La mujer de 28 años lleva desaparecida desde Año Nuevo
Desde la desaparición de Romina Celeste en Costa Teguise, al oeste de Lanzarote, han pasado 15 días. Nochevieja fue el último día que su familia supo de ella. Su marido, Raúl Díaz, declaró a la Guardia Civil que mantuvo su cuerpo en casa antes de deshacerse de él.
Raúl lleva detenido desde el pasado domingo cuando la Guardia Civil lo relacionó con los hechos. Existen episodios de maltrato en la pareja, según confirman fuentes de la investigación, ya que dos días antes de casarse con él, el 10 de agosto de 2018, Romina denunció ante la Policía Nacional de Arrecife y dos días antes de desaparecer, el 20 de diciembre, acudió al hospital Inular de Lanzarote. Sin embargo, se desconoce el motivo debido a que se marchó sin ser atendida por los médicos por la tardanza de la espera.
Su marido, de 44 años, denunció la desaparición una semana después, el 7 de enero por la tarde, cuando la familia de ella, desde Paraguay, avisó de que no había podido contactar con ella desde hacía días. Al día siguiente de haber sido detenido, negó haberla asesinado pero afirmó haberse deshecho de él. En primer lugar, intentó quemar el cuerpo en el jardín para hacerlo desaparecer, sin éxito. Por ello decidió arrojarlo al mar pero al moverlo se rompió en varios fragmentos que luego tiró en diferentes lugares de la costa de Lanzarote. No obstante, las fuentes precisan que es la versión del detenido y falta ser corroborada por el hallazgo del cadáver.
Desde este lunes buzos del Grupo de Especialistas de Actividades Subacuáticas (GEAS), un helicóptero de la Guardia Civil con base en Fortaventura y embarcaciones del Servicio Marítimo provincial buscan los posibles restos de la joven. Además, este martes comenzaron la inspección del domicilio que compartían, la oficina dónde él trabajaba y el coche que podría haber sido usado para deshacerse del cadáver.
Según su declaración Raúl Díaz aseguró que la madrugada del 1 de enero ella le insistió para que le prestara dinero «para ir a por su hijo a Paraguay». Él le contestó que no tenía y, para evitar una discusión, se marchó. «Estuve toda la noche y toda la mañana por Costa, dando paseos, viendo el amanecer, tomando unas cervezas y llegué a casa a las tres de la tarde», contó el hombre. Y afirmó que cuando volvió al domicilio común la mujer no estaba allí. No denunció, según su testimonio, porque la mujer «ya había desaparecido otras veces».
La Guardia Civil prevé que el hombre pase este miércoles a disposición judicial, a un juzgado con competencias en casos de violencia sobre la mujer —previsiblemente el Juzgado de Instrucción Número 1 de Arrecife— si se demuestra su implicación en los hechos o si confiesa la autoría de los mismos. Si no lo hace, «se intentará ampliar el plazo otras 48 horas». El instituto armado apunta que, por el momento, «formalmente es una desaparición», aunque lo investigue como un caso de violencia de género.