Según datos de la Encuesta Nacional sobre Anticoncepción de la Sociedad Española de Contracepción (SEC) del 2020, las pastillas anticonceptivas, también conocidas simplemente como píldora, son el segundo método anticonceptivo más usado por las mujeres españolas, con un 18,5% (detrás del 31,3% del preservativo). De esa proporción, la mayoría se encentra en el rango de edad de 20 a 24 años, pero ¿realmente sabemos cómo actúan? ¿Cuáles son sus pros y contras?
Ciclo sexual femenino
Cada mes, de forma periódica, ocurren una serie de cambios regulados por hormonas que preparan el cuerpo de la mujer para un posible embarazo.
Al comienzo del ciclo, desde la hipófisis, en el cerebro, se libera la hormona foliculoestimulante (FSH). Esta estimula el crecimiento de los folículos, estructuras del interior del ovario que poseen un óvulo inmaduro. Tan solo uno de estos folículos terminará desarrollándose.
Una vez eso sucede, entra en acción la hormona luteinizante (LH), también de la hipófisis. De lo que se ocupa la LH es de la ovulación: se rompe el folículo y el óvulo es liberado, que pasará a las trompas de Falopio y más adelante al útero.
Pues todo este sistema de hormonas es del que se aprovechan las pastillas anticonceptivas.
Mecanismo de acción
La píldora más común es la que combina dos hormonas, como si de un cóctel se tratase: estrógeno y progesterona, siendo la segunda la que lleva el principal peso de la actividad anticonceptiva.
La progesterona evita que se secrete la FSH, y por tanto que se desarrollen los folículos. Este bloqueo provoca que no se llegue a liberar LH, consiguiendo así que no se produzca la ovulación.
El papel del estrógeno consiste en reforzar esa inhibición de la FSH. En condiciones naturales, los niveles de estrógeno aumentan a medida que el folículo se desarrolla, mandando una señal al cerebro de stop, pues ya no necesita más FSH. De esta manera, el estrógeno de las pastillas inhibe la secreción de FSH a través de una retroalimentación negativa.
¿Cómo se deben tomar? ¿Qué efectos secundarios tiene?
Esta parte, sin duda, es la que se sabe la mayoría: tomar una píldora diaria durante 21 días, seguido de una semana de pausa donde se toma un placebo. En esa semana de parón es donde tiene lugar la regla. Y luego, vuelta a empezar.
Un aspecto clave es que las pastillas deben tomarse a la misma hora cada día, pues si hay un desliz de unas horas con una de ellas, la protección anticonceptiva se verá reducida.
En cuanto a los efectos secundarios, como con cualquier otro fármaco, varían de una persona a otra, y no tienen por qué manifestarse. Pero entre los más frecuentes están: sangrados fuera del periodo, náuseas, dolor de cabeza, aumento de la presión sanguínea o disminución de la libido. Otros, mucho menos habituales, son el riesgo a la aparición de trombosis y el aumento ligero del riesgo de cáncer de mama y de cuello uterino.
Por supuesto, también hay que tener en cuenta que la píldora no protege de las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), a diferencia del preservativo.
Lo más importante es tratar con un especialista los efectos que surgen en ti y evaluar si verdaderamente resulta rentable para tu bienestar tomar estas pastillas, pues como ya hemos visto suponen una alteración hormonal para el cuerpo.