La candidiasis es una infección mucocutánea, causada por hongos del género Candida (fundamentalmente Candida albicans). Se trata de una de las afecciones más comunes en todo el mundo, pues esta levadura forma parte de la microbiota normal de la vagina, boca y piel. Una de las mejores formas de tratarlo es con óvulos frente candidiasis.
Aunque convivimos con este hongo día tras día sin problema, en una situación de inmunodepresión Candida puede verse favorecida y empezar a proliferar, dando lugar al característico picor, dolor y ardor de la vagina, acompañados de una secreción blanquecina.
Para el tratamiento de la candidiasis, se suelen recetar antifúngicos azólicos (como clotrimazol o itraconazol) en forma de comprimidos, cápsulas orales o cremas de aplicación vaginal. Pero quizá, la forma más eficaz de tratarlo, aunque la menos cómoda, es con el uso de óvulos vaginales.
Estos medicamentos son preparaciones sólidas, por lo general de forma ovalada o cónica, muy similares a los supositorios. Lo que les diferencia es la vía de administración: mientras que los supositorios se administran en el recto, los óvulos han de ser introducidos en la vagina.
Para colocarlo, la operación a seguir es idéntica a la de un tampón: primero hay que lavar adecuadamente la zona, y poco a poco y con suavidad se introduce en la vagina. Se debe colocar lo más profundo posible, para evitar que pueda ser expulsado. En algunos casos, vienen acompañados de un aplicador que facilita la operación. En su extremo habrá que colocar el óvulo y, seguidamente, se introduce en la vagina el aplicador. Luego se empuja el émbolo para depositar el óvulo en la zona y listo. Muy sencillo.

Para evitar la expulsión del óvulo, normalmente se recomienda ponérselo antes de irse a dormir, así no habrá movimientos que puedan provocar la contracción de los músculos de la vagina. Además de que, en caso de que salga el óvulo, es la situación más cómoda.
Una vez introducido, ya la magia hace su efecto. El óvulo se va deshaciendo poco a poco, liberando el principio activo que actuará frente a Candida. Para ello, presenta una serie de excipientes que son perfectamente tolerados por la mucosa vaginal y, por supuesto, que funden a 37ºC. Uno de los más comunes es la glicero-gelatina (mezcla de glicerina y gelatina).
El principal beneficio del uso de óvulos es que son de acción tópica, es decir, son administrados directamente en el foco de la infección. Esto les hace ser mucho más efectivos y presentar menos efectos secundarios, pues su absorción sistémica es insignificante. Por esa misma razón, los resultados se suelen apreciar antes que con otras formulaciones. Por ejemplo, el picor suele desaparecer antes de las 24 horas.
Pero, evidentemente, los óvulos para la candidiasis no son la forma ideal y perfecta para todo el mundo. Cada persona tiene sus indicaciones y gustos, y será el ginecólogo el que aconseje cuál es la mejor opción para cada paciente.

