Ginebras presenta ¿Quién es Billie Max? ante un público más que entregado
Juls (batería), Sandra (guitarra y voz), Raquel (bajo y voz) y Magüi (voz y guitarra) aparecen sobre el escenario de una Joy Eslava llena de verdaderos fans que consiguieron su entrada -de entre las 150 que había- por un sorteo en redes sociales y que no se pusieron a la venta. Una hora antes, la sala comenzaba a llenarse. Grupos apiñados en primera fila para sentir incluso la respiración de las músicos y otros que buscaban en los laterales un refugio cercano a la barra.
A las nueve pasadas comienza el “concierto-monólogo-show”, como lo describe Magüi, con Álex Turner, ya conocida por el público. Quizá es el concierto más raro que han hecho nunca, ya que, muchas de las canciones no han salido todavía en ninguna plataforma. Por ello piden una colaboración que no decae en ningún momento. Entonces lanzan la pregunta que todos se llevaban haciendo desde que anunciaron el nombre del disco: ¿Quién es Billie Max? A lo que más de uno responde “yo”.

Billie Max no es una persona, ni un personaje, “Billie Max engloba todas las cosas increíbles que nos han pasado estos tres años. Billie Max habla sobre un sueño”. “Una fumada de sueño” apostilla Sandra a la cantante. Esa es la primera canción totalmente desconocida por los seguidores de Ginebras que se escucha en la Joy. Y que se recibe con gran ánimo. A esta la sigue En bolas, que habla sobre cocinar en bolas en la cocina sin importar si te ven las vecinas. Incluye, además, una sorpresa de Sandra que ha dejado al público con la boca abierta.

Era el turno del tema que sacaron con Dani Martín: Desastre de persona. Aunque no pudiera asistir, lo tuvieron muy presente, asegurando que ese sueño del que habían hablado se ha cumplido realmente “cuando tu Yo de pequeña mire a tu Yo de ahora y diga coño, lo está haciendo to’ bien”, aunque a veces sea un poco desastre. El título de la canción funky lo porta Rapapá, o, según Juls, la onomatopeya que vamos a utilizar para absolutamente todo este año.
Los segundos colaboradores del disco -y también amigos de la banda- son Karavana, que subieron al escenario para cantar Lunes negro bajo el pretexto de que “los lunes son pa’ otros”. Pero no todo ha sido fiesta, también ha habido espacio para la emoción, que afloró con Muchas gracias por venir cantada al piano por una Magüi llorosa que no se cree lo que está viviendo y que agradece a sus amigas: “Qué mayor suerte puede haber que recorrer el mundo y tocar con tus mejores amigas”.

El tema “más Ginebras” del álbum para Raquel es He resucitado a Elvis, que dedicaron a todos los músicos presentes en la sala. Como “regalito” para amenizar una noche que para nada resultó aburrida, cantaron Paco y Carmela, una canción de lo más verbenera de su primer disco. Después continuaron con el nuevo disco: Qué gozadita, sobre “aquel festival San San en el que había una carpa blanca” y Ansiedad. Antes de esta última rompieron una lanza en favor de la salud mental y el acceso público a ella: “Mientras siga siendo un lujo, nos apoyaremos las unas en las otras”.

Y llegó el final. El disco no daba para más y quisieron despedirse -por primera vez- con Omeprazol, bromeando con que les habían pagado la gira. Canturrearon “Qué lástima, pero adiós. Me despido de ti y me voy” a lo que Juls añadió: “pero no sin un buen pogo”. Y es que esta canción dedicada al medicamento milagroso que te hace creer que cura la resaca, había sido compuesta para eso mismo. Y eso sucedió en el medio de la pista.
La segunda despedida llegó de la mano de La típica canción, uno de sus temas más famosos del anterior álbum y con el que toda la sala Joy se dejó la voz, gritando y bailando con ellas el cierre de un primer concierto que deja con muchas ganas de volver a escuchar el disco el viernes y la boca hecha agua para los conciertos y festivales de la próxima temporada.

Cobertura realizada por Lidia Lozano y Cristina García