Desde el 11 de julio, Bad Bunny, ha logrado hacer sold out en los 31 conciertos que se han celebrado en el Choliseo. Con esta residencia, ha puesto a su Puerto Rico natal como un verdadero epicentro cultural, económico y turístico
A principios de 2025, concretamente el 5 de enero, Benito Martínez Ocasio, conocido muldialmente como Bad Bunny, lanzó un nuevo álbum, DeBÍ TiRAR MáS FOToS (DtMF), que pronto se convirtió en el más escuchado de las principales plataformas de streaming como Spotify o Apple Music.
Poco después, el artista anunció una residencia de 21 conciertos en San Juan (Puerto Rico), que terminaría ampliándose a treinta y uno entre el 11 de julio y el 14 de septiembre. En solo cuatro horas, agotó los 400.000 boletos de No me quiero ir de aquí, lo que ha supuesto, según un estudio de Discover Puerto Rico, cerca de 200 millones de dólares en la economía de la isla.

La ocupación hotelera se disparó hasta el 70%
El fenómeno va mucho más allá de la música: toda la economía local se ha visto favorecida, especialmente en sectores como hoteles y casas vacacionales, transporte, gastronomía, souvenirs e incluso clases de salsa.
Aunque las primeras diez actuaciones estuvieron reservadas a los residentes locales, cerca de 200.000 visitantes aterrizaron en la isla. Esto ha aumentado el impacto económico y cultural del evento. El efecto en el turismo fue evidente: entre julio y septiembre se registraron más de 48.000 noches de hotel. Algo curioso si se tiene en cuenta que suele ser una época con baja actividad turística por la temporada de huracanes. Solo a través de la plataforma Vibee se contabilizaron 37.000 reservas, lo que disparó la ocupación hotelera en un 70% durante julio y agosto, y en un 20% en septiembre frente al año 2024.
Precisamente, la decisión de Bad Bunny de no llevar su residencia a Estados Unidos se convirtió en otro motor. Para los 5,8 millones de puertorriqueños que viven en la diáspora, cada concierto fue una excusa para regresar a casa. Ese retorno se reflejó también en las cifras: los vuelos desde Estados Unidos se han disparado un 7%.
Se recaudaron más de 3,1 millones de dólares en impuestos
VISA, patrocinador oficial de la residencia, reveló que durante los tres primeros fines de semana de conciertos las transacciones crecieron un 25%. Asimismo, según la economista Indira Luciano Montalvo, solo en impuestos indirectos los conciertos generaron más de 3,1 millones de dólares.
Además, muchos fans aprovechan el viaje para recorrer Vega Baja, ciudad natal de Bad Bunny, visitar el supermercado donde trabajó en su juventud, su antigua escuela o conocer los murales dedicados al artista.
El impacto de la residencia no solo se debe medir en millones de dólares, sino también en la revitalización de la identidad cultural. Y es que, cada noche en el Choliseo los asistentes pudieron disfrutar de artesanías, dulces típicos o camisetas con símbolos culturales. También pudieron comprar las zapatillas Adidas Gazelle diseñadas por el propio artista, que se venden a 140 dólares y pueden alcanzar hasta 1.000 en la reventa.

El impacto de este artista, va más allá de lo musical y de lo económico. Su álbum DeBÍ TiRAR MáS FOToS, se ha convertido en una extensión del compromiso político y del amor por su isla que siempre ha caracterizado a Bad Bunny.

