«No es una fiesta, es una reunión de amigos». Esta frase podría resumir la velada de anoche en casa de Luna Ki.
Ahora que las listening party están a la orden del día si eres artista, Luna ha roto con los esquemas que tenía sobre estas escuchas privadas. Como si de una cena de Navidad se tratase, entré a su casa como una más y su padre me ofreció algo de beber. Lo que parecía ser una mera invitación a escuchar su música, allí estaba de pie en su (ex)céntrica casa de Madrid.
Luna Ki nos recibió a los cinco en el salón de su casa, cada uno con su bebida, expectantes. Se suponía que las preguntas se las hacíamos nosotros a ella, pero Luna cambió los roles por un momento para decir: «Vamos a presentarnos y a decir nuestros artistas favoritos». Entre los nombres elegidos estaban Barry B, Yung Beef, Michael Jackson o Lady Gaga, estos dos últimos eran algunos de sus referentes. Si algo compartíamos los allí presentes era la canción con la que la conocimos: Septiembre. Cómo olvidar ese «quémame el piti en la espalda».
Como anfitriona de la tarde noche nos preparó un cóctel refrescante de su nueva era. Se sentó al piano y fue sacando seis en total, aunque no salieron ni todas las piezas de su próximo disco ni ordenadas. Eso sí, Luna quiso empezar con No soy diosa porque «quería empezar esta nueva era con un tema desnudo», nos explica. Una demostración de la confianza que tiene en sí misma al interpretarlo sin el autotune, a flor de piel, sin grandes focos o decorados, solo Luna.
Los temas fueron saliendo en serie, non stop. Escuchamos baladas, rock, pop electrónico, rap. El humo de los cigarrillos no impedía que la versatilidad de Luna Ki estuviese más que presente. Ahora que Luna Ki ha encontrado su voz, su lugar en este mundo, ha venido para quedarse. Una nueva era que promete ser lo más honesta e íntima de toda su carrera: sin filtros.
La cantante ponía el broche de oro a la «reunión de amigos» adelantando que este viernes 21 de noviembre sale su segundo tema, Tu Lady. Además de ser «una demostración de amor al mundo», es un puente entre la Luna Ki de antes, pero con menos capas y un sonido más limpio, pero igual de potente.
Nos enseñó la portada del disco y recalcó que, a pesar de la estética de chica country/granjera, estar rodeada de caballos y de bailarinas de ballet es en honor a su Yo de pequeña. Cansada de etiquetas y filtros, Luna Ki se muestra tal cual es para «ser real».
