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Halloween, ¿una celebración celta o una americanada?

Halloween se ha convertido en una de las fiestas más celebradas del año alrededor del mundo. Con más de 2.000 años de antigüedad, el verdadero origen de esta celebración se ha ido perdiendo en la memoria de la gente. Hoy recuperamos sus orígenes en homenaje a esta gran noche. 

La noche más terrorífica del año ha llegado y con ella la delgada línea que separa el mundo de los vivos y los muertos, la luz y la oscuridad, se desvanece… O eso creían los antiguos celtas.

Es por muchos conocido que la mayor parte de las celebraciones contemporáneas tienen un origen muy antiguo, en muchos casos, pagano. Halloween no es menos. La verdadera creación de Halloween no proviene del tradicional All Hallows’ Eve americano, sino que nació en la Irlanda celta hace ya más de 2.000 años bajo el nombre de Samhain.

El calendario celta

El nombre de Samhain, de acuerdo con la etimología popular, significa “el fin del verano”, ya que estaría compuesto por las palabras “sam” (verano) y “fuin” (fin) del irlandés antiguo. Si bien es cierto que este punto es debatido por algunos expertos, sabemos que la celebración de esta fiesta indicaba el final de la época de cosecha. Este acontecimiento marcaba además el fin de la mitad luminosa del año y el inicio de la mitad más oscura.

El año celta | Fuente: Freepik

Para los celtas el año se dividía en estas dos mitades, no en ciclos de rotaciones planetarias por lo que para ellos esta festividad representaba una especie de año nuevo. Además, de acuerdo con el calendario celta, los días no comenzaban a media noche sino que se iniciaban con la puesta de sol por lo que la festividad de Samhain comprendía desde el atardecer del día 31 de octubre hasta el atardecer del día siguiente. Así, se incrementaba la sensación de punto de inflexión y cambio de la celebración.

La iglesia católica se rebela

A pesar de el moderno rechazo por la iglesia hacia Halloween, el Samahin es, en origen, una celebración religiosa. Durante esta noche regalos y sacrificios se hacían a los dioses ya que se creía que durante las cuatro festividades más grandes del calendario celta (Samhain, Imbolc, Beltane y Lughnasadh) estos se acercaban a la tierra. No fue hasta el año 615 cuando esta festividad fue añadida al calendario cristiano por el papa Bonifacio IV, quien estableció el día de Todos los Santos el 13 de mayo para honrar a todas las personas que nos habían precedido en la fé. En el 741, el papa Gregorio III cambió la fecha al 1 de noviembre para intentar disminuir el impacto de la fiesta pagana y reemplazarla por la celebración cristiana. Como comprobaremos, la celebración moderna del Halloween se parece bastante más a la celebración celta que a la católica por lo que podemos deducir este cambio no fue muy exitoso entre el pueblo irlandés.

La última cena… O no

El choque entre el mundo de los dioses y el mundo de los mortales no paraba ahí sino que durante el Samhain el mundo de los muertos abría sus puertas, ocasión digna de celebrar en memoria de los allegados fallecidos. De esta manera es que todas las casas celebraban un gran festín (cada cual ciñéndose a sus capacidades económicas) en el que los invitados de honor eran los muertos. Puertas y ventanas eran abiertas para que los espíritus pudieran acudir al banquete y una tarta especial era cocinada para su consumo exclusivo. En caso de que algún mortal tocara dicha tarta tras su muerte estaría condenado a convertirse en un espíritu hambriento teniendo prohibida la participación en el festín de Samhain para toda la eternidad.

Cementerio celta | Fuente: Pixabay

Escóndete que vienen

Otra de las tradiciones más conocidas de Halloween son los disfraces. Llevar disfraces también fue una invención druida, ya que se creía que la barrera entre los vivos y los muertos se difuminaba al máximo durante la noche de Samhain, y que los espíritus malignos intentarían recolectar tantas almas cómo fuera posible. Es por eso que para confundirlos, la gente se disfrazaba para aparentar pertenecer al mundo de las ánimas y así evitar ser arrastrados al mundo de los espíritus.

Por último, las calabazas talladas, conocidas en el mundo anglosajón como “Jack-O-Lanterns”, provienen de la historia de Jack, un herrero que en el siglo XVIII fue denegado la entrada al cielo debido a su carácter ruin y arisco. Tan malo era Jack que intentó ir al infierno pero, ¡Lucifer tampoco lo quería! El espíritu de Jack fue condenado a vagar por la tierra durante toda la eternidad. La única concesión hecha por el diablo a Jack fue darle brasas de carbón todavía encendidas para iluminar su camino. Jack decidió introducirlas en un nabo tallado para no quemarse al transportarlas. Desde entonces nabos son tallados en Irlanda en conmemoración a Jack y su condena. Con la emigración masiva de Irlandeses a los Estados Unidos durante el siglo XIX esta tradición cruzó el Atlántico y se continuó practicando, pero debido a la escasez de nabos y a la abundancia de calabazas estas tomaron el relevo y se convirtieron el icono de Halloween que conocemos.

Jack o’ Lanterns | Fuente: Pixabay

Los orígenes de Halloween son antiguos y apelan no solo a los ancestros irlandeses, sino también a las tradiciones de la mayor parte de las naciones celtas. A día de hoy podemos decir que Halloween es una celebración casi universal y que forma parte de la cultura de decenas de países alrededor del mundo. La pregunta que queda por resolver es… Ahora que ya sabes de donde viene y cómo se celebraba Halloween originalmente ¿Vas a elegir una celebración tradicional o moderna para esta noche?

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