Outer Wilds es uno de los juegos indies más populares de la década pasada, cumpliendo hoy 6 años desde su lanzamiento en 2019, así que qué mejor forma de celebrarlo que con un análisis de este maravilloso juego de Mobius Digital.

El camino a seguir
A los 22 minutos de comenzar la partida, el sistema solar en el que nos encontramos será erradicado por la explosión de la misma estrella que le da vida. Sin embargo, en vez de morir a la vez que el universo, nuestro personaje se vuelve a despertar junto a la hoguera en su planeta natal, igual que al comienzo del juego, gracias a que antes de utilizar la nave, entramos en contacto con una estatua vieja. Como miembro de los Outer Wilds Ventures, trataremos de buscar una solución al problema, cómo evitar la explosión del Sol, o indagando en distintas formas en las que podemos evitar despertarnos nuevamente y así escapar del bucle.

A lo largo del juego, nuestra principal forma de obtener conocimiento acerca de los planetas del sistema y de las posibles formas de cumplir nuestra misión será visitar las edificaciones de los Nomai, antiguos residentes del sistema solar. En estas ruinas podemos encontrar grabadas una gran cantidad de conversaciones entre científicos e investigadores, con las cuales podemos entender mejor todo lo relacionado con el sistema solar y el universo.
El conocimiento de generaciones pasadas
Toda la tecnología que rodea a los Nomai es cuanto menos fascinante. Encontramos ruinas de ciudades enteras, afectadas gravemente por el tiempo, con casas derruidas que hacen a su vez de las tumbas de toda una civilización. Hay áreas de investigación, como el laboratorio donde experimentaban con el funcionamiento de los agujeros o los observatorios que nos ayudan a localizar distintos puntos del sistema, en los cuales ganamos un entendimiento del universo de Outer Wilds en cuestión de segundos gracias a las generaciones pasadas que trabajaron arduamente para ello.
Es en uno de estos puntos de conversación que encontramos la incertidumbre que ocasionó en los Nomai un extraño satélite que parecía aparecer y desaparecer en las órbitas de todos los planetas, una misteriosa Luna Cuántica. Los Nomai podían teorizar acerca de esta Luna gracias a sus investigaciones que rodeaban la naturaleza de los objetos cuánticos, objetos que una vez dejas de mirarlos, desaparecen. Es así que el jugador, simplemente visitando ruinas en distintos planetas, puede llegar a conocer cómo funciona la Luna Cuántica sin siquiera haberla visto. Una vez entendida la naturaleza de lo cuántico, el siguiente misterio de los Nomai nos dirige hacia algo aún más desconcertante: el Ojo del Universo.
El Ojo del Universo es otra de las incógnitas que los Nomai investigaban. En algunos observatorios, al seleccionar este extraño símbolo, el mecanismo parecerá volverse loco, ya que no es capaz de localizarlo en ninguna parte. Este malfuncionamiento se debe a que el Ojo es un objeto más antiguo que el universo mismo, algo que está más allá, y al que únicamente podemos llegar, si utilizamos la Luna Cuántica a nuestro favor para viajar hasta él.
¿Cuál es el camino a seguir?
A lo largo de todo el juego hemos estado avanzando, ya sea ganando conocimiento en las ruinas Nomai, investigando acerca del funcionamiento del universo o simplemente recorriendo los diversos planetas del sistema solar. Sin embargo, a pesar de contar con el conocimiento de toda una civilización con gran avance científico, es más que probable que durante varios bucles temporales nos sintamos perdidos. Por lo general, habrá veces que no sepamos bien a dónde ir, o qué hacer a continuación, momentos en los que, lo que pensábamos que sería un gran descubrimiento, abre más incógnitas de las que ya había. En esos momentos, ¿qué se hace?

Es fácil cegarse por la desesperación, sentir que no somos capaces de encontrar una solución, a fin de cuentas, somos solo un explorador, ¿cómo podemos marcar una diferencia y acabar con el bucle?
Es entonces, cuando la visión a gran escala del universo nos muestra lo cruda y oscura que es la realidad, cuando centrarnos en las cosas pequeñas de la vida nos muestra el camino que seguir para avanzar. Retroceder paso a paso en nuestro camino, repasar nuestros descubrimientos, volver a hablar con todos los miembros de los Outer Wilds Ventures que nos hemos encontrado en cada planeta, todo eso nos puede ayudar a sentirnos de vuelta en el camino, y así seguir avanzando.
Fin del camino
Llegamos al Ojo del Universo, después de tanto tiempo viajando por el espacio con el Ojo como objetivo, y, en un abrir y cerrar de ojos, nos encontramos en un lugar que se asimila a un bosque. En este bosque podemos buscar a todas las personas con las que nos encontramos a lo largo de la aventura. Uno a uno vamos reuniendo a los Outer Wilds Ventures alrededor de una fogata, donde podemos asar malvaviscos mientras escuchamos a nuestros compañeros de viaje tocar una hermosa melodía que nos ha permitido encontrarles.
Al hablar finalmente con Solanum, la Nomai que nos ha ayudado a entender algo de la historia de la civilización la Luna Cuántica cuando esta orbita al Ojo, esta nos explica que lo que sucederá a continuación, es el fin definitivo del universo, y con ello, la creación de un nuevo universo, uno donde ninguno de los allí presentes existiréis.

Se siente extraño, tanto tiempo viajando y explorando por el sistema solar, es triste decirle adiós para siempre, pero es el paso final del camino. Decir adiós, dejar ir, es el culmen del camino hacia adelante que hemos seguido a lo largo de todo el juego. A fin de cuentas, dejar ir sigue siendo avanzar.
Outer Wilds es una historia donde seguir avanzando es más que el camino, es el objetivo principal. No rendirse, afrontar las dificultades que se nos presentan a lo largo de la aventura, todo eso es algo que vivimos, no solo vagando por el espacio, pero también vagando diariamente por la vida.

