El cine es la gran asignatura pendiente de la industria audiovisual de nuestro país, según un gran sector de nuestra población -a pesar de contar con grandiosos artistas y espectaculares obras en nuestro bagaje-. Sin embargo, las series son la joya de la corona. En cuatro años se ha duplicado el número de ficciones españolas y la industria está que arde. ¿A qué se debe ese aumento y por qué se está realizando?
Aumento de la producción de series de ficción
Durante los últimos años hemos presenciado un incremento notable del número de producciones audiovisuales de ficción, en concreto en el formato de serie.
Para contextualizar este hecho hay que remontarse al año 2015. Por aquella época las empresas que invertían en las series de ficción eran las tradicionales: Atresmedia, Mediaset y RTVE. Ese año, como venía siendo costumbre, se realizaron un total de 38 series -mayoritariamente producidas por las empresas ya mencionadas-. Teníamos una industria pequeña y las de producciones eran de consumición nacional.
Un año después, en 2016, se produjo un pequeño incremento. Se pasó de las 38 series a las 40. Poca cosa.
Al siguiente, 2017 supuso el comienzo de un cambio que parecía ir en serio. Ese año se incrementó la producción de las 40 a las 45 anuales. El incremento ya era algo considerable y suponía una buena diferencia con respecto a las 38 de 2015.
Poco después, en 2018, apareció con una inversión sin precedentes en España. De las 45 que se habían realizado en 2017 se ascendió a las 58 series de ficción. España ya comenzaba a tener una industria en crecimiento exponencial. En tan solo tres años se había aumentado el número producciones en 20.
Si el salto de 2018 fue grande, 2019 no se quedó atrás. Durante ese año se elevó el número de producciones a 72 anuales. En poco más de cuatro años España ha conseguido duplicar la cantidad de series de ficción de origen nacional.
Tras estos acontecimientos, los expertos comienzan a hablar de la consolidación de una industria que comienza a madurar en nuestro país. Pero, ¿a qué se debe esta revolución industrial audiovisual? Como era de esperar, a las OTT.
El papel de las OTT en España
La expansión de las OTT en el mundo, también conocidas como plataformas de contenido -las famosas Netflix, HBO, PrimeVideo, etc-, ha sido espectacular. Han supuesto una revolución audiovisual en el sistema de consumición de contenidos, así como en muchos otros ámbitos. Y como todo cambio, tarde o temprano llega a España.
En nuestro país comenzó con un enorme Netflix que invirtió millones en publicidad y apostó por la creación una serie de ficción, “Las chicas del cable”, con la que quiso tantear nuestra industria. Por otro lado, HBO y PrimeVideo aterrizaron con bastante miedo y sin hacer mucho ruido. Con el tiempo, afortunadamente, todo eso ha ido cambiando.
El riesgo que corrió Netflix dio resultados rápidamente y en poco tiempo alcanzó los 2 millones de suscriptores en España. Respecto al resto de plataformas, la penetración fue menor: 650.000 suscriptores en PrimeVideo y 500.000 en HBO (datos de 2018 ofrecidos por la CNMC y obtenidos de un estudio de PwC’s Media). Poco a poco eso fue cambiando y la inversión en producciones nacionales por parte de estas compañías fue aumentando exponencialmente.
Viendo el negocio que se formaba, las empresas nacionales comenzaron a subirse al carro. Movistar +, que pertenece al sector de la televisión de pago, creó su propia OTT: Movistar Lite. Las cadenas generalistas también se lanzaron al mercado con un tibio intento de OTT que mezclaba la televisión a la carta con contenidos exclusivos. De esa forma aparecieron Atresplayer Premium (Atresmedia) y MiTele Plus (Mediaset).
En cuestión de dos o tres años todo el mundo estaba produciendo contenido en masa. Y lo más importante, se estaba apostando por la producción de contenido español. ¿Por qué tomaron esa decisión las compañías estadounidenses? ¿Qué fueron capaces de ver que les llamase la atención? Las respuestas a estas preguntas son: el coste y el idioma.
Coste de producción y rentabilidad exterior
España es un país seguro, posee buen clima -muchas horas de luz-, un atractivo cultural envidiable -edificaciones históricas únicas-, entre muchos otros alicientes. Pero, sin lugar a duda, lo que más destaca es el idioma -hablado por centenares de millones de personas por todo el mundo- y el coste de producción.
El idioma abre a nuestra industria la posibilidad de exportar contenido por todo el mundo a casi 600 millones de personas. El único problema hasta ahora era la infraestructura, pero las OTT poseen justamente eso. También hay que tener en cuenta que los países latinoamericanos son muy propensos a consumir contenido importado de otros países de habla hispana, al contrario que España, alcanzando cifras como 95,6% en Uruguay, el 84,5% en Ecuador o el 74,2% en Perú de contenido consumido procedente de otro país. Todo esto quiere decir que podemos llegar a producir contenido para cientos de millones de personas, hecho que aporta un enorme valor a nuestra industria.
Por otro lado, España es uno de los países más baratos de Europa -teniendo en cuenta los principales: Francia, Alemania, Reino Unido, etc… y excluyendo a los más pequeños-. Eso conlleva que en rodar el episodio de una serie en España suponga un gasto de 500.000€, mientras que en Francia es de 1,5 M€ o en Reino Unido ascienda a 3, 4 o incluso 10 M€ por episodio -dependiendo de la serie-.
De modo que España posee un coste mucho más inferior, numerosas empresas especializadas en la producción de contenidos de ficción, profesionales con muchísimo talento, un idioma hablado por centenares de millones de personas por todo el mundo, un clima perfecto para grabar en exteriores, seguridad, atractivo cultural y un largo etcétera. También tiene aspectos negativos, como una pésica fiscalidad, pero por ahora el resto de beneficios contrarresta ese apartado negativo.
Todo eso ha llevado a que España siga aumentando el número de inversiones audiovisuales. Actualmente es el sexto país de Europa por número de producciones, pero parece que esa cifra irá ascendiendo con el transcurso de los años. Recientemente se confirmó que Netflix había decidido crear un “hub” audiovisual en Madrid, el llamado MCC -Madrid Content City- que será el segundo mayor centro de producción de Europa. También se estima que en los próximos años la contribución al PIB será de 811 millones de euros y que se generen más de 18.000 empleos en el sector audiovisual. Si se cumplen los pronósticos, nos espera la era dorada audiovisual española.