como sinónimos, son la razón de la pobreza en el mundo. Pone como ejemplo a su país. Según él, en 1860, Argentina empezó a aplicar el «modelo de la libertad» y obtuvo grandes resultados en 35 años, hasta que apareció el socialismo. Milei parece hacer referencia al modelo agroexportador que se instauró en Argentina en 1880, que, efectivamente, llevó al país a un puesto privilegiado a la zaga de Estados Unidos y duplicando a España en cuanto a prosperidad. De hecho, en el año 1895, su PIB per cápita llegó a posicionarse como el más elevado del mundo:
Este modelo entró en peligro en la crisis de 1930 debido al Crack del 29 y fue reemplazado por el modelo de Sustitución de Importaciones, centrado en un mayor proteccionismo y una mayor intervención del Estado. «Nuestros ciudadanos empezaron a empobrecerse hasta caer en el puesto número 140 del mundo». Este ranking, sin embargo, cambia en función del medidor económico. El indicador del Foro Económico Mundial (WEF en inglés), coloca a Argentina en el puesto 83 de 141 países. Milei, sin embargo, hace referencia implícita al Índice de Libertad Económica de la Heritage Foundation, en el que el país se ubica en el puesto 148 de 178 países.
Aunque ambos indicadores analizan el progreso económico de un país, se centran en aspectos diferentes. El WEF evalúa la capacidad de un país para proporcionar un entorno propicio para la prosperidad económica y el crecimiento sostenible. Por su lado, el índice de Libertad Económica evalúa el grado de libertad económica en un país, midiendo la capacidad de los individuos para controlar su propio trabajo, propiedad y empresa. En este sentido, parece que Milei da más criterio de autoridad al medidor centrado en emprendedores, autónomos y propietarios, frente al medidor centrado en prosperidad y sostenibilidad.
«El capitalismo es la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre»
Para fundar esta frase, Milei se remonta al siglo XIX, cuando tuvo lugar la Revolución Industrial, considerada los albores del capitalismo. Este fenómeno, según Milei, multiplicó por «15 el PIB per cápita de la población», que desde «el año 0 había estado totalmente estancado». La siguiente gráfica muestra la evolución de la producción y comercio desde 1780 hasta 1970. Según Milei, la línea de tendencia seguirá subiendo más y más.
Milei afirma que, desde la Revolución Industrial, «un 90% de la población mundial ha salido de la pobreza», frente a un «5%» que todavía persiste en ella, según datos previos a la pandemia. Este dato varía, posiblemente, en función de lo que se considere pobreza. En julio de 2023 la ONU informó que «cerca de 1100 millones de personas viven en una situación de pobreza multidimensional aguda en 110 países del mundo», que viene a ser un 12,5% de la población mundial.
«La justicia social no es justa. Es una idea intrínsecamente violenta»
Esta declaración radica en que el Estado se financia mediante los impuestos de la ciudadanía, impuestos que luego convierte en subsidios para ayudar a los sectores vulnerables. Milei alude a que el Estado funciona mediante la «coacción». Este término hace referencia a «fuerza o violencia que se hace a alguien para obligarlo a que diga o ejecute algo». Con esto, Milei da a entender que un Estado socialista no puede ser democrático, ya que impone a sus ciudadanos unas tasas «injustas» y acaba con la libertad.
Añade que la recaudación de impuestos reduce la competitividad, la productividad y perjudica directamente al ciudadano. Explica que una menor competitividad imposibilita avances o, lo que, según él, «Israel llama: procesos de descubrimientos de mercado». Con esto, Milei expresa que un entorno más favorecedor para las empresas podría aumentar el progreso en la sociedad y traer grandes beneficios a largo plazo. Al mismo tiempo, deja caer su posición sobre el conflicto entre Israel y Hamás.
«Un empresario exitoso es un héroe»
Siguiendo la línea de «los procesos de descubrimientos de mercado», Milei defiende que las empresas, al tratarse de las artífices de los avances, lejos de «atribuirse la riqueza ajena, contribuyen al bienestar general». Con esto, sigue defendiendo que hay que crear un entorno más favorable para las empresas y sus avances, ya que su principal beneficiaria será la sociedad.
¿Es esto cierto?
Es posible que, siguiendo sus concepciones a largo plazo, el conjunto de la sociedad pudiera verse beneficiada. Pero Milei parece no dar importancia a esos sectores vulnerables que necesitan subsidios y ayudas para sobrevivir ahora. Dicho de otra manera, Milei busca el bienestar de las generaciones futuras, más que el de las presentes.
«Los neoclásicos no comprenden qué es el mercado»
La teoría neoclásica es el marco teórico en el que se basa gran parte de la economía occidental. Su definición sugiere que, en condiciones ideales, los mercados tienden hacia un equilibrio en el que la oferta iguala la demanda, y los precios y las cantidades se ajustan automáticamente. Sin embargo, hay situaciones denominadas «fallos de mercado», en las que es necesario la intervención gubernamental mediante impuestos, subsidios y otros recursos.
Según Milei, estos fallos de mercado no existen. Defiende que el modelo capitalista se regula con el tiempo por sí mismo, y que el único fallo de mercado es la intervención gubernamental per se, dando entrada al socialismo. Esta afirmación obvia, sin embargo, el estado ideal en el que la oferta y la demanda se equilibran. La teoría neoclásica tiene en consideración otras variables, como el hecho de que, en una fase recesiva, la población con menos poder adquisitivo puede hallarse en situaciones de vulnerabilidad. Lo que el Estado busca, precisamente, es mitigar esos efectos negativos lo antes posible, algo que Milei explica que se debe al «desconocimiento del mercado».
Como síntesis de sus ideas, Milei defenderá la paulatina reducción de los impuestos y los subsidios para que las empresas prosperen antes y mejor, aunque esto suponga sacrificar a las generaciones presentes por las futuras.
Finalmente, Milei se ha despedido alentando a los empresarios internacionales a no dejarse «amedrentar ni por la casta política ni por los parásitos que viven del sistema». Les anima a seguir siendo «benefactores sociales» que defienden el «bienestar social», y jura el compromiso «incondicional» de Argentina de estar a su lado. El discurso ha acabado con su característico grito: «¡Viva la libertad, carajo!»
