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Pepe Da Rosa y el alma de comunicar

En una sociedad donde los medios parecen perder importancia, la radio se mantiene con fuerza y celebra su día

Sin duda la radio, a pesar de ser uno de los medios de comunicación más antiguos, se mantiene con fuerza. Ya sea por el hecho de permitir escucharla mientras haces otras tareas, o por el alza del formato pódcast especialmente entre los jóvenes.

Si alguien ha vivido la evolución de esta ha sido Pepe Da Rosa, todo un referente de la radio en Andalucía, pero que también ha pasado por emisoras de alcance nacional. Hoy tenemos el placer de hablar con él, en este día tan importante para su medio por excelencia

Pregunta: Lo primero de todo, ¿cómo estás?

Respuesta: Pues depende del alcance de la pregunta. Ahora bien, acabo de llegar de caminar por la playa, me he venido a vivir a Isla Cristina y acabo de salir con mi mujer y con mi perro, con el que intento andar todos los días una hora u hora y media-

P: Respecto a tus inicios en los medios, ¿fue pura coincidencia el hecho de empezar a raíz del fallecimiento de tu padre en el ’86 o sentiste que era el momento para hacerlo?

R: Fue pura casualidad. Cuando mi padre murió, yo no tenía ninguna vocación mediática ni periodística. Yo estaba estudiando ingeniería en la escuela de peritos industriales, aunque era muy mal estudiante. Y me propusieron participar en una fiesta el 11 de octubre, mi padre murió en el abril, pues ese mismo año. Se trataba de una fiesta de inauguración de una asociación juvenil que se había creado con motivo de la Expo del ’92 para movilizar a la gente joven en Sevilla y tal. Y entonces decidieron que yo actuara y aunque había hecho teatrillos en el colegio y tal, nunca había tenido ningún tipo de vocación artística. Yo dije que sí y pues pensaron que seguiría los pasos de mi padre y empezaron a llamarme emisoras de radio, a hacerme entrevistas, a proponerme actuar en galas benéficas… Entonces hubo un momento en el que que me vi empujado por el rebufo de todo eso y me tuve que plantear qué hacía. A partir de ahí comencé a leer mucho sobre mi padre, me preparé muchas cosas de su repertorio… pero fue todo muy casual. Lo primero que empecé a hacer fueron actuaciones como humorista, pero era bastante malo. Las radios empezaron a llamarme para algunas colaboraciones en Antena 3 Radio, y me enganchó desde el primer momento. Luego fui haciendo algunos programitas, seguí con mis colaboraciones y demás. Fue todo tan casual que la primera vez que colaboré en una radio, en Antena 3, yo no iba a esa emisora. A mi me llamaron de una emisora que era desconocida y que estaba en un edificio de oficinas. No recordaba que emisora era, entonces llego al edificio, miro el directorio, donde hay una emisora de radio, y voy a esa planta. Pues llegué allí, llamé a la puerta, dije que me habían llamado para una entrevista y me dijeron que de ahí no me habían llamado, pero ya que estaba allí me hicieron una entrevista en el programa de Salomón Hachuel. Yo hice algunas bromas, cayeron bien, y me propusieron colaborar de manera regular en el programa, una vez a la semana, sin pagarme ni nada. Ahí empezó mi vínculo.

P: ¿Alguna vez alguien te ha increpado por intrusión laboral al no ser periodista y estar dedicándote a los medios?

R: Nunca se puede gustar, ni caer bien a todo el mundo. Yo no hice periodismo en mis comienzos, lo que hacía eran colaboraciones artísticas, desenfadadas, comentarios, me iba con mi guitarra y componía algunos temas… Pero periodismo como tal, entonces no hacía, eso ha sido algo más con el tiempo. Sí es verdad que no soy periodista de carrera, pero llevo 38 años dedicándome a los medios de comunicación, he dado incluso clase en algún curso de los másteres de radio que daba la Cope. ¿Eso significa que todo el mundo esté conforme? No. Y la gente es muy dada a la crítica cuando hay algún flanco débil. Flanco débil por ejemplo ser hijo de, lo típico de “tú estás ahí por tu padre”. Porque mi padre era un artista importante, pero es absurdo pensar en eso porque mi padre murió antes de todo, entonces no podía echarme ninguna mano. Y aparte, en los últimos 16 años, la radio que hago, la hago en Canal Sur, que es un medio público, que también es fácil para la crítica. Hay de todo, pero yo la verdad que me considero bastante bien tratado por el público.

P: ¿Alguna vez te has sentido encorsetado por el uso en tus inicios de “junior” detrás de ti, de manera que siempre se te relacionara con tu padre?

R: Lo de junior no sé de donde sale, porque yo no lo puse. Supongo que como la muerte de mi padre estaba bastante reciente cuando empecé a trabajar, cuando tú nombras Pepe Da Rosa en el ’86-’87, cuando a mí no me conocen, pues la gente piensa en mi padre, entonces había que distinguir de alguna manera. Pero el verdadero corsé para mí ha sido el hacer lo mismo que hacía mi padre. Yo empecé haciendo humor, pero no era bueno, y además ahí sí iba a tener la sombra de mi padre toda mi vida. Entonces como ya había empezado a hacer radio y televisión, con el tiempo no tuve más remedio que fijarme más en los medios para hacer mi propia trayectoria profesional, que no tuviera que ver con mi padre. Mi padre no era presentador, sí había hecho radio en su vida, pero en sus últimos años lo había dejado, y además radio de otro tipo, nunca de entretenimiento/información como yo. Entonces esa fue la única manera de tener mi propia trayectoria sin que me estuvieran diciendo “pues tu padre lo hacía mejor”, porque evidentemente como cómico, mi padre era mejor que yo.

P: A parte de Canal Sur, ¿de todas las emisoras con las que has trabajado a nivel nacional, hay alguna que te haya marcado?

R: No tanto las emisoras, sino las personas. Yo tengo que decir hitos que me han marcado en mi vida, y tengo que hablar de personas. Por ejemplo, recuerdo en Cope a Rafa Sánchez, que hacía un programa de fin de semana, “Al Sur de la semana”, y que yo lo conocía de antes. Él me contrató para hacer colaboraciones y viajé mucho con él, hice mucha radio con él y aprendí mucho por que era muy bueno . De un director que tuve en Cope Sevilla que se llama Andrés Luis Cañada, un viejo director de radio, viejo en cuanto a que amaba la radio, la comunicación… De él aprendí mucho también, al igual que de Valerio Lazarov, en televisión. Cuando arranca Telecinco, Valerio era el director, y venía con unas ideas italianas de televisión espectáculo que no se han vuelto a repetir. Tuve un jefe en Antena 3, que se llamaba Ángel Luis González, que venía de Valladolid. Llegó cuando la radio aún era muy “blandita” y vino a zarandear toda la manera de hacerla. Coincidió con una época de mucha corrupción política centrada en Andalucía, entre el 88-89, y él dijo que la radio era para contar lo que pasaba. Aunque no trabajé bajo sus órdenes, aprendí mucho, me gustaba irme a la radio a ver como trabajaban. Luego hay personas con las que he tenido mucho contacto y que son grandes bichos de la televisión como Jose Luis Moreno, que he coincidido en algunos programas, Valerio Lazarov como he dicho, Emilio Aragón lógicamente… Ahora lo que me pasa, que, al hacerme mayor, voy trabajando con gente, de la que a lo mejor soy yo el que enseña más, aunque de todos se aprende algo.

P: Poca gente lo recordará, pero pasaste por Supervivientes en 2006, ¿te llevaste alguna enseñanza de la isla?

R: Me llevé un buen amigo, José Luis Luna, con el que todavía tengo amistad y muy buena relación. Y sí, me llevé una experiencia, aunque suene un poco cursi, única. Porque no todo el mundo se ve en una isla desierta, un sitio abandonado de la civilización con 10-12 personas más sin nada, donde tienes que buscarte la vida para subsistir. Fue bastante bonita, pero a mí me traicionó un poco, porque yo iba preparado para muchas cosas. Investigué como hacer fuego, construir cabañas, pescar… Pero tengo un problema, ya no tanto, pero entonces sí, no soporto dormir fuera de mi casa. Yo llegué a tener un acto en La Coruña, ir en mi coche, terminar el evento y volverme en el mismo día. Y eso no me lo planteé, el qué hacer para dormir por las noches. Y te digo, sin mentirte, que en los 23 días de experiencia antes de pedir que me echaran, que no dormí ni una sola noche. Dormía a media mañana o medio día, caía rendido y me echaba totalmente muerto. Mi capacidad de supervivencia estaba muy bien, pero eso me falló y entré en bajones muy grandes, lloraba… y pedí que me echaran.

P: El fútbol es una de tus pasiones, ¿te ves de narrador o lo has pensado alguna vez?

R: Durante un tiempo hacía la animación deportiva de las transmisiones de Canal Sur. Fue una fórmula que hicimos Fernando Pérez como presentador, y yo, que hicimos un tándem muy chulo. En esa época hacía un programa como el de ahora los fines de semana, y además esas animaciones. Echaba tranquilamente más de 12 horas, pero cuando algo te gusta, no te cuesta. Me apasionó por la improvisación, todo es puro directo, hay mucho de inmediatez. No serviría de narrador porque es una profesión muy complicada, y hay que ser muy bueno para hacerlo bien. Hay que tener mucha velocidad y narrativa que yo no tengo. Por ejemplo, la figura que representaba Pepe Domingo Castaño me apasiona.

P: Has comentado que la evolución de la televisión a las tertulias, no te gusta, que te genera tensión, ¿crees que en la radio está ocurriendo lo mismo?

R: Siempre ha habido mucho respeto al código deontológico y aunque los medios tuvieran una línea editorial dada por el propietario, especialmente la radio ha sido un medio que ha ejercido libre y ecuánimemente el periodismo, el contraste de cada cosa que se dice. Las tertulias, que es un invento que se incluye para añadir opinión, que está muy bien, siempre se ha equilibrado. Si había un debate de sí o no, tenía dos que dicen que sí y otros dos que dicen que no, para que esté equilibrado. De un tiempo a esta parte, parece que no, que se prefiere cuatro que digan sí, y ninguno que diga que no, porque interesa el dogmatismo, no la información. Lo de la tele es distinto. Hay programas que han ido dejando de lado la creatividad para dar paso a esas tertulias. Yo soy más amigo de la televisión creativa, donde hay un guion que está trabajado, que hay espectáculo… Me gustan los programas en los que, si hay que hacer una entrevista, se ha trabajado y está preparada… Ahora parece que la televisión tiene que tener mucho ritmo, incluso una cierta dosis de gritos para que se mantenga la tensión. Los directores dirigen los programas en directo pendiente del resto de emisiones y cuando alguien va a publicidad, dicen que entonces haya discusiones para enganchar al espectador. Eso es un engaño, no me gusta, aunque considero que los que lo hacen lo hacen muy bien.

P: ¿Qué dirías que es lo que te enamora de la radio?

R: Fundamentalmente la magia. La radio es un medio que solo utiliza un sentido. Al oyente solo le requieres un sentido, el oído, el resto de ellos se lo imagina cada oyente. Tú puedes jugar con ello, puedo contar una historia y que cada persona se cree en su imaginación su propia imagen mental, diferente a cada uno. Yo con dos efectos de sonido te llevo en un cohete hasta la luna, lo cual es imposible en la tele. La radio también es más verdad, más sincera. Rafa Sánchez decía: “la radio desprende verdad”, la televisión como tiene que estar más pendientes de muchas cosas, al final tienes muchos elementos que supeditan el mensaje. Una entrevista en la radio es más pura que una en la televisión a no ser que sea específicamente un programa de entrevistas. También es mucho más cómodo hacer radio porque lo único por lo que te tienes que preocupar es que suene bien y que tu contenido llegue al oyente. No tiene nada que ver la radio con la televisión, que a mí me gusta, pero es algo que tiene mucho atractivo si se hace bien, lo malo es cuando la gente quiere hacer radio con imágenes. Entonces no está usando ni el talento ni la creatividad.

P: En la radio es importante el qué, pero mucho más el cómo, ¿crees que ese cómo, se ha visto muy cambiado con la evolución de los medios hacia la inmediatez?

R: Sí, he notado que hay una tendencia a la velocidad. Yo no hablaría de inmediatez, porque la radio ya es inmediata, es una de sus grandes virtudes respecto al resto de medios. Si ocurre algo y tu lo ves, me llamas y yo estoy en directo, te pincho y yo no necesito ni una unidad móvil, ni una cámara, ni vestuario… no necesito nada más allá del teléfono. Yo lo llamaría velocidad. Hay mucha mediocridad, que se esconde en malas copias de lo que uno cree que son aciertos que hacen otros. La gente quiere mucho ritmo, y confunden el ritmo con la velocidad. Yo creo que tienes que tener tus tiempos, siempre le digo a mis colaboradores que si tenemos poco tiempo no contemos lo mismo más rápido, sino menos cosas, pero a su tiempo. No hay que confundir estos conceptos porque al final estresas al oyente. La gran virtud de la radio es que te escuchen sin necesidad de que tú le molestes, mientras cocina, mientras conduce, mientras cose… Lo que ocurre es que es imposible, y sería necio pensarlo, pretender captar del oyente la atención permanentemente durante tres horas, una hora o incluso cinco minutos seguidos, es imposible. La atención del oyente la vas a captar según él. Los elementos con los que tu juegas para que no se vaya son los cambios de ritmo. Yo le llamo el diente de sierra. Si tengo al mejor cantante de flamenco del mundo de invitado, si me dedico a ponerlo a cantar durante una hora seguida, llega un momento que desconectas. Lo pongo a cantar una canción, charlamos un poco con él, ahora cambia de asunto, luego vuelves con él… Haces cambios de ritmo, es como si sacas la mano por el altavoz y le dices al oyente: «oye que estoy aquí». Estos cambios también puede ser silencios. Si tu vas en el coche, tienes la radio puesta, pero la tienes de fondo, no eres consciente de estar escuchándola, pero si de pronto se para la frecuencia, es cuando tú te preguntas qué ha pasado. Ha sido el silencio lo que te ha llamado la atención. No es necesario dar gritos, correr… simplemente un poquito de compás, es como el flamenco. Es más compás que velocidad.

P: Esto tiene que ver con la metáfora del piano, que has usado alguna vez, de que no sabes cuales son las teclas que suenan bien y cuales no, hasta que las has probado todas. Estas teclas por ejemplo ya sí sabes con tu experiencia que suenan bien.

R: En la vida, yo a lo que me refiero, a lo que puedes aspirar es a cometer cada vez menos errores. Una vez alguien me dijo que querían contar conmigo porque yo sabía cuáles eran las teclas que hay que tocar para que funcione bien. Y yo dije que yo sé algunas que no hay que tocar para equivocarse, por que ya las he tocado. El piano es el ejemplo perfecto, de las más de 80 teclas yo no se cuales estás afinadas y cuales no. Entonces la vida se basa en un continuo tocar las teclas y comprobar las que están afinadas y no. Cuando una suena bien no te enseña nada, aprendes cuando tocas una desafinada y te das cuenta de que o la arreglas o no la tocas más. Siempre te enseña más una equivocación que un acierto, por que nunca sabes porque viene el acierto realmente.

P: Para ser locutor de radio, ¿se nace o se hace? Porque hay algunas cualidades que son innatas, como la voz.

R: Totalmente. Si no fuera así, ¿cuántos periodistas salen de la facultad de periodismo cada año? Y ¿ a cuantos les gustaría hacer radio? Pues tantos locutores saldrían y no salen. La comunicación, incluyendo todos los medios, tiene mucha alma, eso no se enseña. Tú tienes que tener alma, porque al final es lo que diferencia a unos de otros, la identidad, esa personalidad, ese estilo, ese pellizco… ¿Esto significa que no hay que prepararse?, para nada, todo lo contrario. Creo firmemente en la preparación, pero también en el talento, la condición nata de cada uno. Y eso tú lo ves, igual que en otros ámbitos de la vida como la interpretación. Cuantos actores hay de método, pero después llega otro que no ha estudiado, pero lo ves y dices, es que es actor, y te transmite mucho más.

P: Aparte del humor, que te diste cuenta de que no era lo tuyo, has hecho teatro, música… ¿Qué crees que es lo que se te ha dado mejor?

R: La radio sin duda, a las pruebas me remito. Mi medio es la radio. El teatro me encanta y posiblemente me hubiera ido bien de haber tenido una cierta continuidad. Hubo un momento en mi vida en el que el teléfono dejó de sonar para ofrecerme trabajo y tuve que levantarlo yo para ofrecerme. Pero no le interesaba a nadie, entonces quise hacer algo de teatro. Al no estar en el mundillo, me produje mi propia obra de teatro, me gasté mi dinero y hicimos tres representaciones y ya no pude sostenerlo más, no tenía bolsillo, por que era una empresa deficitaria. Entonces tuve que buscarme la vida de otra manera. Ese frenesí fue haciendo que me concentrara mucho en lo que podía darme algún tipo de rendimiento, que era la radio. Me olvidé de aquello, pero sigo pensando en hacer ahora algo de teatro porque me apasiona. Junto con la radio, posiblemente es lo que más me gusta, en cuanto a que me da un pellizco en el corazón. De manera más pragmática estaría delante la televisión, porque te da una proyección y un dinero que no da la radio. Pero el teatro es increíble, cuando se sube el telón y está el público allí. Hablarle directamente al público y tener la reacción inmediata, es muy fuerte. Si se trata de una escena de humor y la gente se ríe, tú te puedes morir allí.

P: ¿Te planteas alguna vez escribir un libro?

R: Eso es casi una ensoñación. Yo siempre, he comentado con mi mujer, que me gustaría retirarme en el campo rodeado de caballos o en el mar en un barquito, escribiendo. Pero para escribir hay que tener talento. Primero, me ruboriza un poco pensar que yo puedo escribir, le tengo mucho respeto. Sí es verdad que en alguna ocasión me ha venido alguna idea. Ahora estoy pensando en hacer algo contando de manera no velada la historia de mi padre, pero posiblemente acabe más en un formato podcast que en un libro. Ahora mismo no me planteo escribir, mirando en un futuro podría ser, no te digo que no.

P: Uno de los aspectos que más me gusta de tu figura es cómo siempre pones en alza el sentimiento andaluz, el orgullo de nuestra tierra. ¿Alguna vez te han recomendado que intentaras disimular el acento o lo has hecho a lo mejor de manera inconsciente?

R: Me pasó una vez en Telecinco con Valerio Lazarov que me dijo que no se me entendía. Yo le dije que no me entendía él porque era rumano. En Andalucía hay muchos acentos, muchas entonaciones, la nuestra, digamos la occidental, Huelva, Sevilla, Cádiz, es muy suave. Yo lo del complejo es algo que considero una tontería. Yo he dado un curso de doblaje hace unos años y me han enseñado a pronunciar el castellano neutro. Hay quien dice que a hablar correctamente, no, yo ya hablo correctamente. Pero esto, que hay algunos que se ofenden, es lo mismo que si el actor es gallego o vasco, que tienen su propio acento y cuando doblan tienen que utilizar uno neutro porque es el estándar. Pero de esto no hay que ofenderse ni acomplejarse para nada. Todas las cosas tienen su contexto. Si estoy haciendo un programa en Canal Sur, para todos los andaluces, yo tengo que intentar que se me entienda bien, pero no por el acento, sino por hablar muy ligero, que me coma palabras… En Almería por ejemplo son muy murcianos, en Jaén, en determinadas zonas son muy castellanos. Entonces, tú hablas de una manera neutra, que se te comprenda, lo cual no significa que haya que estar acomplejado. Y no, nadie me ha dicho, aquí lógicamente no tendría sentido, nada del acento. Yo llevo muchos años además y me esfuerzo mucho en que la dicción sea correcta y demás para proyectar correctamente la voz.

P: Por último, ¿un lugar para nacer si no fuera Andalucía?

R: No, es que no. De los sitios que conozco… aunque esto lo puede decir cualquiera de su tierra. Es que a mí me gusta salir a la calle, saludar a la gente, encontrarme con gente, tomarme una cerveza en un bar que me conozca el tabernero, que haga sol en invierno y pueda tomarme en mangas de camisa un vinito. Y todo eso, solo se puede hacer aquí. En España no se me ocurre ningún lado. En el norte no, porque yo he nacido en un sitio donde hace bueno y donde hace calor, entonces no me veo en un sitio donde siempre está lloviendo. A mí eso me da tristeza, un día nublado me genera tristeza. Posiblemente sería fuera de España, a lo mejor en algún sitio de Estados Unidos, que tuviera mar y que la gente no se metiera en mi vida, que pudiera ir por la calle con luces de colores y nadie me dijera nada. Que eso es lo único que le reprocho a Sevilla, que es un patio de vecinos. Pero, por lo demás, si tuviera que nacer diez veces, diez veces elegiría nacer en Andalucía.

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