Una sinfonía moderna que une lo divino y lo terrenal con muchas capas por descubrir
En una era dominada por el streaming y la inmediatez, Rosalía desafía las reglas del consumo musical con LUX, su nuevo y ambicioso proyecto. Más que un álbum, se trata de una experiencia sensorial que te traslada al cielo. Entre la luz y lo sagrado, LUX se erige como un manifiesto artístico con intención y mensaje demostrando que va más allá que el resto.
LUX, el cuarto álbum de Rosalía, ya no es solo un nuevo proyecto discográfico: se perfila como un trabajo conceptual cargado de simbolismo, exploración musical y ambición artística con una estructura de cuatro movimientos diferentes. Rosalía vuelve a demostrar la gran capacidad que tiene para hacer tan fácil la música que crea.
Cuatro movimientos
La narrativa musical que se divide en cuatro movimientos construye un viaje emocional y no, simplemente, un conjunto de canciones. Tiene un sentido. La primera parte reflexiona sobre los excesos, la devoción y la fragilidad del cuerpo y el alma. La segunda parte profundiza en la dualidad entre el deseo y la redención. En la tercera parte se eleva la experimentación abordando la vigilancia, la vulnerabilidad y la búsqueda de la era digital. La última parte cierra con una mirada hacia la reconciliación y el perdón. Una despedida que combina melancolía, redención y belleza pura.
Trece idiomas
Otro dato significativo es la cantidad de idiomas en los que canta: además de sus lenguas habituales (castellano y catalán), en LUX aparecen hasta 13 idiomas distintos: árabe, hebreo, japonés, latín, chino mandarín, ucraniano, portugués, alemán, inglés, italiano y francés. Esta multiplicidad lingüística refuerza el carácter universal del proyecto, como si la artista buscara conectar con culturas y sensaciones más allá de lo inmediato.
Colaboraciones
En cuanto a colaboraciones, LUX reúne una mezcla de voces de muy distintos ámbitos musicales: nombres como Björk, Yves Tumor, Silvia Pérez Cruz, Carminho, Estrella Morente y Yahritza Y Su Esencia aportan de manera discreta en los detalles de producción. Esta pluralidad refuerza el carácter híbrido del álbum, que se sitúa en la intersección entre lo clásico, personal e introspectivo.
La portada
Rosalía aparece vestida con hábito blanco sobre un fondo azul claro y sus labios están pintados de dorado. Sus brazos están cruzados y ocultos, como una “camisa de fuerza” con una estética que mezcla la iconografía religiosa, la pureza ritual y lo teatral. Una imagen que da pistas sobre los temas tratados como la transformación o la trascendencia. La portada logra convertirse en un icono que anticipa el contenido conceptual del disco.

Tres canciones exclusivas
En tiempos donde la música se consume casi por completo en plataformas digitales, Rosalía ha querido reivindicar el valor del formato físico con LUX. No se trata solo de una cuestión nostálgica, sino de una extensión artística del propio concepto del álbum: la luz, lo divino, lo tangible y lo efímero. La versión física de LUX incluye tres canciones adicionales que no aparecen en Spotify, Apple Music ni otras plataformas de streaming. Estas canciones son: Focu ’ranni, Jeanne y Novia Robot.
En conjunto, estos detalles hacen de LUX un disco que merece escucharse como un bloque integral: no solo canción por canción, sino como un recorrido. Un trabajo con mucha simbología, letra y sonidos. Muchas capas escondidas que van más allá de lo que estamos acostumbrados a escuchar.

