Monstruos, sangre y muchos misterios en Las Vegas
Este 17 de diciembre en Prime Video, Fallout vuelve con acción, giros sorprendentes y nuevos personajes, llevando su universo postapocalíptico a nuevos horizontes.
Desde el auge del miedo a un conflicto atómico durante la Guerra Fría, esta amenaza ha sido una constante en el imaginario colectivo hasta nuestros días: la idea de que el enfrentamiento entre las grandes potencias podría acabar con el mundo tal y como lo conocemos.
Sin embargo, mientras algunos imaginan este escenario de forma aterradora —como en Una casa llena de dinamita (2025) o El día después (1983)—, otros optan por abordarlo desde una vertiente más lúdica, aventurándose en la ciencia ficción.
Así, en 1997 llegaba Fallout, un videojuego de rol que seguía a un superviviente de un refugio en un mundo postapocalíptico tras una supuesta guerra nuclear entre Estados Unidos y China. Su éxito dio lugar rápidamente a toda una saga.

27 años después, el universo de Fallout dio el salto a la acción real con la serie homónima. Lejos de adaptar directamente las tramas de los videojuegos, la producción se ambientaba en el mismo mundo, pero con nuevos personajes y una narrativa propia.
Ahora la serie regresa. Y lo hace más divertida que nunca. Esta segunda temporada retoma los acontecimientos justo donde terminó la anterior: Lucy y Cooper buscan a Hank en New Vegas, Maximus regresa con la Hermandad y Norm permanece atrapado en el refugio 31.
En ese sentido, la temporada funciona como una secuela directa. Apenas transcurren un par de horas entre una y otra. Un acierto que permite sumergirnos de inmediato de nuevo en su universo postapocalíptico, cargado de violencia, arena y criaturas radioactivas.
De este modo, la serie recupera su estilo salvaje, diseñado para impactar tanto por sus deliciosamente sangrientas escenas de acción como por la constante revelación de secretos. Y vaya si hay giros sorprendentes.
Los cuatro jinetes del apocalipsis
El reparto vuelve a brillar gracias al carisma de Ella Purnell, Aaron Moten y Walton Goggins. Pero destaca especialmente con la mayor presencia de Kyle MacLachlan. El mítico actor de Twin Peaks se muestra completamente entregado, disfrutando cada gesto, cada diálogo y cada escena de su inesperado Hank MacLean.
No obstante, el gran fichaje de la temporada es Justin Theroux. Conociéndolo, quizá era inevitable que terminara robándose cada escena en la que aparece, algo que logra con creces dando vida al malvado y retorcido Robert House.

En el apartado visual, Fallout no falla: escenarios que se sienten reales y una producción colosal cuidada al detalle. Hospitales abandonados, refugios subterráneos, asentamientos de supervivientes y, por supuesto, New Vegas.
En ese sentido, la serie repite la fórmula de su predecesora. Es consciente de que es increíblemente entretenida, y por ello conserva su ritmo frenético así como sus violentos valores fundamentales y los potencia aún más.
Muchas series contemporáneas cometen el error de limitarse a repetir aquello que les funcionó, sin arriesgar ni buscar algo nuevo. Fallout, por suerte, no cae en esa trampa.
En su lugar, mantiene el espíritu de sus personajes, pero los traslada a nuevos entornos y nuevos horizontes.

Lucy emprende su viaje hacia Las Vegas, obligada a enfrentarse a un mundo en el que incluso su propio padre se muestra cruel. Mientras tanto, Cooper continúa con su búsqueda familiar, arrastrando un dilema interno cada vez más profundo. Y Maximus intenta hacer el poco bien que puede junto a la Hermandad en medio del apocalipsis, pero con su organización nada es lo que parece.
A partir de este punto de partida, los personajes recorren su propio viaje, mientras el magnate Robert House parece mover los hilos de un juego cuyas verdaderas intenciones iremos descubriendo a lo largo de la temporada.
Por tanto, la segunda temporada de Fallout es todo un acierto por parte de Prime Video. El apocalipsis nuclear se vuelve aún más divertido, manteniendo su esencia y expandiendo su universo a un mundo plagado de monstruos, criaturas y muchos, muchos secretos.

