Samuel López, actor creador: del 23-F a Positividad Tóxica
El actor nos habla de Anatomía de un instante —que llega a Movistar Plus+ el 20 de noviembre— y de su proyecto Positividad Tóxica.
Samuel López es un actor malagueño cuya trayectoria abarca teatro, cine y televisión. Formado en la ESAD de Málaga, sus primeros roles incluyen musicales como Jesucristo Superstar, interpretando a Herodes, y Avenue Q, donde dio vida a Bryan. Más adelante, ha trabajado en series y publicidad, en papeles más cercanos a su propia naturalidad. López ha demostrado gran capacidad para transformarse y adaptarse a distintos registros interpretativos. Siempre combina técnica, intuición y sensibilidad, cualidades con las que ha construido un sello muy personal en todo lo que hace.
Además de su labor como actor, López forma parte del equipo docente en MADS Madrid. Allí aprende de sus alumnos y experimenta constantemente; describe este espacio como un lugar de exploración “brutal”. Dentro de la desubicación que dice que siente siempre, todo este torbellino le da mucho sentido. Actualmente es productor y protagonista de Positividad Tóxica.
Anatomía de un instante: una mirada humana al poder
Pregunta: ¿Cómo describirías el tono y la propuesta de Anatomía de un instante? ¿Para quién dirías que está dirigida la serie?
Respuesta: La política ha cambiado mucho desde 1981. Hoy el Congreso a veces parece un plató de televisión, y esa perspectiva hace que esta serie resulte aún más interesante. Anatomía de un instante no busca dar una lección política, sino entender la humanidad detrás de aquel momento histórico. Todo está contado con un tono sobrio y contenido, y cada gesto y cada silencio tienen su peso, como es habitual en el universo de Alberto Rodríguez. Es un proyecto que no deja indiferente, que conecta con todo tipo de público y, por supuesto, con los jóvenes, que pueden acercarse al momento que determinó lo que hoy somos como país desde una mirada humana y emocionante.
P: ¿Cómo ves la relevancia de la historia que cuenta la serie en relación con la actualidad política, social y su impacto internacional?
R: La historia de Anatomía de un instante sigue estando muy vigente. Habla de poder, de lealtad, de estrategia… Temas que siguen ahí, solo que ahora con otro envoltorio. Ver figuras como Alfonso Guerra construían desde la visión de futuro de ese momento, y no desde el «sálvese quien pueda», te hace pensar en el cambio de paradigma. Para el público joven o internacional, creo que la serie es una oportunidad de entender que la política no va solo de imponer tu ideología, sino de encontrar un punto en común. Eso es lo que pasó durante el 23-F, y contado con rigor y sensibilidad, hace que conectes y te hagas preguntas interesantes.
Interpretar a Alfonso Guerra: experimentar en sus comienzos
P: ¿Qué te interesaba explorar de Alfonso Guerra y cómo te preparaste para interpretarlo?
R: Alfonso Guerra es una figura clave: político, estratega y un personaje con una humanidad enorme. Me interesaba su juventud, cuando todavía estaba por definirse. En el casting no intenté imitarlo, sino entender su energía y ver qué partes conectaban conmigo: su viveza, su ironía, su visión estratégica. Me parecía un gran reto recrear su energía en el Congreso de los Diputados, desde mi escaño junto a Felipe González, y dejarlo libre en un momento épico como el 23-F. Reaccionar en primera persona a todo eso… Es apasionante.
P: ¿Cómo abordaste retratar a un personaje histórico joven, todavía en formación?
R: Cuando interpretas a alguien que luego será tan relevante, lo interesante es imaginar su semilla. Alfonso Guerra empezaba a ser la figura que todos conocemos, pero aún no lo era. Me gusta pensar en esos momentos de duda, de formación, de contradicción, que son los que más nos humanizan. En todo esto es donde encuentro el vínculo con el personaje: en las similitudes y en lo que aún no está definido.
P: Aunque tu papel es pequeño, ¿qué significa para ti formar parte de este proyecto y trabajar con actores como Álvaro Morte o Eduard Fernández?
R: No hay papeles pequeños. Formar parte de un proyecto de esta envergadura y rodar en el hemiciclo del Congreso compartiendo espacio con actores como Álvaro Morte, que interpreta a Suárez, y Eduard Fernández, que da vida a Carrillo, me permitió vivir la historia de cerca. Para un actor, asumir un personaje en ese contexto es un aprendizaje que va mucho más allá de cualquier documentación: sientes la historia, la vives y te dejas transformar por ella. Mi papel puede ser breve, pero forma parte de un todo que me apasiona.
Ser actor creador: la apuesta audiovisual de Samuel López con Positividad Tóxica
P: En tus cortometrajes te vemos en papeles más de composición, mientras que en publicidad y otros proyectos mantienes una presencia más natural. ¿Cómo encuentras ese equilibrio como actor?
R: Me interesa la mezcla: la transformación y la autenticidad. En mis cortometrajes he aprovechado para divertirme como quería, llevando muy arriba a los personajes, como en Typical Spanish, Racismo Positivo o Triciclo. Soy consciente de que este tipo de comedia me permite jugar más, mientras que en otros proyectos de ficción y publicidad reconozco que me han contratado por una energía más cercana a mí.
También están trabajos como El refugio atómico, donde el artificio ya está muy arriba y tú lo exploras como actor orgánicamente. Mi arte es luz que pasa por la sombra, y eso es lo que intento en cada proyecto. Creo que somos una generación desorientada que convierte el caos en creatividad; no para escapar del dolor, sino para poder mirarlo sin mentiras. Porque vivir duele, pero merece la pena. Y cuando incorporas ese dolor como algo cotidiano, cuando lo dejas pasar por ti sin resistirte, algo se enciende de nuevo.
De ahí nace Positividad Tóxica, la serie que estoy levantando con Alpha Producciones, donde soy productor y actor principal. Es un proyecto que combina humor, comentario social y una mirada generacional para reírnos, con cariño, de la presión por estar siempre bien. Porque a veces, para volver a la luz, hay que dejar que la sombra te enseñe dónde está el interruptor.
P: ¿Qué significa para ti levantar la serie Positividad Tóxica y cómo se conecta con tu recorrido profesional?
R: En Positividad Tóxica cuento con mi amigo y tándem Pedro Rudolphi, que la está escribiendo de manera brillante y la dirigirá. Está inspirada en algo muy real, en una parte de mí que dudo que pudieran contratarme para interpretar, porque no existe. A través de Sergio, un chico que intenta navegar la vida con optimismo, hablamos de la necesidad de gustar, de tener éxito, de estar bien siempre…, pero desde el humor y la ternura.
Ganar premios en Ventana CineMad, recibir menciones en Madrid Film Office, la selección en el Ópera Prima de ESCAC y presentarla en festivales como San Sebastián o Sitges nos confirma que este camino de crear contenido original conecta con la gente.
En Anatomía de un instante miro el poder y la ambición desde un contexto histórico; en Positividad Tóxica, lo hago desde el presente. En el fondo son temas parecidos: en un caso visten traje, y en el otro, ropa de yoga.
