El avance de la inteligencia artificial ha dado lugar a crear la primera máquina capaz de crear perfumes personalizados
Con el rápido crecimiento de las nuevas tecnologías, y en concreto, de la inteligencia artificial, muchos de los sectores que hoy conocemos han cambiado, sin ser el sector de la belleza y cosmética ajeno a esta transformación. Este avance ha permitido desarrollar productos de alto valor de manera precisa, eficiente y personalizada para cada consumidor
Un claro ejemplo de esta transformación es XIA Perfumes, una perfumería ubicada en San Sebastián de los Reyes, Madrid. En ella cualquier consumidor puede crear su propio aroma a través de inteligencia artificial. Esta tienda hace que el proceso creativo sea una experiencia única y personalizada.
¿Cómo funciona?
La tienda cuenta con un asistente virtual basado en inteligencia artificial, y diseñado para conocer al usuario a través de una serie de preguntas. El proceso es breve. Comienza con un pequeño cuestionario que el cliente completa en una pantalla interactiva. A través de preguntas sobre gustos olfativos, emociones, y preferencias, el sistema recopila información clave con la ayuda de ciertos algoritmos. A partir de esos datos, la IA analiza posibles combinaciones entre los diferentes ingredientes y genera una fórmula exclusiva para cada persona.
Una vez acabado este proceso de análisis, llega la ejecución. Un brazo robótico situado en el centro de la tienda mezcla las distintas bases aromáticas de su alcance para unirlas en un frasco, creando este producto único y listo para consumir.
¿Qué puede aportar la IA al sector de la perfumería?
La integración de la inteligencia artificial en el mundo de la perfumería representa uno de los avances más recientes y prometedores de las nuevas tecnologías. Gracias a esta innovación, las máquinas son capaces de identificar en un tiempo récord las necesidades y preferencias de cada cliente, optimizando así el proceso de creación, tanto en tiempo como en precisión.

Además de personalizar perfumes de forma eficaz, también podría anticiparse a futuras modas y tendencias. Su capacidad de analizar grandes volúmenes de datos le permite detectar patrones de consumo, cambios en el mercado, o incluso diferentes combinaciones novedosas de ingredientes. Esta habilidad no solo facilita la innovación en el sector, sino que también abre la puerta a fórmulas originales y poco convencionales.
Incluso, la inteligencia artificial podría llegar contribuir en la producción de fragancias de una forma más sostenible, ya que ayuda a disminuir el consumo de recursos y generar la menor cantidad de residuos posible. Esto sucedería al precisar mejor las cantidades necesarias y evitar producir productos de prueba. Todo ello reduciría el coste de producción y lo convertiría en una práctica mucho más sostenible.
No obstante, muchos de los perfumistas defienden que la creatividad y el arte siguen siendo algo insustituible por las máquinas. Consideran que estos avances deberían de verse como herramientas complementarias, capaces de enriquecer el proceso. Sin embargo, no deben reemplazar ni la intuición, ni la experiencia humana que han caracterizado desde sus inicios al arte de la perfumería.

