El comunicador publica Atlas de lugares extraordinarios, una enciclopedia sobre viajes y arquitectura para los más pequeños
Un contador de historias se caracteriza por encontrar en cualquier esquina un detalle, una anécdota con la que deleitar a sus interlocutores. Se fija en lo que pasa desapercibido para el resto. Todo es susceptible de ser contado. No tiene miedo de cruzarse con datos y convertirlos en un relato que nos haga escucharle con las orejas y los ojos bien abiertos.
Esto le sucede a Pedro Torrijos (Madrid, 1975), arquitecto y músico de formación, pero comunicador de vocación. Cuentacuentos en El País, Yorokobu y Jot Down, también se pueden escuchar sus historias en el podcast Territorios improbables y en Gente despierta de RNE. Un lugar improbable que, sin duda, ha tenido gran significado en la carrera de Torrijos es la red social Twitter, donde acumula 232.000 seguidores gracias a los hilos de la Brasa Torrijos. Finalmente, su faceta como escritor se materializó con la llegada a las librerías de Territorios Improbables (Kailas, 2021), una suerte de guía a través de las diferentes historias que atraviesan pueblos y ciudades con la arquitectura como excusa.
Torrijos prepara la mochila, se calza un sombrero de explorador y nos invita a descubrir el mundo de la mano de la ilustradora Laufer en el Atlas de lugares extraordinarios (Beascoa, 2022), una enciclopedia para niños que espera despertar en ellos el interés por la arquitectura y, sobre todo, por las historias que hay detrás. “Hay tantas historias como oyentes”, dice Torrijos. Su primera novela de ficción está de camino para ser escuchada por todo aquel que desee disfrutar de la imaginación de este juglar del siglo XXI.

Pregunta: Es muy bueno para futuras generaciones tener este tipo de libros que aportan un conocimiento en la infancia y hacen que se puedan interesar por mirar a su alrededor. Ya no solo generarles un interés en un campo como la arquitectura, sino que también puedan aprender a mirar hacia arriba.
Respuesta: Al final se trata de despertar la curiosidad en las niñas y los niños que lean esto. Sobre todo se trata de eso, de conservar ese espíritu de mirar hacia arriba, de tener los ojos abiertos y mirar hacia arriba.
P: La labor divulgativa consiste en acercar lo más complejo de tu disciplina a todos los públicos, a quienes no entendemos tanto de arquitectura.
R: No soy muy fan del concepto divulgar. No estoy en contra, pero la palabra divulgar tiene que ver con coger algo elevado y llevarlo al vulgo, y eso es algo que siempre me ha dado reparo usar. Me gusta más la palabra comunicador, si me apuras hasta entretenedor. Lo que me gusta es que la gente se divierta, se lo pase bien. No he venido a este mundo para enseñar a la gente. Además, la palabra comunicar viene de comunidad, tienen el mismo lexema, y es un poco lo que me gusta pensar. No tengo claro que mi objetivo sea tanto hacer que conceptos complejos lleguen a mentes simples porque no creo en eso, sino más bien que la gente se divierta; y si aprende algo y se divierte, perfecto, y si no, pues también.
P: Le veo como un comunicador multidisciplinar. ¿Se considera comunicador por encima de arquitecto o músico?
R: Sí. Yo hace tiempo que me considero comunicador. Lo que ocurre es que es como todo. ¿Se es menos arquitecto por no dedicarte a construir sino a comunicar arquitectura? Pues no lo sé. Los arquitectos no me consideran un arquitecto de verdad, los periodistas no me consideran un periodista de verdad y los escritores no me consideran un escritor de verdad. Por un lado está la titulitis, eso pasa siempre. Si no has estudiado arquitectura no eres arquitecto. Bueno, a ver, a lo mejor si no he estudiado arquitectura lo que no puedo es firmar los planos de una vivienda, porque yo tengo que asumir una responsabilidad de que eso va a funcionar, que no se va a caer, lo entiendo. Pero ser arquitecto es otra cosa, y me vale para ser periodista, para ejercer el periodismo.
P: ¿Cuál es su historia favorita del Atlas de lugares extraordinarios?
R: Es difícil. Me gusta poner el ejemplo de la Fundación Ford porque es un edificio muy bonito. Está en una ciudad muy famosa y es muy desconocido por la gente que va a Nueva York y que vive en Nueva York. Es una historia muy curiosa. Un edificio con acceso público pagado por una fundación privada en una ciudad donde, además, lo público es algo casi desconocido.
P: Es muy interesante la posibilidad que plantea el atlas de viajar al continente que uno desea sin seguir una guía, con historias independientes.
R: La idea no es hacer una guía de viaje. Realmente sí me gustaría hacer una guía de viaje, pero totalmente distinta a lo que es una guía de viaje convencional. Es uno de los productos que en un futuro me gustaría abordar.
P: ¿Dónde se siente más cómodo, en los medios tradicionales o en redes sociales?
R: No lo sé. No lo sé con exactitud. Esto me lo han preguntado varias veces. En último caso, no tengo respuesta. No hay un sitio donde esté más o menos cómodo. Es cierto que Twitter es mi alma máter y tiene una capacidad de narrativas que no tiene casi ninguna otra red social. Te permite contar la historia en directo, con una preparación relativamente leve. Realmente no tengo una respuesta, mientras haya gente que me quiera escuchar estoy contento.