Estos residuos que aparecer al secarse tras el baño puede ser una pista sobre la salud de nuestra piel.
Una escena común pero desconcertante: uno sale de la ducha, coge la toalla y al secarse, nota unos pequeños “rollitos” grises o marrones en la piel. La reacción inicial suele ser de desconcierto. ¿Cómo es posible si me acabo de bañar? ¿Acaso la ducha no funcionó? Mucha gente se preocupa por esos «rollitos» que salen, en ocasiones, cuando te secas al salir de la ducha. Es lógico pensar que te estás ensuciando en vez de limpiarse, cuando en realidad es señal de que el cuerpo está soltando cosas que ya no necesita.
Asimismo, lejos de ser una señal de no haberse bañado correctamente. El verdadero resultado es la fricción que produce la toalla al contacto con la piel, arrastrando restos de células muertas, aceites naturales del cuerpo (sebo) y, en algunos casos, residuos de productos de higiene que no fueron completamente enjuagados.
La piel humana está en constante renovación. Según la American Chemical Society, un adulto medio se desprende aproximadamente de 500 millones de células cada día. Cuando no se realiza una exfoliación regular, estas células muertas tienden a acumularse en la superficie. Por eso, este detalle hace que, con la fricción de la toalla sea más probable que se desprendan de forma visible, formando esos característicos «rollitos» que muchos tienden a asociar con suciedad.
¿En qué zonas del cuerpo suelen salir?
Estos residuos suelen aparecer con más frecuencia en ciertas zonas como el cuello, la espalda y los brazos. Además, es más común si no se frota bien durante la ducha o si se ha sudado mucho. También influyen factores como el tipo de toalla , el uso de cremas o aceites corporales y la temperatura del agua.
Según un artículo publicado en Journal of Cosmetic Dermatology, la exfoliación regular puede prevenir la acumulación excesiva de piel muerta y reducir estos residuos visibles tras la ducha. Es recomendable exfoliarse, al menos, una vez a la semana. Además, es importante enjuagar bien todos los productos de limpieza para evitar que queden restos que se mezclen con la piel al secarse.
No obstante, si los rollitos son muy frecuentes, tienen mal olor o van acompañados de picazón, puede tratarse de otra condición. Una posible opción podría ser la dermatitis seborreica entre otras opciones. En este caso, lo ideal sería acudir a un dermatólogo.
¿Cuál es la forma ideal de bañarse para evitar estos “rollitos”?
En cuanto a los productos de higiene, lo ideal es optar por jabones suaves, preferiblemente sin detergentes agresivos. No es necesario enjabonarse todo el cuerpo a diario; las zonas clave como axilas, pies, área genital, cuello y espalda, son suficientes para mantener una correcta higiene.
A la hora de aplicar el jabón, la eterna duda entre usar esponja o la mano tiene una respuesta más equilibrada: las esponjas -sintéticas o de tipo vegetal- pueden ayudar a exfoliar suavemente, pero deben mantenerse limpias y reemplazarse con frecuencia. Esto ayuda a evitar la acumulación bacterias.
En cambio, las manos son más suaves y menos agresivas para la piel, ideales para el uso diario. En muchas ocasiones, se recomienda dejar por una temporada las esponjas para evitar raspar la piel con esta. De manera que, se optaría por la mano junto el gel y el agua. En cuanto a la temperatura del agua, hay veces que se recomiendan las duchas de agua tibia o caliente para abrir los poros y eliminar toxinas.
Tras la ducha, para evitar irritaciones, la recomendación es secarse con una toalla limpia dando pequeños toques, sin frotar con fuerza. Así, se cuida la barrera natural de la piel y se favorece una mejor salud cutánea.
Ya es hora de soltar la preocupación por los “rollitos” post-ducha, pues no son motivo de alarma, pero sí una invitación a revisar nuestros hábitos de higiene corporal. A veces, lo que aparece después del agua no es mugre… sino el resultado de que el cuerpo hace bien su trabajo.
