Con una amplia sonrisa y un afable tono, conversa sobre cuadros a los que da vida. Para él, pasión y trabajo comparten nombre y espacio. Su nuevo proyecto, una exposición del pintor boloñés Guido Reni, cumple hoy un mes desde que se estrenó en el Museo del Prado.
¿Quién es David García Cueto?
David García Cueto (Málaga, 1977) es jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1800 del Museo Nacional del Prado desde el año 2020. Es Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Granada, institución en la que comenzó su carrera docente y donde impartió clases entre los años 2012 y 2020. Sus investigaciones se han centrado, entre muchos temas, en las relaciones artísticas y culturales entre España e Italia en el siglo XVII, en el arte y la diplomacia en la Edad Moderna y en el arte español del Siglo de Oro, en torno a lo que ha publicado numerosos estudios.
Pregunta: ¿Cómo surgió la idea de la exposición Guido Reni?
Respuesta: Fue una alineación de intereses entre tres importantes museos europeos: la Galería Borghese en Roma, el Städel Museum de Frankfurt y el Museo del Prado. Se considera por parte de estas instituciones que la figura de Guido Reni es lo suficientemente relevante como para todavía hoy ofrecer nuevas lecturas y nueva inspiración estética al público del siglo XXI. No está ligado a una efeméride de nacimiento o conmemoración de muerte, sino por el contrario como te digo a una alineación de intereses de estos tres grandes museos. Ya se hizo una exposición en Galería Borghese, ha seguido esta de Städel en Frankfurt y ahora la del Museo del Prado. Con Städel como dije en la rueda de prensa tenemos una colaboración de tipo logístico pero el proyecto nuestro es totalmente diferente y específico.
P: De entre todos los artistas barrocos italianos, ¿por qué Guido Reni?
R: Se trata de un artista primordial de la época barroca. En su día uno de los más célebres del continente europeo y desde el Museo del Prado tiene un interés sobreañadido porque se trata de un autor que ejerció una influencia bastante profunda en la España del siglo XVII. Esa influencia se debió a que ya en vida del propio artista se coleccionaron obras suyas por parte de aristócratas de la Corona, de clérigos de alto rango y luego una vez en España esas pinturas sirvieron de inspiración como punto de partida para creaciones de autores relevantes de nuestro ámbito como pueden ser Velázquez, Zurbarán o Murillo.
P: ¿Crees que hay algo característico que haga a un buen pintor? Si es así, ¿el qué?
R: Te diría que el ser capaz de traducir con la máxima competencia técnica que cada etapa marca, que es fluctuante a lo largo de la historia, los sentimientos, la capacidad, la inspiración, la propia motivación de cada creador. En ese sentido, dar una respuesta técnica a lo que sería la expresión del interior, del yo, de la subjetividad de cada individuo.
P: Si tuvieras que quedarte con una sola de todas las obras de la exposición, ¿con cuál sería?
R: Por todo lo que significó para la cultura artística española con la Inmaculada Concepción que hoy en día se encuentra en el Metropolitan, pero que en el pasado estuvo en la Catedral de Sevilla y allí fue observada por autores como Murillo, tomándola como punto de partida para su interpretación de este mismo tema iconográfico de la Inmaculada Concepción.
P: ¿Cuál ha sido el reto más grande con el que te has encontrado en todo este recorrido de preparación?
R: El mayor reto de esta exposición te diría que aparte de negociar algunos préstamos muy importantes como puede ser La Circuncisión, de San Martín de Siena o como puede ser El triunfo de Job de Nôtre-Dame de París, el haber hecho frente a todos los problemas derivados de la guerra de Ucrania, que han supuesto un encarecimiento muy notable de los transportes, de los materiales, incluso también de los seguros, y esto ha hecho también pues que de algún modo tengamos que doblar nuestro esfuerzo logístico para poder hacer posible este proyecto.
P: ¿El proceso de conseguir qué obra te ha quitado más el sueño?
R: Fíjate, realmente esta Inmaculada Concepción del Metropolitan que antes te decía, porque es una obra sin la cual no podríamos narrar bien el vínculo de Guido Reni con España y que al principio pues el propio Metropolitan, aduciendo motivos derivados de su gran tamaño, de su estado de conservación un poco frágil, pues no parecía del todo proclive a su préstamo, aunque sucesivamente sí tuvieron a bien el concedérnoslo.
P: En cuanto a tu trayectoria más profesional, ¿cómo fue ese salto del ámbito académico a un museo tan grande como es el Prado?
R: Te diría que es una oportunidad extraordinaria porque en realidad en el ámbito académico siempre trabajamos mucho desde la teoría, trabajamos mucho desde lo que sería el conocimiento de los principios que rigen la creación artística, la investigación documental, pero el estar en el Prado te permite un contacto directo con las obras de primer orden, un trato, podemos decir, absolutamente privilegiado con lo que es la materialidad de la obra. Y esto en el ámbito académico pues muy rara vez, prácticamente nunca, se consigue.
P: ¿Por qué el Museo del Prado?
R: Porque realmente es una institución extraordinaria, no solo en el contexto español donde es un buque insignia de nuestra cultura y de nuestra identidad, sino también porque en el panorama internacional constituye un centro realmente de excelencia en el estudio, en el conocimiento de la puesta en valor del patrimonio histórico-artístico basándose sobre todo en el poseer, en el atesorar una serie de obras verdaderamente excepcionales, únicas en el panorama cultural del mundo occidental.
P: Como profesional en el arte, ¿qué te han aportado todos los años que llevas impartiendo enseñanza en historia del arte?
R: El haber sido docente me aporta muchísimo. En mi etapa como profesor trabajé con estudiantes de grado con una media de edad de 18 a 23 años, pero también impartí docencia en la llamada “Aula de mayores” con personas desde 50 pues hasta casi 90 años. Y el haber tratado con estos sectores de edad tan distintos pero con intereses comunes me permite entrar un poco en la mente del potencial visitante de un museo o de una exposición, y por eso el planificar los discursos, los textos, el recorrido expositivo, pues haciéndolo en función de este público tan variopinto que suele asistir a la sala del museo se ve ayudado por la tarea de haber sido docente con público semejante durante un largo periodo de mi vida.
P: ¿Cuál dirías que ha sido el mayor momento de gratitud durante tu trayectoria como docente?
R: Pues fíjate, recuerdo con una gran emoción y como algo realmente muy muy muy especial, que de forma reiterada y además consecutiva, algo así como durante cinco años, los alumnos del grado de historia del arte de la Universidad de Granada, donde yo impartía docencia, tuvieron a bien nombrarme padrino de la promoción con todo el reconocimiento que eso supone, por el cariño, por de alguna forma el admitir que el trabajo hecho ha sido satisfactorio y también por el trato ese día, con los propios alumnos, con las familias, con sus parejas, con sus amigos, que vienen a acompañarlos al propio acto de graduación.
P: ¿Siempre atrajo tu curiosidad el arte?
R: Te diría que sí. De niño mi inclinación estuvo sobre todo hacia la arqueología, el mundo antiguo, el conocimiento de los mitos, del mundo egipcio, y sucesivamente pues poco a poco fui descubriendo mi interés por el arte de la Edad Moderna sobre todo a raíz de visitas al Museo del Prado, tanto cuando era pequeño con mi familia como en la época del instituto, cuando pues tuve la suerte de ser llevado al Museo del Prado en excursión por algunos de mis profesores. Entonces, en realidad para decantarme por el arte de la Edad Moderna fue fundamental para mí el trasladarme desde Málaga, donde yo entonces residía, al Museo del Prado, y conocer su historia y sus colecciones.
P: ¿Soñaste siempre con lo que hoy eres o fuiste descubriéndolo por el camino?
R: Pues realmente he tenido la suerte de que lo que el destino me ha ofrecido en este ámbito profesional supera con creces lo que yo mismo había soñado en épocas anteriores. Pensaba que mi dimensión profesional ya llegaba a su culmen con convertirme en profesor universitario, lo que fui hasta el año 2020, pero la oportunidad de ganar una oposición en el Museo del Prado donde además el perfil era muy exacto y ajustado a lo que era mi dimensión de especialista, de investigador, pues ha superado con creces las propias expectativas y las propias ensoñaciones. Puedo decir que es un regalo de la vida.
P: ¿Qué es lo más difícil de ser la cara más visible detrás de tanto trabajo y un equipo tan grande?
R: Sobre todo el ser capaz de representar correctamente a todos los ámbitos del museo que se involucran en el trabajo que luego el conservador presenta como resultado, y de alguna manera, estar a la altura de comunicar con claridad y con justicia el trabajo de ámbitos tan relevantes como el de restauración, los estudios técnicos del registro y muy especialmente en este caso, la coordinación de exposiciones. En el proyecto Guido Reni ha sido Silvia Villanueva la responsable y desde su silenciosa tarea ha hecho un trabajo realmente fundamental. En ese sentido, como te digo, la mayor responsabilidad, es el ser capaz de representar de manera justa a todos los profesionales silenciosos que detrás del conservador de museos hacen su tarea.
P: ¿Qué consideras que es lo más bonito de tu trabajo?
R: Pues te diría que el ver cómo exponer una nueva obra restaurada o una nueva adquisición en sala o simplemente una obra desde mucho tiempo presente en el museo pero explicada de otra manera puede causar emoción, felicidad, puede suscitarte alguna manera de momentos de gran deleite a las personas que nos visitan.
P: ¿Y algo que nadie se espera de tu trabajo?
R: Es muy buena pregunta y me cuesta un poco darte la respuesta, pero fíjate te diría que tal vez una cierta labor que podríamos llamar “filantrópica” por parte del conservador de museo, es decir, pues en algunos contextos intervenir o mediar para que el patrimonio histórico-artístico español pues sea mejor valorado aun cuando no pertenece al Museo del Prado o ni siquiera nosotros tenemos posibilidad o interés en su adquisición. En este caso te diría pues que ciertas mediaciones con comunidades religiosas, especialmente conventos femeninos de clausura, suele ser muy gratificante y muy productivo para ambas partes en tanto que podemos a veces informar a estas comunidades del valor de ciertas obras que tienen e incluso hacer la mediación con las instituciones públicas como el Instituto de Patrimonio Cultural de España para que comiencen a ser restauradas o para que reciban una ayuda en su puesta en valor.
P: Son muchas las líneas de investigación que has acotado, ¿cuál considerarías que ha sido la que más te ha aportado como investigador?
R: Ha sido sin duda la que inicié con mi tesis doctoral de estudiar las relaciones artísticas de España e Italia en el siglo XVII. Primero lo focalicé en la ciudad de Bolonia, donde nació Guido Reni y a cuya cultura pertenece, y sucesivamente lo expandí a la Roma de esa misma etapa. Y fíjate pues las derivaciones de esos estudios han sido fundamentales para mí, entre otras la más importante, pues que gracias a ese currículum investigador el Museo del Prado me tuvo en cuenta y me seleccionó en este proceso de oposición para convertirme en conservador de la casa, y de hecho pues la propia exposición de Guido Reni se basa en esta línea de trabajo.
P: ¿Y como aficionado al arte?
R: Durante la etapa en la que fui profesor en la Universidad de Granda tuve por necesidades departamentales que asumir la docencia de la asignatura “Historia de las artes decorativas”. Es un campo en el que me fui formando para impartir correctamente esta asignatura, y que también me suscitó curiosidad para comenzar a coleccionar pequeños objetos que compraba en anticuarios o en rastros relacionados con la propia historia del arte decorativa, y al final esta formación pues me ha ayudado bastante también para conocer ciertos aspectos de la historia de la pintura, de la época renacentista y barroca, como pueden ser tejidos, mobiliarios, indumentaria, joyas representadas, y bueno, pues no deja de ser una afición que se ha convertido luego también en una herramienta de cierta relevancia.
P: Una virtud que destacarías de tu trabajo como comisario y algo que te gustaría mejorar en el futuro.
R: Más conocimiento técnico de todo lo que es el mundo de la logística de las exposiciones. Me falta por saber más de lo que son las licitaciones, los contratos, los seguros, la valoración económica. Toda esta parte técnica la he ido descubriendo a raíz de la exposición Guido Reni, antes conocía la teoría, esto ha sido mi primera experiencia práctica de gran nivel, pero soy consciente que he de conocerlo mejor y he de desarrollar mayor capacidad de gestión en ese sentido.
David García Cueto sería capaz de llenar todas estas páginas de palabras directas a su amor por el arte, pero cualquiera de las obras colgadas en las paredes de las salas A y B del edificio Jerónimos del Museo del Prado sería capaz de demostrarlo.