Barça e Inter decidirán en la vuelta quién será finalista tras un intenso 3-3
Montjuic ha sido el escenario del primero de los dos enfrentamientos de una semifinal titánica entre dos equipos de autor que hace honor a la Champions League. Un lamine totalmente desatado ha llevado en volandas a un Barcelona que demuestra su capacidad de reacción por enésima vez tras verse contra las cuerdas.
El mundo del fútbol estaba pendiente de un partido muy llamativo a la par que decisivo, la ida de las semifinales entre Barça e Inter, dos equipos que representan dos ideas de juego muy distintas entre sí, pero con una vistosidad y conocimiento táctico asombroso. El fútbol ofensivo y vistoso de Hansi Flick y el orden y oportunismo de Inzaghi, dos estilos contrapuestos, han brindado una noche futbolística que pasará a la historia. Con el empate, los dos equipos tendrán que finiquitar la eliminatoria en Italia, en un partido que, desde ya, se espera trepidante.
Un Inter eficaz ponía contra las cuerdas a los de Flick
No se había llegado ni siquiera al minuto de partido cuando el Inter consiguió desdibujar la defensa azulgrana con un centro de Dumfries que Thuram, el que era duda para el encuentro, envió a la jaula con un taconazo sensacional. 0-1, el Barça no podía comenzar peor.
Poco a poco, el conjunto culé se fue soltando, y empezaba a encadenar posesiones que ponían en peligro a los nerazzurri, con dos ocasiones de Ferran que se fueron muy cerquita del palo. Pero cuando parecía que podía llegar el empate, otra llegada aislada del Inter golpeaba el mentón blaugrana y lo hizo tambalear seriamente. Esta vez, Dumfries, el hombre más destacado de los interistas, con un remate acrobático tras una disputa en un saque de esquina. Minuto 21, 0-2.
El Barça veía que la eliminatoria se le iba, que se despedía de la Champions en una situación delicadísima, quizá, si se tratase de otro Barça, uno no muy lejano, esto podría haber sido así, pero no, este equipo es distinto, este equipo cree, aplica y ejecuta, y así fue.
Lamine se rebela en el momento clave
Quién lo diría, que cuando las papas quemasen, iba a ser un chaval de 17 años, en su partido 100 con esta camiseta, (sí, 17 años y 100 partidos a sus espaldas) el que llevase en volandas a todo un FC Barcelona. Cuando el equipo más lo necesitaba, Lamine bajó al barro, se puso el mono y tiró del carro como solo uno solía hacer, y sí, es el que todos pensamos, como Leo Messi.
Tan solo tres minutos después del segundo del Inter, Lamine Yamal recogió un balón en el costado derecho y enfiló portería, encaró a Mkhitaryan, lo dribló y entre una marabunta de piernas, abrió el interior de su bota izquierda para ponerla en el palo largo y provocar la estatua de Sommer. 1-2, Montjuic creía, Lamine aparecía.
El de Mataró era un ciclón, todo lo que tocaba lo convertía en magia, y justo después de marcar, volvió a levantar al estadio con un disparo al larguero. El Barça creía y empujaba a un Inter que no era capaz de salir de su campo. Tras varios intentos de Dani Olmo, que repelió el meta suizo, el Barcelona empató en una bonita acción colectiva en la que Pedri buscó con un balón aéreo a un Raphinha que le dejó en bandeja a Ferrán que no desaprovechó el caramelo. Ahora sí, los de Hansi igualaban el partido, aunque merecieron más en los primeros 45 minutos.
Las lesiones hicieron mella en ambos conjuntos y obligaron a dos jugadores clave a abandonar el partido, Koundé, dando entrada a Eric en el Barça y Lautaro, que aguantó hasta el descanso por el lado italiano.
Inzaghi metió mano y cambió al Inter
Ya en la segunda mitad, los entrenadores movieron el banquillo, Araujo entró por Gerard Martín y Taremi por Lautaro. El técnico italiano varió el plan, y con la entrada de Taremi desactivó mejor la presión del Barcelona. El plan estaba claro, buscar al 9 en largo para superar fácil la presión, que descargase de cara a los medios y que estos lanzaran a la espalda de los laterales culés, Eric e Íñigo. El plan estaba haciendo más daño así.
Aunque fue de nuevo en otro córner cuando el Inter se volvió a adelantar, y otra vez con el carrilero Dumfries como protagonista, que se impuso a Dani Olmo por arriba y batió a un Szczesny que no tuvo su mejor partido. Minuto 64, 2-3.
El Barça que se sobrepone a todo
Y es en este punto donde se formula la siguiente pregunta: ¿Cuántos golpes bastan para tumbar a este Barça? Nadie sabe la respuesta. Y es que Flick ha creado un equipo con una mentalidad de hierro, que confía en el plan de juego pase lo que pase, le golpeen lo que le golpeen, y eso es de lo más complejo que se puede conseguir en un equipo. Ya se vio contra el Atleti, Madrid, Celta o Benfica, este Barcelona no se rinde, y aquí tampoco iba a ser menos.
En el minuto siguiente, un córner raso a la frontal que dejó pasar Lamine, le llegó a Raphinha que la reventó en el larguero, y toda la suerte que le faltó en la primera parte, le volvió en forma de toque en la espalda de Sommer para que la pelota entrase en la puerta. Minuto 65, 3-3, el Barça volvía a responder.
A partir de aquí el Inter creció e inquietó, con un gol anulado por un justo fuera de juego, la defensa adelantada del Barça, que con el paso de los minutos y la inercia de jugar en casa, terminó apretando y embotellando al Inter en su área. Lamine pudo haber decantado el partido con un remate rocambolesco que se fue envenenando para toparse con el travesaño.
Al final se queda todo abierto para la vuelta en Italia, en un Giuseppe Meazza que será una nueva prueba de fuego para un Barça que seguramente cuente con Balde y Lewandowski y que ha sacado un resultado agridulce en la ida.
