Con soltura y simpatía, Ángel Villaverde, dotado de varios años de experiencia en el cine y la televisión, nos cuenta lo que ha aprendido gracias a sus andanzas como director de cine, además de sincerarse sobre las realidades que se viven al día de hoy dentro de las producciones de esta industria.
Ángel Villaverde Alonso (1987) es un guionista y director de cine madrileño con una mano muy especial para tratar el drama y los temas oscuros. Después de estudiar psicología e ingeniería audiovisual, además de muchos años trabajando en la televisión como técnico, decidió que había aprendido lo suficiente para lanzarse a por su sueño: ser guionista y director de cine. Uno de sus cortos más recientes, mariposas, una historia LGBT sobre una chica y su profesora particular, obtuvo diversos premios y selecciones internacionales. Su último cortometraje, Beadspread, trata sobre la violencia y las relaciones disfuncionales, y como el amor más puro puede ayudarnos a salir de ellas. Este corto, que es una ambiciosa propuesta para cautivar de nuevo a esa audiencia que disfruta del buen drama, cuenta con el trabajo de figuras de la televisión y el cine español como Jaime Lorente (La Casa de Papel y Elite) y Enrique Villén (Anabel y Ninette). Sin más esperar, vamos a conocer a la persona detrás de estas obras.
P: ¿Qué te llevó a iniciarte en el mundo del cine?
R: Esto es lo que yo siempre quise hacer, pero parecía un objetivo tan imposible que ni siquiera me había planteado hacerlo de verdad. Siempre me había gustado escribir, pero el hacer cine era solo un sueño. Por un tiempo simplemente se quedó allí, porque claro, tú piensas en Spielberg o Tarantino, y lo que te imaginas es que tuvieron muchísima suerte de haber llegado allí donde están, o como son increíblemente buenos alguien les habrá descubierto. Normalmente ves tan inalcanzable el poder lograr ser alguien que ni quieres intentarlo. En mi caso, después de años trabajando en la televisión y ganando experiencia para no depender de los conocimientos de otra gente, decidí lanzarme.
P: ¿Qué te pasó por la cabeza en el momento en el que tomaste esa decisión?
R: Lo que me pasó por la cabeza fue que debía intentarlo en ese momento, o no lo iba a poder hacer nunca. ¡Y está yendo bien! Como también podía haber ido terrible, obviamente. El hecho que puedas tomar el riesgo de lanzarte a por ello es un privilegio. Yo tuve la suerte de tener dinero ahorrado, pero eso no es algo que todos puedan permitirse.
P: Entre series y películas, ¿En cuál prefieres trabajar?
R: Ahora quiero hacer largometrajes. Todo el mundo dice que haga series, que es lo que da dinero, pero es que a mí lo que me gusta es el cine. Una película con su principio y su final. Aunque claro, también me gustaría mucho dirigir una buena serie. Por ejemplo, tenemos un guion muy bueno que se llama Purgatorio, que está basado en un libro de Alberto Val. Es como un Gran Hermano o Battle Royale, pero con presos. Y otro guion que me gustó mucho hacer se llama Vendetta, que lo escribí para el youtuber Jordi Wild.
P: ¿Cómo terminaste trabajando con Jordi Wild?
R: Él me contactó. Habíamos hablado antes por otros temas y me comentó que estaba pensando en hacer una serie, y luego simplemente nos reunimos aquí en Madrid. Él me propuso su idea original, y yo escribí el guion para él. Jordi estuvo intentando moverlo, de hecho, hizo un dossier muy bueno, de los mejores que he visto en mi vida. Con todo y eso, de momento no hemos conseguido que funcione, y eso que con Jordi Wild de por medio debería de ser mucho más fácil.
P: ¿Cuál etapa de la producción audiovisual consideras que es la más compleja?
R: Lo más complicado, a nivel curro, es la preproducción. Sin duda. Como director, todo tu trabajo es la preproducción. Es la base de todo, pero también es lo más complejo y pesado. Luego el rodaje, en mi opinión, son tus vacaciones.
P: Por otro lado, ¿Cuál es la etapa que disfrutas más?
R: A mí lo que más me gusta es rodar. Es donde estás dando a luz lo que querías hacer. Gracias a la preproducción, tú ya deberías de tener claro lo que quieres, y tu modus operandi debe de seguir lo que tienes planeado. En ese momento ya tienes tu película en la cabeza, simplemente te vas a tus vacaciones donde ya has preparado la película que querías hacer, y disfrutas. Dejas que el personaje cree su actor, que el director de foto se encargue del ambiente… Cuando ya está todo planificado y sabes lo que quieres, todo el mundo sabe lo que tiene que hacer. Eso es crear y dejarte llevar por el momento.

P: ¿Crees entonces que es importante dejarte influenciar por tus actores?
R: Es algo súper bonito que se está dejando de lado. Se espera que los actores sean robots cuyo único trabajo en grabación sea escupir el guion. No debería de ser así. El personaje de tu historia lo está haciendo esa persona, le está dando forma. Si no le dejas a él hacer nada, ¿para qué contratas a un actor? Contrata a un robot, y ya está.
P: ¿A qué se debe ese cambio en el estilo de producción?
R: Ese es el estilo ahora por cuestiones de dinero y tiempos de producción. Kubrick podía estar rodando por un año, y si no le gustaba hacía otra cosa. Ahora lo que se lleva es que en una semana tengas que escribir 50 páginas de guion, en tres días tengas que rodarlo y en cuatro días meterle la posproducción. Entonces claro, ahora los directores solo quieren que sus actores escupan las líneas. Si la toma es lo suficientemente buena, se va a la siguiente. Con este método solo estamos haciendo churros, no arte.
P: ¿Por qué crees que el cine de hoy se ha convertido en eso?
R: Porque todo se está convirtiendo en la producción. Ya no hay arte. El cine, en mi opinión, ha muerto casi por completo. A excepción de los que pueden permitirse hacer lo que quieran, que son pocos: Spielberg, Tarantino… Los demás son gente que depende de euros que están en la mesa y se van cayendo al suelo. Salvo el cine indie puro, o los que se pueden permitir auto producirse, todos dependen de lo que les diga un productor con dinero.
P: ¿Cómo crees que ha afectado la llegada de las plataformas de streaming al cine independiente?
R: La llegada de las nuevas plataformas se supone que iba a ser súper bonita. ¡Qué bien, Netflix ha venido a España! ¡Va a haber más trabajo! Quiero decir, sí, pero en realidad no. No han puesto a ningún chaval con talento a dirigir una serie, ni han contratado a algún guionista de 25 años que ha escrito algún cortometraje exitoso. No, lo que han hecho es coger a los que han funcionado toda la vida y trabajar con ellos. Al final, es hacer bocadillos. ¿Cuántas películas y series buenas hacen al año? ¿Un par? Entretenimiento vas a encontrar, pero para eso también te puedes poner YouTube. Como cine puro, o serie novedosa, ¿Cuántas puedes encontrar al año en estas nuevas plataformas?
P: ¿Tú has intentado llegar a Netflix?
R: Sí. Aunque allí el verdadero tema es cómo llegas a Netflix. Tienen una puerta blindada con acero y cemento a todos lados. Salvo que tengas su teléfono o el código para entrar, no creo que llegues. “¡Hola, señor Netflix! ¿Puede usted leer mi guion?”. Eso no va a pasar nunca. Al final, lo más complicado no es que alguien te abra, es que ni siquiera sabes dónde está la puerta.
Sobre su cortometraje, Beadspread:
P: ¿Cómo se te ocurrió Beadspread?
R: El principio lo soñé, incluso donde iba a ir el título y el fondo de papel pintado, y de allí nació todo. En el arte en general se usan mucho los sueños para crear. El inicio de Beadspread es como empezar por el final, sin que haya previo que sea necesariamente la historia que se cuenta después.

P: ¿Cuál es la historia detrás de haber podido grabar con un actor tan famoso como Jaime Lorente?
R: Nosotros queríamos a Jaime, es una máquina. Él nos dijo que lo quería hacer, que le gustaba mucho el guion, pero contaba con muy poca disponibilidad. Grabamos todo lo de Jaime en apenas unas seis horas, y solo porque pudo quedarse un poco más de tiempo de lo esperado. Tenerlo me cambió por completo toda la planificación. Cuando hablamos con su agente nos dijo que su único día disponible sería la semana siguiente, y nosotros teníamos planeado empezar el rodaje dentro de un mes.
P: ¿Qué es lo que más te gustó de hacer Beadspread? ¿Y lo que menos?
R: Lo que más me gustó fue poder tener el reparto que yo quería, eso fue una bendición. Lo que menos fue tener que hacerlo todo con prisa, con un presupuesto ínfimo y con poco tiempo. Beadspread lo rodamos en cuatro días, y todo gracias a que mi director de foto, Miguel Roldán, es dios. A nivel humano y a nivel profesional, es el mejor.
P: El tipo de conexión especial que tienen Isra y Kira me recuerda a las relaciones que vemos en las películas como Lost in Translation y Her. ¿Fueron de alguna forma parte de tu inspiración?
R: Sí. Lost in Translation me flipa. Her también, aunque no tanto. No sabría describir con palabras lo que lograron Bill Murray y Scarlett Johansson, ahí Sofia Coppola estuvo de diez. Pero sí, ese es el tipo de relación que yo quería buscar con Francesc y con Nazaret, una relación que simbolizara el amor puro y más humano. Que fuese amor real, pero no sexualizado.
P: He notado que en tus creaciones casi siempre está el tópico común de “relaciones disfuncionales” de algún tipo. ¿Crees que es un tema del que es importante hablar?
R: A mí me sale escribirlo porque de joven me influenció mucho el cine español del estilo Barrio o El Bola. Creo que fue Barrio la que me hizo querer dedicarme a esto. En realidad, no lo pienso, simplemente me sale y ya está. Pero creo que puede venir de allí.
P: ¿Crees que el hecho de haber estudiado psicología ha afectado a cómo representas a tus personajes y sus relaciones?
R: Sí que puede ayudar. Yo creo que me ha ayudado cuando hablo con los actores e intento transmitirles lo que siento sobre esa historia. A la hora de crear todo lo que hayas vivido te influye. Desde el hecho de estar aquí charlando contigo hasta estudiar ingeniería, todo te afecta. Todas las historias que escribas estarán manchadas con tu vida.
P: ¿Cómo ideas una historia?
R: Muchísimas veces no tengo ni idea de lo que voy a contar, simplemente pienso en imágenes. Visualizar lo que quieres escribir es clave para escribir un buen guion. Por ejemplo, para la nueva película que estoy preparando pensé en una chica tumbada en el suelo soplando un molino de colores. Yo no sabía quién era esa chica, ni qué iba a hacer, ni qué le pasaba por la cabeza; simplemente me imaginé el plano, y a través de preguntarme qué haría la chica próximamente seguí escribiendo. De allí vino todo.

P: En una entrevista anterior dijiste que lo tuyo es crear cosas que sean “muy negras y dramáticas”, y que con la comedia no sabías donde meterte. Sin embargo, dirigiste y escribiste Un Día para Olvidar en el canal de Jeyx. ¿Cómo fue ese proceso creativo para ti?
R: Cuando me toca hacer comedia siempre voy a lo absurdo. Soy más de ese estilo que de la nueva comedia romántica a la que nos estamos acostumbrando. Antes me costaba más ese proceso creativo, pero con los años me he ido adaptando. Por otra parte, trabajar con Jeyx fue increíble. Él me propuso la idea que tenía en mente, y ya luego a mí se me terminaron de ocurrir las locuras.
P: Yéndonos a la parte de la movida cultural madrileña, ¿Cómo es crear obras audiovisuales en Madrid? ¿Cuáles son los obstáculos que no son tan obvios?
R: Yo creo que vivir en Madrid es un privilegio a la hora de crear. Quien quiera crear y no esté en Madrid o en Barcelona lo tiene complicado, tiene que mudarse. Ser de Madrid, como es mi caso, me parece una suerte increíble. El haber nacido aquí, conocer la ciudad y tener aquí a mis amigos me parece un privilegio absoluto. El problema lo tiene un chico de Cuenca o en Cádiz. Lo que estamos aquí no tenemos nada de lo que quejarnos.
P: ¿Qué recomendaciones le darías a alguien que quiere empezar a crear cine? Ya sea como guionista o director.
R: Yo les diría a los chavales que graben a muerte. Que cojan un teléfono que grabe medianamente bien, que inviten a sus compañeros de clase y vayan a por ello. Por ejemplo, si estudias en una escuela de cine toma a los de la clase de imagen, a los de la clase de sonido, o a quien sea, y proponles tus historias. Otra cosa que es muy importante es organizar todo y saber lo que vas a grabar en primer lugar. La clave de dirigir es la preproducción, sin preproducción no existe tu película, ni tu corto, ni nada. Sin ella lo que vas a tener es un batiburrillo que luego tendrás que salvar en el montaje, pero nunca va a ser bueno. Tú tienes que llegar al día de la grabación sabiendo lo que quieres hacer, de cuánto tiempo dispones y una idea de lo que vendrá los días siguientes. Es importante permanecer humildes, tú no eres ningún Dios, y tu idea no es la única valida. Tú hiciste un guion, que puede estar más o menos bien, pero los que le darán vida serán los actores y todo el equipo que te rodea.

