32.4 C
Madrid
jueves, 27 junio, 2024
32.4 C
Madrid
jueves, 27 junio, 2024

Kai Edvard Iliev: el periodismo no se mancha

Kai Edvard Iliev, intrépido e independiente estudiante de Periodismo en Madrid, es todo un ejemplo de eclecticismo. Habla seis idiomas, ha vivido en ocho países diferentes (pronto sumará un punto más a cada una de estas dos casillas) y cuenta con más de 19 mil seguidores en Twitter.

El crepúsculo vespertino engulle la Puerta del Sol de Madrid. A Kai Edvard Iliev, mientras tanto, le engulle el tiempo: avisa de que llegará entre siete y diez minutos tarde. Kai, también conocido en sus amplios círculos de Twitter como @jdeposicion —‘juego de posición’, nombre que viene a decir bastante sobre él—, llegó a Madrid en 2021 para cursar Periodismo en la universidad. Se trata de un tipo impudoroso y práctico en sus quehaceres, pero también riguroso, perspicaz, sensible y notablemente independiente, de estirpe freelance.

Por fin llega. Viste con unas zapatillas negras, unos pantalones vaqueros y una sudadera con cremallera bañada en un azul oscuro y ruidoso. De su cuello cuelga una pequeña bandolera, y todo ello lo cubre cuando en el exterior con una especie de abrigo impermeable. Su cuerpo es largo y delgado, y sus dedos sugieren cierta sordidez —lo cual podría sugerir, a su vez, cierta laboriosidad—. Twitter no es su único medio: también tiene dos blogs. En uno de ellos se ciñe al sentido más social y filosófico del fútbol y en el otro vaga completamente libre por el jardín de sus ocurrencias y denuncias (I write, on a lot of things. Culture, politics, history, my own life. I like to be unique, escribe en él). Luego, además, colabora con páginas como BarçaBuzz o FootballEspana.

El carné de identidad de Kai muestra una nacionalidad germanobúlgara y un nacimiento datado en 2003 y registrado en la ciudad suiza de Friburgo, donde pasó el primer año de su vida, siendo repartidos los tres siguientes entre Chicago, Mánchester y Bulgaria. Después anduvo residiendo cuatro años y medio en Bélgica, donde aprendió francés: «Mi madre, como quería que tuviese un nivel perfecto de francés, me lo puso de primera lengua al llegar a la escuela, y de segunda el inglés», dice en un español gramaticalmente correcto pero algo atropellado en términos de dicción y pulcritud. Eslovenia fue la siguiente parada de su itinerario. Por entonces apenas tenía él nueve años, pero no le llevó demasiado tiempo aprender el idioma. En 2013 hubo de mudarse junto a su familia a los confines de Alemania, alojándose tan sumamente cerca de Luxemburgo que allí sería donde asistiría a la escuela. Al igual que el esloveno, el alemán no fue para él más que un simple y soso púgil. Se mantuvo allí hasta acabar el bachillerato y poner rumbo a España, y en febrero de 2024 marchará de Erasmus a Polonia.

Salta a la vista su facilidad con los idiomas —competencia nativa con el búlgaro, el inglés y el francés; competencia básica profesional con el alemán y el español; y competencia básica con el esloveno, según él mismo describe—. Ello, claro, apela más a la causalidad que a la casualidad: siempre ha estado rodeado de plurilingüismo, y no solo por sus viajes. Su madre es lingüista y estudió en Cracovia la filología eslava. Habla diez idiomas y lleva 12 años trabajando como traductora en el Parlamento Europeo. Su abuela fue profesora de búlgaro y ruso, y su tía, la hermana de su madre, estudió la filología rusa en Bulgaria. Su padrastro es alemán, y la escuela en la que estudió en Luxemburgo no se trata sino de una Escuela Europea: «Ahí hay personas de diferentes países europeos, entonces yo siempre he coincidido con la mezcla de idiomas. Ahora, con la base que tengo de lenguas latinas (español y francés), germánicas (inglés y alemán) y eslavas (búlgaro y esloveno) ya entiendo cerca de la mayoría de Europa. Esto hace que el polaco no me resulte demasiado difícil, aunque es una lengua con mucha depuración», dilucide.

Kai cuida y respeta mucho el aspecto cultural de cada lengua. En este sentido, se apoya en el libro La seducción de las palabras, de Álex Grijelmo: «Cada vocal transmite una emoción. Por ejemplo: piensa en la idea que asociamos al alemán y al italiano… ¡Son completamente distintas! Esto no es casualidad: tiene una raíz que viene desde hace mucho. Viene de la historia, y la historia y el idioma no se pueden separar. Tú puedes traducir algunas palabras de manera literal, pero la connotación de la gente no es la misma. Eso da lugar a controversias —se detiene, relata una anécdota de Cruyff y Guardiola a modo de ejemplo y continúa—. Cuando hablas más idiomas también vas cogiendo, voluntariamente o no, la cultura de cada uno. Son muy importantes las palabras que usamos más allá de lo que queramos decir. Como periodistas, debemos mandar un mensaje con significado y forma, y de la forma nace la pregunta: ¿cómo quiero que mi mensaje llegue?».

Kai Edvard Iliev | Fotografía facilitada por el propio Kai Edvard Iliev

Este afán periodístico suyo comenzó a los 14 años. Su escuela, aquella en Luxemburgo, le brindó a él y a sus compañeros la opción de hacer prácticas en cualquier empresa del país durante cinco días. Kai las realizó en el periódico L’essentiel, y le gustó tanto la experiencia que decidió mover ficha por su propia cuenta hasta conseguir permanecer todo el mes de julio en la redacción —cubriendo, por ejemplo, parte de la guía turística que Xavier Bettel, primer ministro luxemburgués del momento, había estado dirigiendo en el propio país—. Por entonces, el pequeño Kai no sabía muy bien qué estudiar. Lo esencial lo tenía claro, sí: quería escribir y contar historias, pero el ‘cómo’ le bailaba… hasta que dejó de sonar la música: «Cuando estaba trabajando como periodista, dije: ”¡Eh, me encanta!”. Porque aprendo varias cosas, me gusta escribir y me va bien».

Su pasión por el fútbol, sin embargo y como en casi todo niño, viene de mucho antes. Su tío era un hombre que seguía la liga española y al que le gustaba el juego por encima de cualquier club o morbosa rivalidad, y de él adquiriría esa misma perspectiva. «Yo tan solo tenía cinco o seis años y justamente fue la temporada del sextuplete de Guardiola. Recuerdo que una de las cosas que más me flipaba eran los triángulos que Xavi, Busquets e Iniesta hacían para asociarse», cuenta con un tono casi cómico. En su pedestal futbolístico se encuentran Hristo Stoichkov y Dimitar Berbatov, aunque tampoco oculta su devoción por Dani Olmo, Takefusa Kubo o Aitana Bonmatí, entre otros.

Con el tiempo, el pequeño Kai aspirante a periodista descubriría una cuenta de Instagram llamada TikiTakaStyle (SinglePivots, después). Esta cuenta, ya inexistente, pertenecía a un chico de Barcelona que hablaba mucho de fútbol: «Me encantaba su manera de ver el fútbol. A veces era táctico, y en sus pocos párrafos ya entendías la mayoría de lo que pasaba en el partido. Yo flipaba. Lo contaba de una manera sencilla, pero también con detalles, y yo decía: “No veo esto en los medios” (…) Yo le seguía, aprendía mucho de él y empezamos a hablar, y vimos que teníamos la misma visión del fútbol». Más tarde, Kai y su amigo emprenderían sus particulares viajes por Twitter: «Ahí [TikiTakaStyle] era menos neutral, pero su contenido era de calidad. Ponía cinco frases, pero esas cinco frases decían muchísimo. Esto para mí contó mucho porque mi otra influencia en la escritura es Ernest Hemingway, quien también tiene esa idea de no necesitar tanto texto. Al final, tú lo que quieres es poner una historia en el menor número de palabras posible».

Para Kai, el periodismo es eminentemente proactivo. «Si tú no haces nada, nada va a pasar», dice. Siguiendo esta línea, se muestra crítico con la nula ambición que percibe en los aledaños de la profesión, en las instancias del alumnado universitario: «Es que la mayoría en mi clase se va luego de fiesta, llega el final de la carrera, tengo que hacer prácticas…. ¡Y no sé dónde! Y luego mundo laboral, y no tienes ni idea de lo que estás haciendo, no tienes ni idea de lo que es el periodismo. Y ese es el problema en estos días y yo creo que por eso la mayoría se queda solo en la universidad. En la uni espero tener un cinco y ya está. La ambición del periodista como tal debería ser: ¿cómo puedo contar mi historia y cómo puedo mejorarme? ¿Qué historias no he escuchado?

»A mí no me interesa sacar la carrera; yo sé cuál es mi pasión, yo sé lo que hago bien, yo sé qué me importa más. Yo solo hago la carrera porque sé que lo necesito para el mundo capitalista en el que estamos que te pide mayormente bachelors y másteres. Tú vas a mejorar o no por el hecho de lo que has escrito. Ahí puedes aprender tanto de ti mismo como de otros. Los periodistas deberían mirar su producto y preguntarse: ¿yo quiero leer esto?

«No quiero imponer nada; quiero que la gente piense más. Ese es mi deber social»

A sus ojos, el periodismo de ahora está demasiado centrado en responder para el lector, en darle argumentos para que no piense: «Para mí, ahí es donde acaba la democracia. Yo no quiero imponer mi vista al lector. Yo lo que quiero es mostrarle un argumento diferente y preguntarle: «¿Habías pensado en eso?». Y ese es mi trabajo como periodista. No quiero imponer nada; quiero que la gente piense más. Ese es mi deber social». Continúa: «El periodismo de hoy es muy neutral. Queremos ser supuestamente objetivos y ya está. Pero, ¿qué pasa? ¡No me importa una mierda si eres objetivo! En el periodismo nos faltan opiniones. Cuando todos quieran ser muy neutrales, entonces yo pondré mi opinión porque eso me desmarca. Y podrá ser correcto o no, pero lo que sé es que será diferente y hará pensar al lector. Tú como lector quieres algo que te inspire. Si todo es lo mismo, ¿de qué te inspiras?».

«Como periodista eres algo así como activista, a veces»

Kai colabora como voluntario con The A21 Campaign y ADRA International desde octubre de 2021. «Como periodista eres algo así como activista, a veces. Por eso no me gusta eso de ser objetivo», dice. En A21 realiza una caminata una vez al año que suele tener lugar en octubre —en Madrid— y que se cita como #CPL (Caminata Por La Libertad). En ella, él y sus compañeros van desde la Puerta de Alcalá hasta Callao guardando silencio en honor a la voz que no tienen todos aquellos esclavos que aún pueblan nuestro mundo. También distribuyen flyers para aumentar la conciencia de la gente al respecto. «Luego, en ADRA, tenemos un ropero donde cualquier persona puede donar cualquier tipo de ropa. Además, cada tercer sábado del mes vamos juntos por la tarde a dar comida y bebidas a la gente sin hogar de Madrid. Tenemos grupos en el centro, es decir, en la zona de Sol, Ópera, Gran Vía… Y luego organizamos otros grupos que van a Manuel Becerra, a Ventas, a Cuatro Caminos, Nuevos Ministerios o Avenida de América».

Inmersivo y divagante: así se muestra Kai, que ahora ha sustituido sus nerviosos gestos del principio por airosos aspavientos que complementan su discurso. Cuando habla, te crucifica con la mirada. Te la clava como si fuera un estilete; te absorbe con ella como si fuera un remolino.

«Yo quiero escuchar historias. En un mundo donde muchas noticias son muy generales, yo quiero una historia personal. Si miras El País, El Mundo, el ABC o The New York Times, generalmente no responden al interés del lector. En mayo de 2022 la mayoría de los españoles no se interesaban por la guerra en Ucrania, porque ya eran tres meses con las mismas noticias cada día: “Hay mil muertos”, “Han avanzado, pero todavía no está claro”… Te cansas de leer lo mismo. Pero, ¿qué pasa si te cuento ahora una historia de una chica de 17 años que se ha ido sola hasta Inglaterra a causa de la guerra? Ahí sí que te interesa, porque tú como lector dices: “Joder, tiene coraje. No cualquier niño podría hacer eso”. Y esto es muy importante para mí como periodista. Tú tienes que coger estas historias personales, porque el problema de un mundo con tantas historias es que algunas de ellas se escuchan y las demás se pierden. Tu rol como periodista consiste en decir: “Vale, yo puedo dar voz a esta persona”. Y lo bueno o malo que pueda venir de eso ya tienes que tú manejarlo.

»El problema es que la gente no lee, y si no lees no recibes. Nosotros, como periodistas, tenemos que ayudar a la gente. Lo que la mayoría no entiende es que los periodistas, históricamente y hasta este día, han sido un medio mayor para la democracia (…) Si tú solo mandas y no recibes, ¿qué pasa? Realmente estás sacando el cinco por ciento de lo que puedes tener. Es decir, estás repitiendo lo que sabes en lugar de aprender. La característica más importante del periodista es escuchar. Tienes que mirar, que percibir (…) Luego intentas sintetizar todo esto para que alguien que acaba de salir de su trabajo, en cinco minutos, pueda leerlo. Y aquí pongo una frase de Cruyff: escribir es muy fácil, pero escribir bien y sencillo es muy difícil (…) Tienes que saber cómo es la gente. Los periodistas ahora miran los periódicos y no miran a la gente. Entonces, ¿cómo puedes saber lo que la gente suele hacer, lo que quiere entender y cómo vive, si no la conoces? Y ese es el problema del periodista ahora. El periodista como tal cuenta historias. Cuenta historias que importan, pero ¿por qué importan? Te pongo un ejemplo sobre la economía. Muchos artículos dicen que la inflación ha subido un 4%, pero tú piensa en esa mujer que es profesora de inglés, que tiene dos hijos y que se pregunta: “¿Qué significa esto para mí?”. Por eso tienes que hacer ese vínculo entre la noticia y cómo es relevante para la mayoría de las personas. Y el buen periodismo es muy difícil por eso.

Actualidad y Noticias

+ Noticias de tu interés

El jugador sin rostro

A menudo puede uno escuchar a diversos entrenadores de fútbol base decir que un jugador “funciona” muy bien, que “va” estupendamente o que “tiene que espabilar” cuando este se atranca en lo emocional, en lo técnico o en cualquier...

¿De qué van esos locos?

El otro día anduve por el Estadio de Vallecas cuando la visita del Sevilla. Me situé en la novena fila junto a mi buen amigo Charly, no sin antes saludar a los ocupantes del resto de butacas asignadas por...

Conmigo no, Cronos

Por lo general, suelo llevar mal lo de ir a contrarreloj: siempre lo dejo todo para el último momento. Aplicándolo sobre los artículos que me corresponde escribir para este periódico, no solo atraso la tarea de escribir en sí...

Descubre más desde El Generacional

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo