La recién estrenada exposición realiza un recorrido por la obra y figura de Guido Reni, pintor boloñés del siglo XVII apodado “El Divino”
El Museo del Prado, en colaboración con el Städel Museum y con el patrocinio exclusivo de la Fundación BBVA, inaugura una inédita exposición en torno al artista italiano Guido Reni. El conjunto ofrece un total de 96 obras procedentes de más de 40 instituciones culturales repartidas por Europa y América.
Esta propuesta ocupa el mayor espacio expositivo que posee el museo, entre cuyas paredes el visitante podrá encontrar pinturas, cartones preparatorios y un importante número de esculturas. Para lograr la puesta en marcha, el Museo del Prado ha tenido que llevar a cabo una importante labor de restauración de sus más famosos cuadros firmados por el autor, aunque no ha sido la única de las instituciones en hacerlo.
David García Cueto, comisario de la exposición y Jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1800 del propio museo, ha querido reivindicar la importancia de su figura en la España del Siglo de Oro. Este es el motivo de que se presenten junto a algunos de sus cuadros más destacados representaciones de grandes artistas como Murillo o José de Ribera.

Guido Reni, “Il Divino”
La figura de Guido Reni se inscribe en la Escuela Boloñesa durante el siglo XVII. El pintor es uno de los más destacados representantes del clasicismo romano-boloñés, es decir, el clasicismo implantado por los Carracci en Bolonia, la ciudad natal del pintor. Esta pintura clasicista alternativa a la barroca que desarrolló el artista destaca igualmente por la fortaleza de sus colores y expresiones.
A simple vista, lo más característico de su trazo y composición es un clasicismo denominado “accesible” por la sencillez en la conexión emotiva con los retratados. De esta manera, Reni consigue que los sentimientos de los personajes se vuelvan los propios a través de sus expresiones y miradas.
En vida, el artista gozó de una fama y un reconocimiento que era poco frecuente entre sus coetáneos. Sin embargo, con la llegada del siglo XIX sufrió un ostracismo que desde mediados del siglo XX se ha tratado de olvidar, reivindicando la importancia y la figura del pintor.
Esta ha sido una de las aspiraciones principales del proyecto, para lo que el Museo del Prado ha querido poner en marcha el mayor núcleo de obras de este creador jamás expuestas. Miguel Falomir, director del Museo del Prado, destaca además la necesidad de revisitar figuras artísticas ya conocidas, revisando el contexto, las influencias y el impacto posterior.

Un itinerario lleno de vida y cuerpo
El conjunto de las obras expuestas es la mayor muestra de la ambición de esta propuesta. Guido Reni centró su creación en temas bíblicos y mitológicos, con lo que cuadros de este estilo son los que llenan las paredes de la sala.
El itinerario está compuesto de 11 secciones con una estructura arquitectónica particular pero monumental. Cada uno de los ámbitos del conjunto se refiere a una línea narrativa distinta, que ilustra no solo la biografía del propio Reni y su evolución artística, sino también temáticas en torno a las que se organizan sus más renombradas obras.

El visitante puede encontrar entre la selección obras como el Triunfo de Job, traída a Madrid desde la Catedral de Nôtre-Dame de París, superviviente del incendio de 2019 y habiendo sido recientemente restaurada. Otra de las más resonadas es la Inmaculada Concepción, que cuelga originalmente en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y que está acompañada de la representación de esta misma figura de Murillo.
Otras de las entidades que han querido colaborar con sus aportaciones a la exposición son The Royal Collection de Londres con Cleopatra y el Musée du Louvre con Dibujo y color. En este ámbito, destaca la participación de la Pinacoteca Nazionale di Bologna, que ha cedido La matanza de los inocentes, todo un símbolo de la ciudad y del artista.
Por su parte, el Museo del Prado también ha querido sacar a relucir alguna de sus más preciadas piezas de la colección con motivo del proyecto. Hipómenes y Atalanta es uno de los mejores ejemplos, para lo que se ha conseguido por primera vez, colocar al lado a su hermana del Museo e Real Bosco di Capodimonte. Según García Cueto, esto permite por primera vez al espectador observar las obras de manera continuada y sacar sus propias conclusiones acerca del extendido debate en torno a las dos pinturas.
Además de todas las negociaciones en torno al traslado de pinturas, el museo ha procedido a la restauración de las suyas propias. Así, en la exposición podemos contemplar el San Sebastián de Reni por primera vez sin el añadido del paño que se realizó en el siglo XIX. Pero el trabajo de restauración ha dejado también como resultado la apreciación de las obras Muchacha con una rosa e Hipómenes y Atalanta con sus cuadros originales y prescindiendo de añadidos posteriores.




La exhibición, perteneciente al ciclo primaveral del museo, podrá visitarse desde el 28 de marzo al 9 de julio en las salas A y B del edificio Jerónimos. Además, esta irá acompañada de actividades complementarias como el congreso internacional Guido Reni: nuevas investigaciones y un ciclo de conferencias, que se celebrarán a lo largo de los meses de mayo y junio.