Su longeva historia muestra una evolución al alcance de muy pocas competiciones
Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial en el año 1945, la población estadounidense recuperó su interés por los eventos deportivos buscando ocio, diversión y al fin y al cabo, una manera de dejar atrás lo ocurrido en los años previos. Por entonces, el baloncesto ocupaba un lugar muy bajo en las preferencias de los norteamericanos, que se inclinaban antes por el fútbol americano, el béisbol e incluso el hockey.
Precisamente en ese ámbito, en el del stick y el disco, Walter Brown, propietario de los Boston Bruins (equipo de la liga nacional de hockey) decidió que el Boston Garden, un pabellón con capacidad para 15.000 personas, no podía quedar inutilizado todos esos fines de semana en los que los Bruins no jugaban como locales. En su búsqueda de actividades bajo techo que pudiesen llenar el Garden, el baloncesto apareció en escena para no volver a irse.
Con esa idea en mente, a Walter no le llevó mucho tiempo descubrir que sus compañeros propietarios de otras franquicias (Ned Irish en NY o Pat Tyrell en Philadelphia, entre otros) compartían su misma preocupación. Así las cosas, apenas unos meses después de que la idea cruzara por primera vez la mente de Walter Brown, 11 franquicias inauguraron el 1 de noviembre de 1946 la primera temporada de la BAA (Basketball Association of América). Tres cuartos de siglo después y renombrada como NBA, la liga estadounidense de baloncesto cumple 75 años de vida. ¿Cómo ha cambiado en este tiempo?
Comprimir tantos años de historia en unas pocas líneas supone dejar por el camino innumerables avances y cambios que en mayor o menor medida supusieron pasos adelante en su momento, pero también permite obtener una visión global de lo que es la liga si nos centramos, sobre todo, en aquellas evoluciones que supusieron un punto de inflexión y que moldearon la NBA que conocemos hoy en día.
Desde un punto de vista deportivo, no se entiende el baloncesto que vemos hoy en día sin echar la vista atrás y fijarnos en los jugadores del pasado. A lo largo de la historia, ha sido su desarrollo, el de los jugadores, el que ha marcado el camino a seguir por la liga. Así, por ejemplo, cuando Wilt Chamberlain, con sus 2,16 metros y su inusual agilidad dominaba a su antojo allá por los años 60 y 70, la NBA decidió ampliar la zona restringida (lo que se conoce como pintura), lo que obliga a los jugadores a pasar más tiempo lejos del aro y, por tanto, a mejorar sus capacidades técnicas y físicas para lograr anotar.
Otra modificación en ese sentido fue la creación de la línea de 3, que ofrecía una recompensa antes inexistente a aquellos jugadores capaces de anotar desde más allá de los 6,75 metros. Con el paso de los años, los porcentajes de acierto de los jugadores y su número de intentos por partido han ido aumentando rápidamente hasta llegar a lo que hoy conocemos como la era del triple, en la que este tipo de lanzamiento es la piedra angular del ataque de prácticamente todos los equipos.
Kirk Goldsberry Explains How The Game Has Changed From 2001 To 2020https://t.co/P7rMaAydLU pic.twitter.com/GhcpTFf0fp
— Hoop Central (@TheHoopCentral) January 16, 2020
Así, liga y jugadores han ido creciendo de la mano. Los jugadores, gracias a las capacidades que van obteniendo y perfeccionando, “obligan” a la NBA a modificar o incluir normas para agilizar o equilibrar el juego. A su vez, esas modificaciones, que suponen nuevos retos para los jugadores, hacen que los deportistas evolucionen su forma de jugar para obtener el máximo rendimiento con la normativa vigente. Esta convivencia, esta sinergia es la que ha mantenido (y mantiene) el juego en una progresión constante.
La estructura deportiva de la competición también ha sufrido cambios, aunque estos seguramente respondan a más intereses que únicamente los deportivos. En estos 75 años se han producido sucesivas expansiones hasta configurar la competición actual con 30 equipos, se han producido cambios de dueño, localizaciones y sobrenombres de numerosas franquicias (solo Boston Celtics y New York Knicks conservan su nombre y lugar original), se ha modificado en varias ocasiones el formato de los playoffs… Todo ello, para acabar conformando un sistema de competición que a día de hoy funciona y resulta atractivo, pero que sigue siendo susceptible de sufrir cambios en cualquier momento, tal y como vimos con la inclusión del play-in hace apenas un par de temporadas.
Por otro lado, desde un punto de vista social, la evolución de la liga ha sido, como mínimo, tan importante como en el aspecto deportivo. Ya no solo por su crecimiento en cuanto a popularidad (de ser el 4º deporte en EEUU a ser una liga de referencia a nivel mundial y un fenómeno de masas), sino por su papel como reflejo de la sociedad estadounidense en primer lugar, y posteriormente, como catalizador de reformas y luchas en pro de la justicia en diferentes ámbitos. Ha pasado de ser una competición que perpetuaba la segregación (el primer afroamericano en jugar en la NBA lo hizo en el año 1950) a ser un altavoz y una plataforma desde la que caras reconocibles en todo el globo pueden enviar mensajes aún muy necesarios, tal y como ocurrió el año pasado en pleno movimiento Black Lives Matter.
Programas como NBACares, NBA Social Night o galardones como el Kareem Abdul Jabbar Award forman parte de un catálogo de iniciativas de la NBA que muestran su compromiso social y con la realidad que les rodea, un compromiso no tan común en las competiciones deportivas. Dada su posición, es de esperar que los jugadores más entregados a estas causas sigan empujando a la liga a seguir dando pasos adelante en luchas que aún hay que librar.
Más allá de esto, en un plano más comercial desde que la NBA se abriese al exterior en la década de los años 80 su crecimiento ha sido vertiginoso. Con el objetivo de acercar la liga a otros continentes, y por supuesto, hacerse un hueco en esos mercados extranjeros, su expansión internacional a través de derechos televisivos, grandes campañas de marketing y partidos en el extranjero le han dado con los años un carácter global que ha acabado convirtiendo esta liga, como mencionaba antes, en un auténtico fenómeno de masas en casi todos los rincones del mundo. Esto ha supuesto un crecimiento económico exponencial, crecimiento que pronto veremos reflejado en el nuevo contrato de derechos televisivos que la NBA firmará en los próximos meses. Aunque está por confirmar, los rumores existentes apuntan a que la liga firmará un contrato cercano a los 75.000 millones de dólares para las próximas 9 temporadas, un contrato que prácticamente triplicaría el vigente.
Así, con un futuro asegurado económicamente, emocionante a nivel deportivo y esperanzador a nivel social, la NBA comenzará el curso 2021/2022 el próximo mes de octubre, en lo que se espera que sea, por fin, el primer curso que se complete con normalidad tras la pandemia.