Los vecinos reclaman una recuperación de la zona de Fertiberia, no solo el enterramiento de los residuos
El proyecto Restore 20/30 para restaurar la balsa de fosfoyesos de Fertiberia en Huelva ya ha recibido el visto bueno por parte del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Esta institución encargada de asegurar la protección radiológica de las personas y el medio ambiente ha sido la que ha vigilado la puesta en marcha del plan para la recuperación del terreno.
Se trata del mayor proyecto de recuperación medioambiental a nivel mundial, puesto que está diseñado a prueba de tsunamis. Se invertirán 65 millones de euros y tendrá una duración de 10 años.
La zona de 1.200 hectáreas lleva 40 años acumulando cerca de 100 millones de toneladas de fosfoyesos a tan solo 500 metros de la barriada de Pérez Cubillas, cerca del río Tinto y Odiel. El almacenamiento de dichos residuos tóxicos ha provocado la pérdida de la riqueza natural, fauna y flora, así como problemas de salud para los vecinos de la zona.
El plan de enterramiento de los fosfoyesos contempla dos fases: una primera en la que se sellen, drenen y recubran las balsas; y una segunda de recuperación paisajística para reintegrar el perímetro en el entorno de la Marisma del Odiel y darle un uso recreativo.
Ha sido diseñado por la empresa norteamericana Ardaman & Associates, líder en ingeniería orientada al diseño y clausura de apilamientos de este tipo de yesos.
Tras el dictamen favorable por parte del CSN, Fertiberia ha comunicado: «Es la mejor solución, tanto desde el punto de vista técnico como medioambiental, y recoge una serie de condicionantes de seguimiento y control de la ejecución del proyecto que asegurarán, más si cabe, la idoneidad de la clausura».
Sin embargo, el portavoz de la asociación municipal Mesa de la Ría reclama la restauración de las balsas, no su enterramiento: «No solo hay que valorar la salud de las personas. La única solución posible es devolver la zona a su estado original de marismas”.
Ahora la empresa está preparando el proyecto constructivo y su plan de ejecución «en previsión de una resolución favorable de estos últimos trámites administrativos», es decir, en vistas de la concesión de la licencia de obras preceptiva por parte del Ayuntamiento de Huelva.
Más de 40 años de acumulación de la sustancia tóxica
El origen de los fosfoyesos en la zona se remonta a finales de los años 60, cuando comenzaron a fabricarse fertilizantes químicos en Huelva. Este proceso dejó como consecuencia la acumulación de yesos en el margen derecho del Río Tinto.
Desde 1998 Fertiberia contaba con una fábrica para la producción de ácido fosfórico, proceso que genera fosfoyesos. Así, la empresa mantuvo la concesión del Gobierno para gestionar los depósitos en esa finca hasta 2003, cuando el Ejecutivo se la retiró debido a incumplimientos en el proceso. El método de operación de la empresa era el almacenamiento de dicho residuo en altura y en un circuito cerrado.
Tal y como indicó el informe publicado por CRIIRAD en 2007, la zona ha estado contaminada por radionúclidos naturales relacionados con la planta de fosfato Fertiberia. Ya en 2009 la empresa fue condenada por la Audiencia Nacional a dejar de acumular residuos en nuevas balsas, por lo que para 2010 ya se dio el cese definitivo de los vertidos, así como el proceso de regeneración ambiental de la zona.
Qué son los fosfoyesos
Los fosfoyesos son residuos creados durante la fabricación del ácido fosfórico que alcanzan una concentración final de uranio y radio con características de roca fosfórica.
Además, están considerados como residuos NORM (Naturally Occurring Radioactive Materials, por sus siglas en inglés), es decir, productos que contienen radionucleidos naturales.