La asociación Alucinos lleva años ayudando a los vecinos del barrio madrileño de San Fermín, aunque es mucho más.
Hace unos días visité la asociación Alucinos, instalada en el barrio madrileño de San Fermín, una de las zonas más conocidas del distrito de Usera. En ella viven alrededor de 14.000 personas. Está encerrada por la M-30 y la M-40 y aislada por el río que baña la capital, el Manzanares. Aquí la pobreza ha sido siempre uno de los tópicos, como en muchos barrios del sur de Madrid. El boca a boca y algunos medios de comunicación han fomentado los estigmas que cubren San Fermín.
La asociación surge en el año 86, con el movimiento “Madres contra la droga”, madres que se juntaban para levantar un grito de ayuda: la droga y la pobreza estaba matando a sus hijos. Los mismos que llenarían las chabolas construidas en las periferias de las grandes ciudades y servirían de inspiración para el inconfundible cine quinqui, a manos de directores como José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia.
Íñigo, el director de Alucinos, nos cuenta el principio de su carrera profesional. Era un periodista que se cruzó con esta historia de las madres contra la droga y decidió entrar un poco en ese mundo realizando un reportaje. Así dio con la parroquia de Entrevías, San Carlos de Borromeo, o cómo también es conocida: “La iglesia Roja”. Allí acogían a gente de la calle y luchaban para ayudar a los jóvenes más afectados por problemas sociales.
Cómo actuaban los vecinos
Las asociaciones de vecinos denunciaban la venta de droga en los barrios. Se quejaban de la presencia de personas que tildaban de problemáticas, en sus plazas, alrededor se sus portales y en las entradas de sus negocios; pero no eran más que sus propios hijos, primos y vecinos. El propio barrio.
El tema va enganchando al periodista, hasta que deja los micrófonos y las redacciones para crear su propia asociación. En el año 92 nace Alucinos, la convergencia de dos entidades la Asociación LA UNIÓN, la asociación la unión de toxicómanos y la Asociación de vecinos, que trabajaban con menores. Así nace en el barrio madrileño de San Fermín, Alucinos.
Educadores de calle
Como objetivo, la intervención con menores, “educadores de calle”, gestionando las ayudas de los más pequeños. Para llevarlo a cabo, fue clave la ayuda de gente. Los vecinos se apoyaban entre ellos. El director explica que esa es la ayuda más clave: “Yo te ayudo a ti y tú me ayudas a mi”. Más tarde se empieza a generar un negocio alrededor de las distintas asociaciones, que se resume en la frase “La pobreza genera riqueza”. Que haya pobres significa que habrá ricos. La droga genera a su alrededor una gran cantidad de dinero legal. Mientras haya droga y gente que la consuma, habrá policías, guardias, gente que monte rejas, armas, psicólogos, etc. Hay un mundo legal entorno al mundo ilegal.

Aún así, asociaciones como Alucinos se construyen entorno al concepto de “solidaridad”. Dando más importancia a la ayuda personal, a la resolución de problemas desinteresadamente en la que el dinero o las ganancias no son el fin. A día de hoy, la financiación para que salga adelante es tanto de parte privada como pública. Empresas privadas reparten dineros para ayudas sociales, que se reparten con los proyectos que se van realizando.
El gran proyecto de la asociación es escuchar. Todos los problemas tienen varias dimensiones, es la suma de muchos proyectos. Allí intentan que cualquiera que vaya en busca de ayuda encuentre un lugar familiar, donde pueda sentirse bien.

En la parte empresarial, consta de 14 empleados junto a unas 15 personas de prácticas o voluntarias que hacen posible el desarrollo, junto a los participantes del proyecto “envejecer haciendo”, que hacen la comida. Estos trabajadores permiten que hasta casi 400 familias puedan comer gracias a donaciones de comida. Alrededor de 200 personas que han tenido ayuda en el empleo, 70 familias que están siendo intervenidos en el ámbito escolar y psicológico. En total, y contando hasta las ayudas más pequeñas, como consultas rápidas o diferentes tipos de apoyo, ayudan a la mitad del barrio. Todo recogido en siete sedes en diferentes calles extendidos por San Fermín.

¿Cómo han llegado a contar con ellos?
“Al principio todo el mundo pensaba que yo era policía”, asegura Íñigo. La fama de Alucinos se ha ido construyendo poco a poco, después de conseguir ayudar a diferentes casos y extendiendo la confianza por las calles. El Barrio ya cuenta con ellos.
Alucinos es una parte más de la red de ayuda social extendida en nuestro país, con un curioso objetivo: “Desaparecer”. La aspiración más grande de ésta y otras muchas asociaciones es dejar de ser necesarias. Que el propio barrio pudiera generar sus estructuras para salir adelante, que los que ahora necesitan esta ayuda evolucionen, avancen y sean parte de la solución.